En momentos de prueba, pérdida o cambio radical, María de los Ángeles, Estela y Lenis encontraron en esta devoción no solo consuelo, sino también un llamado a servir, evangelizar y construir comunidad.
María de los Ángeles se acercó a la Divina Misericordia en un momento muy difícil de su vida: cuando su madre estaba muy enferma. “En ese entonces, Dios me unió con Estela, una hermana en la fe, a través de Radio Oriental. Fue una bendición, porque gracias a ella, su esposo, y otra hermana carismática, logré salir adelante. Pero, sobre todo, gracias a Dios”.
Ella sufría y encontró un refugio espiritual en la parroquia Santa María de la Ayuda, en el Cerro, cuando el padre Juan Silveira era párroco de ahí. En ese momento empezó a integrarse más en la vida de la Iglesia. Cuando al sacerdote lo trasladaron al Santuario Nacional del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerrito de la Victoria, ella lo siguió y comenzó a ser catequista. Ya pasaron casi treinta años.

“La Misericordia de Dios siempre me ha sostenido, especialmente después de perder a toda mi familia, salvo dos primas. Una de ellas tiene dos hijos con el síndrome de Cornelia de Lange, una afección genética poco común que afecta el crecimiento y desarrollo. Gracias a la Misericordia de Dios, han ido mejorando”.
Hoy tiene sesenta y dos años y dice que su salud no es buena, pero que Dios le da fuerza para seguir adelante y los medios para encontrarse con Él. “Me ha dado mucha fe, y también el apoyo de amigos, hermanos en la fe, e incluso personas que no creen”. Este domingo asistió a la celebración no solo para pedir, sino también para agradecer.
Su anhelo es ver construido el santuario de la Divina Misericordia en el Cerro de Montevideo. “Los planos ya fueron aprobados, pero aún se necesitan fondos. Todo será cuando Dios lo disponga”.
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Estela tiene setenta y un años y está vinculada a la congregación claretiana, Hijos del Inmaculado Corazón de María, a través de la parroquia San Pancracio.
“Mi vínculo con la Divina Misericordia no fue algo que yo haya buscado directamente; fue ella quien me encontró y me puso en este camino”, dice. Todo comenzó con un cuadro de la Divina Misericordia que necesitaba ser trasladado. “Había un lugar que lo iba a recibir, pero finalmente terminó en otro sitio. En ese proceso, yo participaba en la Filiación Cordimariana de los Claretianos, y un día, hablando con otro fiel sobre ese cuadro, le comenté que había alguien que quería ponerlo en su comunidad. Él me dijo: ‘Te voy a comunicar con Estela, de la Obra de la Divina Misericordia’”.

Aquel hecho ocurrió hace unos seis o siete años. Así empezó este camino, pero remarca que no fue ella quien lo inició, sino que fue la Divina Misericordia en ella.
“Desde entonces no dejo de agradecer, porque siento profundamente cómo Dios conduce nuestras vidas. Es verdad lo de las llamas de la misericordia. Nosotros creemos con firmeza que Él es la Misericordia misma. Ese Hijo de Dios que vino a mostrarnos el verdadero rostro del Padre —el rostro del Amor— está presente en esa imagen que veneramos. Pero no es un simple cuadro al que miramos; es el amor celestial del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que se ha quedado con nosotros”.
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Lenis, de sesenta y nueve años, es venezolana, y hace cinco años que está en Uruguay. “Es un país hermoso que nos ha recibido con los brazos abiertos. Vine con una mano adelante y otra atrás, y lo hice agarrado de la mano de papá Dios y de la Virgen. Gracias a eso, hoy puedo decir que estamos caminando por un hermoso sendero de fe, esperanza y misericordia”.
Su devoción a la Divina Misericordia ya había comenzado en su país natal, en la parroquia Divino Niño, ubicada en el sector El Trigal en la Arquidiócesis de Barquisimeto. “Allí comenzó todo, un día en que Dios me llamó, o más bien, me enseñó a orar de verdad. Vengo de una familia católica, y gracias a Dios esa fe siempre me fortaleció”.

Cuando llegó a Uruguay, antes del comienzo de la pandemia, se integró a la pequeña obra de la Divina Misericordia. “Desde el principio sentí que este era mi lugar. Tenemos un profundo deseo de evangelizar, de predicar la Misericordia no solo con palabras, sino también con acciones concretas. Porque no basta con decir: hay que actuar, vivir el amor al prójimo, y esforzarse cada día por ser mejores, por llevar la palabra del Señor y honrarla con la vida”.
“Uno de nuestros grandes sueños es construir el santuario de la Divina Misericordia en el Cerro de Montevideo. Ya tenemos el terreno, en un lugar bellísimo, con una vista donde decimos que se ve la mano de Dios. Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance, y confiamos en que el Señor nos irá marcando los tiempos”, concluye Lenis.
Cambio de lugar para una fiesta que convoca a cientos
El pasado domingo 27 de abril, la celebración de la Divina Misericordia cambió de escenario. No se realizó —como en años anteriores— en la esquina de Filipinas y Holanda, en el Cerro de Montevideo, sino en el Santuario Nacional del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerrito de la Victoria.
El cambio no fue casual. Se enmarca en una decisión que busca unificar celebraciones importantes en torno al Sagrado Corazón de Jesús, especialmente en este año en que la Iglesia en Uruguay renovará su consagración nacional, tal como lo hizo el beato Jacinto Vera en 1875.
Ese acto de fe y entrega volverá a hacerse el 12 de junio, en el mismo santuario, durante el jubileo de los sacerdotes. También se repetirá en cada diócesis durante Corpus Christi, y en cada comunidad en torno a la solemnidad del Sagrado Corazón, el 27 de junio.
Por eso este año, la fiesta de la Misericordia se vivió en un nuevo lugar. No por abandono del anterior, sino como signo de comunión, de unidad y de esperanza compartida.
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3 Comments
Hermosos testimonios de amor, fé y confianza total en nuestro Señor
Muchas bendiciones llegarán por la Gracia y Gloria de Dios
Dios bendiga abundantemente y las fortalezca a las 3. Gracias por una Fiesta hermosa.
MUCHAS GRACIAS !!! VOLVI DEL SANTUARIO NACIONAL DEL SAGRADO CORAZON el Domingo 27 de Abril con el Corazon en Fuego!!!
Luego de La Coronilla y la Confesión me senti realmente perdonado y Unido al Señor. GRACIAS JESUS EN TI CONFIO!!!