Compartimos la iniciativa solidaria del Movimiento Tacurú, en colaboración con el Ministerio de Desarrollo Social.
En las frías tardes de Montevideo, mientras el centro de la ciudad parece vaciarse, el tímido sol se esconde de nuestra vista y la noche comienza a ganar lugar, duplas de jóvenes recorren sus calles para buscar a quienes ayudar.
Cuando algunas luces se apagan, otras se encienden. Y unas de ellas son de la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, en el barrio Reducto, donde Tacurú, junto al Ministerio de Desarrollo Social (Mides), puso en marcha un proyecto de especial importancia para estos días de invierno.
Se trata de una iniciativa que nació de la necesidad, y que crece con trabajo solidario.
El nombre no es casual. Entre las seis de la tarde y las diez de la noche, las puertas se abren de verdad. No solo para ofrecer una ducha caliente, ropa limpia o una merienda, sino para recibir con nombre propio a quienes, en la calle, muchas veces son invisibles.
“Hola, ¿cómo estás Mariano?”. “¿Cómo has pasado, Humberto?”. Estos diálogos se repiten semana a semana, desde la puerta del centro. El motivo es claro. Allí no se ingresa con un número, sino con un nombre, con una historia, con una vida detrás.
Un proyecto que nació del encuentro
“Cuando se acercaron desde el Mides, valoramos en el equipo de dirección que era posible sumarnos”, cuenta el padre Hugo Espinosa, al recordar la propuesta. Rápidamente fue interés de Tacurú apoyar los nuevos centros comunitarios Puertas Abiertas, para buscar que las personas en situación de calle tengan un lugar de abrigo y contención antes de su eventual ingreso a los refugios nocturnos.
Puertas Abiertas es el nombre de distintos centros comunitarios que comenzaron a funcionar como “espacios de recepción, acompañamiento y acceso a centros nocturnos”, como se indica en la página web del ministerio. Cada local está ubicado en el área metropolitana y la administración del programa fue confiada a distintas iniciativas solidarias, entre las que se incluye a Tacurú. El centro administrado por el movimiento salesiano comenzó a funcionar desde el martes 24 de junio, y está instalado en la parroquia del Reducto, aunque las recorridas son muchos más amplias.
«Hay que dar respuesta a una realidad social que es muy dura. Esta iniciativa la valoramos muy positivamente»
P. Hugo Espinosa sdb
“Tenemos seis duplas que recorren las zonas e invitan a las personas de la calle a que se sumen al centro. Se cubre desde el Hospital Español hasta el Palacio Legislativo, e intentamos también llegar hasta Bulevar Artigas. Es un terreno bastante grande sobre el que se trabaja. Cada pareja se conforma por un educador y un técnico, mientras que en el centro tenemos enfermera, integrantes de recreación, etcétera”, enumera el director de Tacurú, P. Hugo Espinosa SDB, para posteriormente remarcar la importancia de la iniciativa: “Hay mucha gente que está muy concentrada y dedicada a ellos. Es una experiencia importante, porque tiene que ver con esto de casa, de patio, de escuela, con ese espíritu con el que trabaja Tacurú. Nosotros le llamamos espiritualidad de parroquia, y es lo que buscamos transmitir en los centros de Puertas Abiertas, porque es nuestra esencia”.
La parroquia del Reducto tampoco era un lugar desconocido para el movimiento salesiano. Allí funciona un espacio donde los jóvenes que trabajan en los barridos municipales se reúnen, reciben formación y organizan sus tareas. “Los jóvenes ya conocen la zona y también conocen a la gente que está en situación de calle, se los encuentran cada día”, explica el padre Espinosa. Esa familiaridad fue clave para participar con éxito del proyecto.

La tarde que se transforma en hogar
Seis duplas conformadas por un educador y un técnico social recorren el barrio cada tarde. Salen de la parroquia y caminan hasta el Palacio Legislativo, deteniéndose en cada rincón donde una persona pueda necesitar ayuda. “Lo primero que nos dicen es ‘¡Al refugio no voy!’”, reconoce Josefina Costa, coordinadora del proyecto. Pero esa negativa inicial se transforma cuando escuchan la invitación: un rato de abrigo, un baño caliente, un espacio para jugar una partida de cartas o de ping-pong, o un plato de guiso servido con cariño.
“Hay gente que viene y dice ‘gracias por escucharnos’ o ‘gracias por jugar un rato’. Y ahí entendés que el impacto es mucho más que solo darles un abrigo”, reflexiona Josefina. Porque Puertas Abiertas no es un refugio: es un lugar de encuentro, de casa.
«El Mides está presente, acompañando y a disposición. Es lindo saber que hay un respaldo detrás»
Josefina Costa
De hecho, cada tarde se repite la misma escena. Al llegar, algunos ayudan a preparar la merienda, otros barren la vereda o incluso improvisan un cenicero para no desparramar las colillas de cigarro. Las risas se mezclan con el olor de la cocoa caliente. Algunos días hay corte de pelo, otros campeonatos de truco o vóleibol. A veces también bailan. Los miércoles, un grupo de treinta jóvenes de Tacurú prepara una olla y sale a repartir comida caliente por las calles, pero durante su recorrida se detiene en Puertas Abiertas. “Ese momento de media hora en que se saludan, se conocen y comparten es hermoso”, asegura Espinosa.
Una nueva oportunidad
“Abrir el centro permitió acceder a nuevas posibilidades. “Se conformó una linda red. Por ejemplo, con el Hospital Español, que está al lado, generamos una conexión muy interesante. La semana pasada, por ejemplo, a un chico le dio una convulsión, y cuando llegamos al hospital ya los estaban esperando. Con la parroquia del Reducto sucede lo mismo, tenemos un gran apoyo del párroco y de toda la comunidad. Nosotros queremos alcanzar otra realidad. Para una institución como Tacurú, que desde hace cuarenta y tres años trabaja en el campo de los jóvenes, niños y adolescentes, valoramos especialmente participar de este tipo de iniciativas”, afirma el director del movimiento.
Cada día, a las diez de la noche, un ómnibus dispuesto por el Mides aguarda afuera, mientras que se invita a las casi cincuenta personas que usan el servicio. Algunos suben agradecidos. La mayoría, en cambio, prefieren volver a la calle, pero con el abrigo del encuentro recién vivido.

“Queremos otra realidad para el Uruguay”, afirma de nuevo el padre Espinosa. Y Puertas Abiertas no es solo un centro que funciona de junio a octubre. Es un pequeño paso hacia ese sueño: un gesto que se convierte en abrazo, una tarde que se transforma en hogar, una propuesta que dignifica y devuelve la esperanza. Es la certeza de que, incluso en los inviernos más fríos, siempre habrá una puerta abierta.
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Comunicate con el centro «Puertas Abiertas»
La capacidad del centro es de cincuenta personas aproximadamente, y este número está cerca de alcanzarse. Por su parte, el centro permanecerá abierto hasta octubre.
Dirección: Parroquia Nuestra Señora de los Dolores (Padre Andrés Coindre 1677).
Horario: Lunes a sábados de 18 a 22 horas.
Contacto: tacuru@salesianos.edu.uy.
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2 Comments
Realmente una obra extraordinaria la que realzan los Centros comunitarios u Puertas Abiertas, junto al Mides- Movimiento Tacuru
Salesianos.
Ojalá todos imitemos el trabajo en común, siendo mas efectivos en nuestra ayuda a los mas necesitados.
Es solo masculino o mixto ? Tengo ropa de señora para donar , por eso es la consulta , gracias saludos