El décimo Encuentro Mundial de las Familias tuvo lugar en Roma entre el 22 y el 26 de junio; la Iglesia uruguaya estuvo representada.
El X Encuentro Mundial de las Familias tuvo su misa de clausura este sábado en la Plaza de San Pedro. Fue presidida por el prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el cardenal Kevin Farrell y la homilía estuvo a cargo del Papa Francisco. Familias de los cinco continentes se hicieron presentes, desde el 22 al 26 de junio, para vivir experiencias, compartir testimonios y rezar por esa “escuela de vida” —como la llamaba San Juan Pablo II, el propulsor de estos encuentros—.
Hay lugar para todos
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 1994, Año Internacional de la Familia. Por este motivo, la Santa Sede convocó a participar a todas las familias del Primer Encuentro Mundial en Roma.
San Juan Pablo II fue el propulsor de estas instancias. Su mensaje fue: “En la familia se fragua el futuro de la Humanidad”. Siempre sostuvo que el mundo “no puede avanzar si la familia está enferma”; la consideraba una escuela de vida. Es recordado en la Iglesia como el “Papa de las familias”.
Estos encuentros tienen como objetivo celebrar y compartir la fe de miles de familias; poniendo sobre la mesa alegrías, desafíos, cambios y circunstancias que enfrentan en su sociedad y país de origen. Además, son instancias en las que se descubre la importancia del núcleo familiar para la Humanidad. La cita es cada tres años y participan fieles de los cinco continentes. Debido a la pandemia de Covid-19 se pospuso para este año.
Las actividades de este año 2022 comenzaron el pasado miércoles 22 de junio y se extendieron hasta el domingo 26. Fueron unas 25 mil personas las que participaron. El obispo de Roma invitó especialmente en este mes a rezar por las familias. En un video, compartido a través de las redes sociales, pidió: “por las familias del mundo, para que con gestos concretos vivan la gratuidad del amor y la santidad en la vida cotidiana”.

Uruguayos que participaron en el encuentro junto a Mons. Fabián Antúnez, obispo de la diócesis de San José de Mayo y presidente de la Comisión Familia y Vida de la Conferencia Episcopal del Uruguay. Fuente: Gentileza
Refugio de la Humanidad
El Papa Francisco participó el sábado 25 de la misa de clausura, cerrando así el año dedicado a la meditación sobre la familia, con motivo del quinto aniversario de la exhortación apostólica Amoris laetitia. Afirmó en su homilía que la familia “es el primer lugar donde se aprende a amar”.
Luego de varios días de reflexiones, puestas en común, disertaciones y oración, el Sumo Pontífice destacó que las familias que participaron volcaron sus sueños, metas, anhelos y experiencias, pero también compartieron sus preocupaciones e incertidumbres, en medio de la vida cotidiana.
Hizo referencia a que la libertad que Dios nos da no es la falsa, la vacía, la que vive el mundo, que en realidad es un pretexto para satisfacer los deseos carnales.
Para el Papa Francisco es importante que la libertad que nos regala el Padre sea utilizada para amar a los seres que Él ha puesto en nuestro camino y no usada en nosotros mismos.
La familia es el lugar de encuentro y, para muchos, el único sitio que le da sentido a su vida. Es refugio, sostén y nos guía en el camino de santidad.
El Santo Padre cerró su intervención con esta bendición: “Son papás, mamás, hijos, abuelos, tíos; son adultos. Niños, jóvenes, ancianos; cada uno con una experiencia diferente de familia, pero todos con la misma esperanza hecha oración. Que Dios bendiga y proteja a sus familias y a todas las familias del mundo”.
Caminando juntos
Por su parte, el prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida —el cardenal Kevin Farrell— fue el encargado de presidir la eucaristía celebrada este sábado en la Plaza de San Pedro.
Farrell hizo referencia a la exhortación apostólica Amoris laetitia y puso énfasis en que las familias no son perfectas: “No debemos tener miedo a las dificultades. Todas las familias tienen inquietudes, sufrimientos pero, también gozos y esperanzas”. Y agregó: “Las relaciones entre esposos, padres, hijos y abuelos son los que se convierten en caminos de santidad. Hechos simples, gestos cotidianos, que con poco hacen extraordinarios los momentos ordinarios”.
Al finalizar la ceremonia, el Card. Farrell saludó a Francisco en nombre de todas las familias presentes en la plaza y de parte de todas aquellas que presenciaron la misa desde sus hogares, a través de las redes sociales. A cada una de las familias presentes se le entregó la tarea de anunciar el Evangelio, con especial acento en los más débiles de la sociedad. Fueron invitados a llevar la esperanza y el amor sin medida.
Posteriormente, el prelado anunció que el próximo encuentro con el Santo Padre se llamará “Jubileo de las Familias” y se llevará adelante en Roma en el año 2025. En lo que respecta al XI Encuentro Mundial indicó que será en el año 2028.