A Elisa Facio (61) le gustan las matemáticas. Siempre le gustaron mucho las matemáticas. Para ella hacer los ejercicios de esta materia en la escuela y el liceo era como un juego, como hacer un puzzle. De ese gusto que se convirtió en pasión, surgió una profesional; luego una emprendedora; después una directiva de empresa; más adelante una ministra de Industria, Energía y Minería; y hoy, la presidente de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa ACDE. En una fría —pero soleada— tarde de julio, Facio recibió al equipo de Entre Todos en la sede de la asociación para hablar de su familia, de su profesión, de su fe, y de qué significa ser un empresario cristiano en la actualidad.
En la casa de la familia Facio Algorta las matemáticas no eran una pesadilla, al revés: eran compañeras de viaje. El padre de Elisa Facio era arquitecto, y más adelante también lo serían su hermano mayor y una de sus hermanas menores. La menor de los cuatro, a la que Elisa describe como crack, padece síndrome de Down, lo que no impidió que ganara unas olimpiadas. Su madre administraba la empresa familiar.
Cuando llegó el momento de decidir el rumbo profesional a seguir, durante el bachillerato, Elisa Facio le dio una oportunidad a la ingeniería. Una decisión que finalmente agradecería. “La verdad que me gustó mucho y me fue muy bien. Yo iba al Juan XXIII y en ese tiempo ya se hablaba mucho del propósito y lo que uno iba a hacer con su vida, cómo iba a servir a la sociedad. Entonces, si yo tenía ese talento en algo que a otros les resultaba difícil a mi me resultaba más fácil, tenía una responsabilidad en tomar ese camino», recuerda.
Pero no solo las matemáticas le vienen de familia; también la fe. Su madre tenía nueve hermanos, de los cuales dos eran sacerdotes: Juan Algorta , salesiano, y Eduardo Algorta, del Opus Dei, que falleció en 2019.
La familia que Elisa formó con Fernando —con quien lleva veinticinco años de matrimonio— tiene cinco hijos y seis nietos.
Nace una emprendedora
Facio comenzó a trabajar como programadora para el Banco Central y formó con dos colegas —también ingenieros— una empresa de desarrollo de sistemas para clientes. Siempre pensó que el mundo empresarial —o el desempeño independiente de la profesión— le daría más posibilidades de innovar, de aprender. “Porque, asevera, no tenés techo. Obviamente que tenés que trabajar más, porque uno es su propio jefe”.
Después empezó a trabajar para Anda, como externa, mientras realizaba tareas para otros clientes. Sin embargo, ese trabajo la fue entusiasmando y permaneció varios años allí. Esa fue su experiencia en el mundo corporativo. “Siempre me pareció que la empresa, el emprendedor, el que hace, el que arriesga y construye algo al servicio de la sociedad, es muy valioso”, sostiene.
Trabajo con propósito
Cuando se le pregunta por la conexión entre el mundo del emprendedurismo y la fe, la actual presidente de ACDE rememora los tiempos de la casa materna, pero también la coyuntura presente: “Yo aprendí de muy chica, especialmente con mi tío Juan, más cercano a mis padres, que uno tiene muchas maneras de servir a Dios, de hacer su trabajo para Dios. Y una de las maneras —así como la vocación religiosa o matrimonial—, es la vocación empresarial. Entonces creo, parafraseando el papa Francisco, que la vocación empresarial es muy noble, porque en esa profesión está la exigencia de preocuparse por los colaboradores, de preocuparse de que la empresa prospere, de que junto con la empresa prospere todo el ecosistema que la rodea: clientes, proveedores, trabajadores. El mundo empresarial tiene mucho de crecimiento, de desarrollo, de construcción. Eso también me entusiasmó en el Ministerio de Industria”.
Si bien Facio entiende que hoy no es la imagen que prevalece sobre el empresariado en muchos lugares del mundo, entiende que hay que trabajar para que la opinión cambie. “Yo creo que es muy injusta la imagen que hay sobre los empresarios, porque la gente que siempre tuvo un empleo ni se imagina la cosas que pasa una persona que crea desde cero una empresa, que tiene que consolidarla, y aún consolidada, debe tomar el riesgo de que aparezca un competidor, o que el producto o servicio caiga en desuso (por factores tecnológicos, sociales o económicos). Quien tiene un empleo asegurado ni siquiera se da cuenta de todo lo que el empresario pone en su labor”, afirma.
Tiempo de ACDE
Desde su trabajo en ANDA, Elisa Facio siempre estuvo interesada por el trabajo de ACDE y cuando comenzó a tener cargos directivos empezó a participar de distintas instancias de la asociación. Le hacía mucho sentido traer la fe al trabajo y vivir los valores cristianos en la empresa.
Cuando ya ejercía la presidencia de ANDA, se formó una nueva directiva en ACDE —que iba a presidir Guillermo Garrone— de la que fue invitada a formar parte. Luego, cuando Rosario González Stewart tomó la presidencia de la asociación, Facio formó parte del comité ejecutivo y su compromiso creció aún más.
Pero en la segunda mitad de 2023 llegó la designación como ministra de Industria, Energía y Minería, y allí las prioridades se hicieron nacionales.
En noviembre pasado, cuando se conoció el nuevo gobierno, y que desde marzo ya no tendría la responsabilidad ministerial, Marcelo Scavuzzo —presidente de ACDE hasta abril de este año— le hizo la propuesta para presidir la asociación empresarial durante el bienio 2025-2027.
Para la actual presidente, lo más importante es el propósito de ACDE desde su fundación: ser una asociación que trabaja para que las empresas se desarrollen y mejoren, siempre teniendo a la persona en el centro, y defendiendo la dignidad humana y el bien común. También destaca diferentes ámbitos y propuestas que la asociación brinda para impulsar y orientar el liderazgo con propósito y ética en cada empresa. Por un lado, los Grupos de Reflexión Empresarial (GREM), en los que se comparten líneas de pensamiento, valores e inquietudes entre pares que enfrentan las mismas problemáticas. Estas tienen que ver con la gestión y la toma de decisiones en sus empresas desde el punto de vista ético y de los valores de la Doctrina Social de Iglesia. Estos grupos se forman de seis a diez empresarios y las reuniones se realizan una vez al mes.
También existen los Grupos de Apoyo al Desarrollo Empresarial (GADE), que impulsan el crecimiento de las empresas a través de juntas directivas quincenales, experiencias compartidas y la guía de empresarios Senior, que hacen el trabajo de facilitadores. El objetivo es que cada uno de los participantes alcance sus metas laborales o personales aportando su experiencia mutua al grupo.
Pero ACDE también tiene un trabajo social importante a través del proyecto Liberados, que busca la inclusión y restaurar la dignidad de aquellos que superaron una condena. Es una verdadera búsqueda de segundas oportunidades.
Liberados es un proyecto en el que ACDE trabaja en conjunto con el Ministerio del Interior, la DINALI y más de treinta empresas. “Se trabaja en concientización con los empresarios —para favorecer las oportunidades laborales—, pero también hay un grupo de voluntarios que trabajan y acompañan al liberado y a la persona en el último tramo de su reclusión”, explica Facio.
Otra educación
Para la presidente de ACDE, el espíritu emprendedor no se enseña académicamente, pero entiende que en la actualidad hay más conciencia del lugar del emprendedurismo y más oportunidades. “Los chicos trabajan mucho por proyectos, trabajan en áreas multidisciplinares, que un tema lo ven desde varios ángulos, desde varias materias, trabajan de manera más integral. Yo creo que eso ayuda mucho, porque la persona emprendedora es creativa, siempre busca hacer cosas, es inquieta, busca maneras de ayudar y de mejorar”, reflexiona.
Además, Facio entiende que el trabajar desde la educación en pensamiento computacional y pensamiento crítico son factores que ayudan al emprendedurismo. En cuanto a las áreas en las cuales se puede desarrollar el emprendedor concluye: “Yo soy muy defensora del intraemprendedor, del que dentro de una organización o corporación, emprende. Porque dentro de las organizaciones hay gente que hace solo lo que se le pide y punto, y otros que van más allá e innovan, buscan nuevos caminos, intenta servir a su trabajo y a la sociedad. Y esto puede darse en cualquier sector y en cualquier posición laboral”.

