La casa donde residen los sacerdotes ancianos o enfermos celebra un nuevo aniversario y hace un llamado a colaborar con la obra.
El padre Miguel Ángel Curto (89) conoce cada rincón del Hogar Sacerdotal Jacinto Vera porque fue parte de la comisión directiva durante veinticinco años, y desde 2009 es un usuario más. “Vine a los setenta y cuatro años porque me operaron de cáncer, pero me lo agarraron a tiempo y se terminó”, dice.
Pero después aparecieron otros problemas, propios de la edad: “Tengo la columna a la miseria. Mi movilidad es un sacrificio realmente. No me quiero entregar. Si me entrego, la quedo. Tengo que asumir que es el desgaste natural”. Lo operaron de la columna y estuvo un mes en silla de ruedas. Apenas pudo, la dejó. «Era absolutamente dependiente, hasta para ir al baño», explica. Ahora utiliza un andador para movilizarse y pide ayuda en ciertos momentos porque, además, tiene problemas de vista.
Cuando el entonces arzobispo de Montevideo, monseñor Nicolás Cotugno, le ordenó que tenía que ir a vivir al Hogar Sacerdotal, el P. Curto aceptó la decisión, no puso resistencia: «Si uno es más o menos capaz, te tenés que dar cuenta que hay que bajar los decibeles». Para el sacerdote residir en ese hogar es una “jubilación”. No obstante, vive su ministerio a través de la celebración de la santa misa diaria y el rezo del santo rosario.
Bien cuidados
El Hogar Sacerdotal Jacinto Vera es la casa para sacerdotes del clero secular de todo el país, donde residen los mayores que ya se han retirado —en general luego de los 75 años—, o quienes están convalecientes por alguna enfermedad y pasan allí un tiempo transitorio. En la actualidad viven quince sacerdotes.
Por otra parte, la comisión directiva del Hogar Sacerdotal está integrada por cinco sacerdotes del clero que están en actividad. Ellos son elegidos por votación secreta cada tres años. En la actualidad está integrada por los presbíteros Pablo Graña y Francisco Gordalina —de la diócesis de Maldonado-Punta del Este-Minas— y Pablo Bonavía, Richard Arce y Gonzalo Estévez —de la Arquidiócesis de Montevideo—.

Los sacerdotes tienen servicio de enfermería durante las veinticuatro horas. Fuente: Romina Fernández
Una obra de toda la Iglesia
«El origen de esta institución fue el resultado de la inquietud de un grupo de sacerdotes uruguayos del clero secular que vivió a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. A ellos les surgió la inquietud de resolver qué se hacía con los sacerdotes enfermos y ancianos”, relata el P. Graña.
El 18 de setiembre de 1903, el grupo de presbíteros se encontraba en el centro de espiritualidad Manresa, en una tanda de ejercicios espirituales. Al finalizar el retiro, decidieron poner manos a la obra y escribieron una carta a Mons. Mariano Soler para plantearle esta necesidad. El 1.° de enero de 1903, los integrantes del primer directorio se reunieron en la Catedral de Montevideo y labraron el acta que declaraba constituida la “Asociación Eclesiástica Monseñor Jacinto Vera, bajo el patrocinio especial del Apóstol San Pedro y en homenaje a la veneranda memoria del primer Obispo de Montevideo”. El Hogar Sacerdotal tiene personería jurídica estatal y eclesial.
No obstante, la fecha en la que se acostumbra a celebrar la fundación no es esta, sino la de la primera asamblea general de socios, que tuvo lugar el 23 de setiembre de 1903, en el marco de los ejercicios espirituales del clero.

Los sacerdotes celebran la santa misa todas las mañanas y tienen adoración eucarística una vez a la semana. Fuente: Romina Fernández
«Quienes inventaron este sistema fueron visionarios, inteligentes y bien ubicados en el país, porque estamos en un país de gente pobre. La idea fue muy bien pensada, que después se fue adaptando a los tiempos y a las cosas. En la época de antes, los curas ancianos, pasaban el tramo final de su vida en las parroquias. Pero la pasaban mal, no eran bien atendidos. Solo se dedicaban a confesar», cuenta el P. Curto.
El 18 de junio de 1915 se adquirió una casa quinta en “las afueras de Montevideo” para servir de alojamiento transitorio a los sacerdotes del interior de paso por Montevideo, o permanente a algunos retirados del ministerio. Esa casa estaba en la actual avenida Luis Alberto de Herrera, donde hoy está el centro comercial Nuevocentro.
En 1973, cuando Mons. Carlos Parteli era arzobispo de Montevideo, se inauguró la actual sede del hogar, que está ubicada en Caribes 2555. Esta casa tuvo dos modificaciones, en 1993 y 2003, que permitieron aumentar la capacidad a casi cuarenta habitaciones con baño incluido. El edificio es espacioso y luminoso. Está rodeado por un parque y tiene jardines integrados en patios internos. Además, hay una capilla —que se reformó en 2020—, una sala de recreación con biblioteca y televisión, y un salón grande para reuniones.
El Hogar Sacerdotal en cifras
15 sacerdotes viven actualmente.
191 socios.
37 habitaciones.
21 empleados.
3 religiosas cuidan a los sacerdotes.
5 sacerdotes forman parte de la directiva.
Un servicio integral
Las Misioneras de Jesús Eterno Sacerdote están a cargo del hogar desde 1998. La primera responsable fue la hermana María Luz Riboldi, religiosa italiana que falleció el 25 de abril de 2014. Actualmente la encargada es la Hna. Celina Zenteno, quien nació en Bolivia y llegó a Uruguay el 10 de marzo de 2014.
La Hna. Zenteno está acompañada por las religiosas Mariluz y Lourdes. Las tres viven en el hogar y coordinan la logística de la casa y el parte médico de los sacerdotes. La espiritualidad de la congregación a la que pertenecen es eucarística, misionera y sacerdotal. «La misión de nuestro carisma es apoyar a los sacerdotes en cualquier trabajo. Esto implica sostenerlos a nivel espiritual y material. Es un servicio total. Es sacrificado, pero es lindo”, dice la Hna. Zenteno.
Además, actualmente en el Hogar Sacerdotal hay veintiún funcionarios que incluyen a enfermeros, cocineros, recepcionistas y secretarios. Hay servicio de enfermería durante las veinticuatro horas, que realizan tanto los enfermeros como las tres religiosas. “Tanto las hermanas como el personal nos tratan muy bien, con respeto y mucho cariño. Entienden a cada uno de nosotros y tienen mucha paciencia”, expresa el P. Curto.
Como en toda casa, hay rutinas y horarios para las diferentes actividades. La jornada comienza a las 8 horas con la celebración de la misa y luego es el desayuno. Durante la mañana cada sacerdote tiene tiempo libre para leer, meditar o recibir visitas de sus familiares o personas de las comunidades de las parroquias en donde han vivido. Al mediodía almuerzan y después tienen un rato para descansar. A las 16 horas rezan el rosario. Los jueves hay adoración eucarística. «Es un momento lindo porque comparten la espiritualidad. Es un momento sagrado para que se acerquen a Dios», dice la Hna. Zenteno.
Con el aporte de todos
El Hogar Sacerdotal se sostiene con la colaboración de los sacerdotes, las diócesis y donaciones personales. Cada sacerdote empieza a ser socio al ser ordenado diácono y realiza un aporte económico cada mes. El P. Gordalina plantea que: “Es muy importante para los sacerdotes que estamos en actividad mantener esta obra porque es el futuro nuestro, el futuro de la ancianidad, la enfermedad y el retiro. Eso nos abre un futuro de esperanza y paz”.
“Para los que estamos fuera del hogar, el significado que tiene este lugar es saber que tenemos una seguridad de que no vamos a quedarnos en la calle. Mucha gente se queda en la calle porque no tiene familia ni tampoco recursos. Nosotros tenemos la certeza de que en esta casa alguien nos va a recibir, cuidar y apoyar”, agrega el sacerdote de Piriápolis.
Una de las preocupaciones de la actual directiva es ofrecer un servicio mejor y más pleno a los sacerdotes. “Estamos en una continua actitud de búsqueda, en un sentimiento de que hemos hecho mucho pero no nos podemos quedar y tenemos que seguir intentando cada vez dar más y mejor. Siempre es más la necesidad de lo que se tiene. Siempre es más lo que nos falta que lo que ya tenemos”, dice el P. Estévez.
El P. Curto cumplirá noventa años de edad el próximo 21 de noviembre. Goza de buena memoria y sabe que podría estar más activo si no fuera por sus problemas en la columna. «No hay riquezas acá, pero el hogar en sí es una riqueza que hay que valorar. Es un lujo vivir en el hogar. Es un hotel cinco estrellas”, dice con una sonrisa.
Por: Fabián Caffa
Redacción Entre Todos
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Con gran alegría les envío el saludo navideño, de la Institución Teresiana de Uruguay.
Les tenemos muy presentes y agradecemos por tanto bien recibido, que la
Institución Teresiana ha cosechado a lo largo de años. Les mandamos un abrazo gigante A TODOS, Especial saludo a Mons. Wirz. Secretaría, Institución Teresiana, Uruguay.
Jackie Paullier – Secretaria, Institución Teresiana, Uruguay