Como todos los años, Punta del Este celebró a su patrona.
La historia que se empezó a escribir hace más de 2 mil años en Jerusalén, que trajo Juan Díaz de Solís en el año 1516 a nuestras tierras y que más tarde comenzaron a celebrar los primeros habitantes de lo que hoy es Punta del Este, se revive cada año en honor a la Virgen de la Candelaria, patrona del principal balneario de nuestro país.
¡Bienvenida a nuestras tierras!
Juan Díaz de Solís llegó a las costas de Maldonado el 2 de febrero del año 1516, día de la fiesta litúrgica de la Purificación de la Virgen María y de la Presentación del Niño Jesús en el Templo. Desde ese momento bautizó al lugar como puerto de la Candelaria.
Esta advocación tiene sus orígenes en la isla de Tenerife, ubicada en el Océano Atlántico, en España. Según la tradición, la Virgen María se apareció en el año 1392 a dos aborígenes mientras pastoreaban el rebaño. Ellos vieron que los animales, al llegar a un barranco, no avanzaban. En ese momento, uno de ellos vio en lo alto una pequeña imagen de madera de una mujer, como de un metro aproximadamente. Luego, observó que en su mano izquierda, la señora llevaba una candela y cargaba a un niño en el brazo derecho. El pequeño tenía en sus manos un pajarito de oro.
Desde entonces, la Virgen de la Candelaria es venerada en Tenerife en la Basílica que lleva su nombre. Es patrona de las Islas Canarias, y es considerada la segunda advocación mariana más extendida en América Latina, después de la Virgen de Guadalupe.
Mar adentro
Desde hace más de 100 años, pobladores y turistas se encuentran en la parroquia Santa María de la Candelaria ubicada frente al faro y parten en procesión por las calles de la ciudad. Las procesiones y fiestas en torno a la Virgen de la Candelaria en Uruguay, datan de principios del siglo XX, cuando el balneario dejó de llamarse Villa Ituzaingó y pasó a llamarse Punta del Este.
A partir del año 1997, al cumplirse el 90º aniversario del balneario, las procesiones comenzaron a realizarse en yates, veleros y embarcaciones llevando la imagen de la Virgen a través de las aguas esteñas. La imagen también es venerada en la playa Brava, a metros de la playa El Emir, donde feligreses construyeron una ermita. Es un punto turístico en el que confluyen turistas de diversas partes del mundo.
Feligreses, curiosos y visitantes disfrutan cada 2 de febrero cuando parten en procesión “náutica” un grupo de personas y sacerdotes para bendecir a los habitantes de la península. Entre cánticos a María y el rezo del Santo Rosario, la imagen de la Candelaria recorre la bahía. Este año, la tradicional procesión náutica comenzó a la hora 16.30 en el puerto. Fieles, turistas y lugareños disfrutaron de la recorrida de la imagen de la Virgen en un yate del Yacht Club.
La luz de Cristo
La ceremonia tiene como principal atracción el encendido de las velas, que se destaca desde lejos en la noche puntaesteña. La luz de Cristo que ilumina la oscuridad, la que guía a los habitantes y visitantes, y aviva la fe en Dios. Familias, niños, jóvenes y adultos mayores se acercan a recibir la bendición, a agradecer y orar. La Candelaria es también la guía de los navegantes y todos aquellos que se acercan a nuestras costas.
La eucaristía de este año comenzó a la hora 20.30 en el atrio. Unas 200 personas se acercaron a la parroquia para homenajear a la patrona de Punta del Este. Estuvo presidida por el obispo de la diócesis —monseñor Milton Tróccoli—, quien fue acompañado por varios sacerdotes. Además, participó el intendente de Maldonado, Enrique Antía, junto a su esposa. La intendencia y el Yacht Club de Punta del Este colaboraron en el armado y desarrollo de las actividades.
Posteriormente, la fiesta fue amenizada por la Orquesta Departamental de Maldonado, el grupo Compás 15 y Mauricio Alfonso con su banda.
2 Comments
Hermosa historia rememoro todos los años la protectora con su candela ilumina el dia contra advocaciones no catolicas ese dia.Bendita por siemprw seas y te pido poder ir el 11/2a la gruta de lourdes
Es una hermosa historia. Amo esa Virgen y también Punta del Este. Mi abuelo materno vino desde Tenerife con 19 años, y de a poco se adapto al Uruguay, y pudo construir una casita muy modesta en Punta del Este donde el trabajo como constructor.