Desde hace más de tres años trabaja en Radio Vaticana, que lo llevó a tratar en persona al papa Francisco, cubrir el cónclave en primera línea y a conocer a León XIV.
Sebastián Sansón pedía micrófonos como regalo de cumpleaños. Frente al espejo, hacía de cuenta que conducía un programa de televisión. En la escuela y en el liceo, era el que solía subir al escenario para leer en los actos o recitar poemas. Nunca le pesó hablar en público. Se creía un extrovertido.
Desde niño tuvo claro que quería dedicarse a la comunicación y al periodismo: “Veía que mi mayor pasión era conversar, conectar con la gente, hacer preguntas. Siempre he sido muy curioso. Eso se transformó en ganas de saber más: leer, investigar y contactar con más personas, lo que en nuestro ámbito uno aprende a llamar ‘fuentes’”.
Sansón —de veintisiete años, oriundo de Montevideo y licenciado en Comunicación por la Universidad de Montevideo— se mudó a Roma en enero de 2022 y desde entonces trabaja en Radio Vaticana – Vatican News.
Su trabajo consiste en cubrir y redactar noticias sobre cuatro ejes: papa, Vaticano, Iglesia y mundo. Esto incluye informar sobre el día a día del santo padre, las acciones de los dicasterios, realizar entrevistas en profundidad y abordar la coyuntura internacional desde una perspectiva católica.
Durante sus vacaciones en Montevideo, Sansón dialogó con Entre Todos. A continuación, un resumen de la entrevista.
¿Cómo surgió la idea de trasladarte hasta a Roma y sumarte a Vatican News?
Surgió por un contacto que había hecho con un periodista que trabaja en el Dicasterio [para la Comunicación]. En 2019, en mis redes sociales había compartido una noticia sobre una capilla rodante [N. de R.: Iniciativa del padre Omar França en la parroquia Santa Bernardita, en Malvín]. Ese tweet se viralizó, y a raíz de eso un periodista que trabaja allá me contactó porque quería más información para hacer una nota. Me comuniqué con el párroco, a quien no conocía, le expliqué la situación y él accedió a que le hicieran una entrevista. Simplemente fui un nexo para que las dos partes se pusieran en contacto. Pero a raíz de ese contacto con el periodista, surgió la posibilidad de colaborar a distancia pero de manera voluntaria. En un primer momento, publicando noticias vinculadas a la Iglesia en Uruguay o temáticas de la Iglesia en América Latina.
Un año después, él me comentó que había una periodista que estaba por iniciar una licencia por maternidad y estaban buscando personal, y me consultó si quería reemplazarla. Pero tenía que mudarme a Roma. Dije que sí. No lo dudé. Si bien no me esperaba una oportunidad en ese momento porque tenía veintitrés años y había egresado de la universidad un año antes, fue muy lindo cómo la Providencia me permitió abrir un camino que soñaba, quizás, para otro momento de mi vida con más experiencia o con más madurez. Al inicio fue una suplencia, que después se ha ido renovando cada año.

¿Cómo se vive el trabajo con personas de diferentes lugares del mundo, idiomas y culturas?
Es muy enriquecedor y, a la vez, muy desafiante. Trabajo en una de las redacciones de Radio Vaticana, que están divididas por idiomas. Pero todas comparten la misma pasión: llevar el mensaje del papa y la actualidad del Vaticano a través de la radio —que es el medio primordial— y las distintas plataformas.
Es muy lindo porque convivís con gente de todas partes del mundo. Somos más de sesenta países trabajando en el mismo edificio, que está ubicado en una zona extraterritorial, es decir, no está dentro del territorio del Vaticano pero es un edificio que pertenece a la Santa Sede. Está en un punto estratégico: frente al Castillo Sant’Angelo, a media cuadra de Via della Conciliazione y a pocas cuadras de la Plaza de San Pedro.
Por otro lado, es un desafío porque implica saber ponerse en el lugar del otro cuando se trata de temáticas más sensibles para determinada nacionalidad o maneras de tratar los enfoques de los temas. Uno tiene que considerar, a la hora de pensar un tema, qué le gustaría cubrir y evaluar si es conveniente o no la manera de hacerlo. Hay mucho diálogo y mucha comunicación antes de encarar cada tema.
Tuviste más de un encuentro cara a cara con el papa Francisco. ¿Cómo lo recordás?
Como un pastor sumamente cercano a su rebaño, con una ternura y una sonrisa que eran maravillosas. Sí, tuve la oportunidad de intercambiar breves saludos varias veces en las audiencias generales porque uno de los servicios que prestamos es leer los saludos a los distintos peregrinos de lengua española presentes en las audiencias, y también el texto bíblico que inspira cada catequesis del papa. Este es un servicio que seguimos prestando con el papa León.
En esas instancias el papa Francisco bromeaba siempre conmigo porque sabía que era uruguayo y que no me gustaba ni me gusta el mate. Siempre hacía el chiste de cómo es posible que un uruguayo no tomara mate. En realidad, lo defraudé en cierto sentido. Probé mate, pero nunca me gustó. Sigo en deuda con él de alguna manera porque nunca me terminó de gustar.

Su muerte fue algo que conmovió al mundo entero. Desde tu rol como periodista, ¿qué significó cubrir ese momento?
Fue una experiencia profesional impresionante, y también a nivel personal. Si bien al comienzo me sentí devastado porque había tenido varias ocasiones de compartir con él en las audiencias, me chocó muchísimo, me dejó en shock. Eso fue lo que sentí cuando escuché el anuncio ese 21 de abril. Me costó reaccionar porque no podía creer lo que estaba escuchando y lo que estaba pasando. Fue literalmente un shock: no pude ni llorar, ni gritar, ni nada.
Luego, por la vertiginosidad y la vorágine del trabajo uno se pone en modo: “Tengo que hacer esto”, y no me di el tiempo de procesar emocionalmente lo que me estaba impactando interiormente. Entonces actué de manera natural en esa circunstancia —podría definir triste pero también límite— porque tenés que manejar muchas cosas. Fue un enorme desafío porque implicó gestionar las emociones en una situación de crisis pero al mismo tiempo una bendición porque estaba en la primera línea de los acontecimientos del momento y todo el mundo tenía los ojos puestos en Roma, en lo que iba a suceder con la sede vacante, las congregaciones generales, el cónclave y la elección del nuevo papa.
¿Qué desafíos implicó cubrir un cónclave y una elección papal desde el periodismo?
La ventaja de estar adentro en primera línea era la posibilidad de recibir información de primera mano confiable y que desmontaba todas las narraciones conspirativas o maliciosas que circulaban en la prensa y en las redes sociales. El desafío central era comunicar con honestidad y transparencia lo que estaba ocurriendo porque circulaban muchísimas fake news, había muchísima desinformación y muchísimas narrativas paralelas de lo que supuestamente estaba ocurriendo.
Tras la elección del papa León XIV, ¿cuáles fueron tus primeras impresiones de su estilo y mensaje?
[Se toma unos segundos para responder]. La sensación que percibí cuando él se asomó a la logia central de la Basílica y pronunció el saludo: “La paz esté con ustedes”, fue la misma que después he constatado hablando con distintas personas: una paz y una alegría impresionantes.
Sentí una continuidad con algunas líneas que había impulsado el papa Francisco, pero aun creo que es muy temprano para pretender encasillar al papa en un lugar o en otro. Las etiquetas de conservador o de progresista no funcionan cuando se trata de un papa. Porque la misión fundamental del papa es confirmar a los hermanos en la fe, como lo ha reiterado varias veces el cardenal [Daniel] Sturla. Su rol no es atraer a las masas, ser el centro de atención, ser una estrella. Su rol es confirmar a los hermanos en la fe. Si hay personas que buscan el primer titular escandaloso o las primeras palabras más impactantes, no va por ahí.
En su primer saludo, además, reiteró su voluntad de seguir construyendo una Iglesia sinodal, que era un tema que había impulsado el papa Francisco con el sínodo. También enfatizó la importancia del diálogo, de la paz. En ese sentido percibo una continuidad. Pero creo que es muy temprano para pretender encasillar al papa León en una categoría o en otra, porque esas categorías son reduccionismos que no funcionan, que no sirven para entender el verdadero rol del obispo de Roma.
Este año, además, la Iglesia vive el Jubileo. ¿Qué significa para vos vivirlo desde adentro de la Santa Sede?
Lo que me ha resultado más enriquecedor ha sido conversar con los peregrinos y ver las alegrías, los dolores y las esperanzas que muchos llevan en el corazón y que quieren vivir realmente de manera profunda el pasaje a la Puerta Santa. Como decía el papa Francisco en una entrevista que concedió en diciembre de 2024: el Jubileo no es hacer turismo religioso, es una experiencia profunda de conversión.
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1 Comment
Felicitaciones! Sin duda que el Señor lleva tu vida! Continúa dando testimonio de fe y Amor, que tanto se necesita! Adelante..no te preocupes, somos muchos que no tomamos mate. Bendiciones!!