En el marco de la discusión del proyecto de ley de eutanasia, referentes de Prudencia Uruguay expusieron sus argumentos para no legalizar esta práctica.
El martes 23 de agosto, Prudencia Uruguay convocó a la conferencia ¿Qué respuesta dará Uruguay al sufrimiento? Objeciones al nuevo proyecto de eutanasia. El evento tuvo lugar en la sala Acuña de Figueroa, ubicada en el edificio anexo del Palacio Legislativo. En esta instancia, ocho integrantes de la agrupación presentaron siete mitos y diez razones para no legalizar esta práctica.
El panel fue conformado por Diego Velasco (profesor de fundamentos del derecho en la Universidad de Montevideo y autor del libro Eutanasia y dignidad); Marco di Segni (psiquiatra y psicoterapeuta, exdocente en Udelar y miembro honorífico de la Sociedad de Psiquiatría); Delia Sánchez (médica bioeticista); Agustina da Silveira (médica y estudiante de ética y justicia); Alejandra Sosa (oncóloga y paliativista); y Sofía Maruri (abogada, especialista en Derechos Humanos y profesora de la Universidad de Montevideo). Cada uno presentó una o dos razones en contra de la eutanasia.
La bienvenida estuvo a cargo del filósofo y docente Miguel Pastorino, quien manifestó que el proyecto de ley de eutanasia es “grave y preocupante para los uruguayos” y que va “a abrir más injusticias de las que ya existen”. Pastorno señaló que en Uruguay falta información clara sobre el tema desde el punto de vista científico: “Hay muchos supuestos equívocos que llevan a falsas conclusiones; no por mala intención sino por desconocimiento”.
Seguidamente, Pastorino presentó siete mitos que giran en torno a la eutanasia. En primer lugar aclaró que eutanasia no es sinónimo de sedación paliativa y que “lo del cóctel es un mito”. En segundo lugar afirmó que ka eutanasia no se practica en Uruguay: «Mucha gente se va a su casa pensando que le hicieron eutanasia a un familiar cuando en realidad lo sedaron. Hay estudios científicos que comprueban que la sedación no mata al paciente».
En tercer lugar, el filosófo negó que la eutanasia es necesaria para evitar tratamientos no deseado porque cada tratamiento que se propone el paciente es llevado adelante con su consentimiento. También se opuso a la idea de que los argumentos en contra de la eutanasia son religiosos: “Hay integrantes de Prudencia Uruguay que son ateos, agnósticos y hay creyentes que están a favor de la eutanasia” y agregó que “es una falacia que se usa para no escuchar argumentos”.
El quinto planteo fue que la eutanasia no provee una muerte apacible y dulce, y dijo que en varios casos “la gente tarde en morir y hay mucho sufrimiento”. En sexto lugar, enfatizó en que “hay mucha gente que apoya a la eutanasia porque no sabe de lo que se trata” y agregó que “muchos creen que la eutanasia tiene que ver con las voluntades anticipadas de que una persona puede decidir que le alarguen la vida”. En este punto aclaró que esto sí se puede hacer porque es legal y ético. Finalmente, explicó que la eutanasia no es un tema de libertad para el paciente, ya que en todos los casos quien decide es el médico.

La conferencia fue seguida por decenas de personas de forma presencial y virtual. Fuente: Romina Fernández
Un derecho fundamental
Diego Velasco criticó que el proyecto de ley de eutanasia presentado por Ope Pasquet desconoce que el derecho a la vida es irrenunciable. “Matar o provocar la muerte es eliminar a la persona con todos sus derechos. Es la violación más grande del derecho”, dijo el docente.
Velasco dijo que el Estado, las instituciones médicas y los médicos tienen el deber de proteger el derecho a la vida y hacer cumplir ese deber. Por este motivo, encuentra contradictorio al proyecto de ley: “Nadie puede otorgar o tener permiso para matar, ni menos puede tener el deber de matar”.
En su presentación, el docente mencionó que el proyecto de ley desconoce la igual dignidad de todas las personas y discrimina injustamente entre personas eutanasiables y no eutanasiables: «Hacer una acción para provocar la muerte de una persona, es una acción más radicalmente indigna». Por lo tanto, si se establece esta distinción no habría dignidad entre las personas y «se perderían los fundamentos de todos los deberes y derechos», manifestó.
Valorar al otro
Marco di Segni comenzó su exposición diciendo que “si hubiera un derecho a morir, faltaría primero la ´plataforma de despegue´ que sería la dignidad”. Por lo tanto, para el psiquiatra “habría vidas de menor valor, o su valor dependería de otros, que podrían disponer de nuestra vida. Se debilitaría la prevención del suicidio y se desprotegería a los vulnerables”.
Di Segni señaló que el sufrimiento puede parecer insoportable por factores culturales, por la patología del paciente por el umbral subjetivo del dolor: «La sedación paliativa busca la analgesia para que el paciente no sufra psíquica ni psicológicamente». Por lo tanto, mediante la aplicación de esta técnica, se elimina el síntoma causante y no al paciente.
Una situación preocupante
Por su parte, Sofía Maruri criticó que el proyecto de ley indica que el procedimiento sea después del fallecimiento del paciente que pidió la eutanasia. En este caso es el médico quien decide, el que realiza el acto y el que envía el informe a las autoridades competentes.
La abogada puntalizó que la eutanasia no debe ser considerada de muerte natural, y agregó que es «inapropiado» y «peligroso» que una tercera persona firme para conceder la eutanasia a otro individuo.
El respeto por encima de todo
Delia Sánchez manifestó que el proyecto de ley ignora los principios básicos de la ética médica, tanto en el ámbito nacional como internacional. «Debemos respetar la voluntad de los pacientes, no haciendo tratamientos que no deseen. Sí es contrario a la ética el ensañamiento terapéutico, haciendo cosas que no tienen ninguna utilidad».
Agustina da Silveira empezó su alocución diciendo que actualmente, uno de cada dos uruguayos no accede a cuidados paliativos: «Plantear la legalización de la eutanasia, pondría a un montón de personas ante la injusta decisión de sufrir de forma insoportable, sin encontrar la respuesta de vida en el sistema de salud, o solicitar una muerte anticipada».
Para la doctora, plantear y legalizar la eutanasia en este momento no parece lo más sensible con la situación que atraviesa al país debido a la alta tasa de suicidio que se ha registrado: “La idealización de la eutanasia transmite al sufriente que la muerte provocada puede ser una salida aceptable de su sufrimiento”.
Da Silveira expresó que los criterios que plantea el proyecto de ley son “amplios, vagos y subjetivos” y dijo que en ningún país con eutanasia legal no cayó en lo que se llama “pendiente resbaladiza”, que también se conoce como “mancha de aceite”. “Lo que se propone como algo excepcional, termina expandiéndose en una forma que es imposible de contener”, explicó la médica.

«La idealización de la eutanasia transmite al sufriente que la muerte provocada puede ser una salida aceptable de su sufrimiento», expresó Agustina da Silveira. Fuente: Romina Fernández
Acompañar y ser parte de un proceso
Alejandra Sosa dijo que el proyecto de ley solo tiene en cuenta la dimensión física del individuo, y aclaró que todo ser humano tiene cuatro dimensiones más: la social, la psicológica, la emocional y la espiritual.
Además, criticó que la propuesta no contempla al entorno del paciente: «Se priva a una familia de un duelo que sea reparador y sano, que les permita seguir caminando, seguir su vida, sabiendo que acompañaron hasta un final natural de la vida a sus seres queridos».
Sosa señaló que “morir con dignidad es un derecho, al igual que vivir con dignidad. Eso significa vivir y morir sabiendo que somos valiosos, que somos amados y cuidados, que podemos estar acompañados”.
“Todo médico está llamado a prevenir, diagnosticar, tratar, curar —cuando es posible—, rehabilitar y cuidar siempre, pero nunca matar a un semejante”, concluyó.