Conmemoramos el día 24 de noviembre la fiesta del fundador de los Hermanos de la Sagrada Familia, el venerable hermano Gabriel Taborin y celebramos el 226.º aniversario de su nacimiento. Por el Hno. Edgardo Bruzzoni, animador provincial de los Hnos. del Perpetuo Socorro.
El joven Gabriel, a sus 25 años, decidió fundar una congregación, tomó el hábito religioso y comenzó la misión educativa, catequética y de animación litúrgica que se prolonga hasta nuestros días.
El proyecto que él soñó y vivió, llega hasta hoy, invitándonos a sumarnos y a actualizar nuestra misión en el mundo y en la Iglesia como Familia Sa-Fa .
Podemos decir que sigue viviendo, lleno de energía, en la Familia Sa-Fa, cuando nos adentramos en la biografía de una persona que ha tenido una larga e intensa vida, y nos detenemos en los momentos más significativos de su historia y en los rasgos humanos y religiosos que le caracterizaron. El joven Gabriel vivió algunos momentos que lo marcaron para siempre.
La persona
El Venerable Hno. Gabriel Taborin es el fundador del Instituto de los Hermanos de la Sagrada Familia. Nació en Belleydoux, región lyonesa, Francia, el 1 de noviembre de 1799. Inició su obra en la diócesis de Belley y obtuvo la aprobación del instituto por el papa Gregorio XVI en 1841. Murió en Belley el 24 de noviembre de 1864. Actualmente, esta introducida en Roma la causa de su beatificación.
Desde joven se dedicó a la educación de la niñez carente de toda instrucción en la posrevolución francesa, como maestro y catequista. Fue un hombre de su tiempo. Creó numerosas escuelas y comunidades para ocuparse de la liturgia y la catequesis en las parroquias.
Amigo de san Juan Mara Vianney, cura de Ars, este, en una ocasión le dijo: “Hno. Gabriel, los amigos de Dios siempre se conocen”. El Hno. Gabriel fue un hombre de fe profunda, de oración intensa, de firme carácter y asentado en la realidad de la vida. El decía: “Si esta obra es mía, fallará, pero si es de Dios seguirá adelante”. Su fe en Dios y su fuerza de voluntad le permitieron realizar un trabajo agotador superando las enormes dificultades que encontró para llevar adelante la obra.
Viajó incansablemente visitando las escuelas y parroquias, donde los hermanos trabajaban, para animarlos en su apostolado entre los niños y jóvenes.
El papa le dio el título de Catequista Apostólico.
El educador
Para él, la educación cristiana de la familia fue el objetivo de su misión de fundador y el de su instituto. Por ello, puso a la congregación bajo la protección de la Sagrada Familia de Nazaret, dándosela como modelo.
Muere a los 65 años, agotado físicamente pero muy feliz; ha dejado su vida por los caminos del Ain, Lyon, Saboya, Jura, etc., siempre buscando el bien de sus hermanos y la vivencia cristiana de las familias.
El hermano Gabriel, como laico consagrado, sigue ofreciendo hoy su ideal de vida al servicio de la Iglesia, a través de la vocación de hermano. La tarea evangelizadora de la Iglesia ofrece en el hermano Gabriel un camino y un servicio de gran actualidad: promover la vida cristiana de las familias mediante la educación cristiana de los niños y los jóvenes, el cultivo de la fe en la catequesis y la animación de la liturgia.
La síntesis entre cultura y fe, la prioridad por los niños y jóvenes, la catequesis y la disponibilidad para la tarea evangelizadora, encuentran en el Hno. Gabriel un ejemplo como maestro, amigo y hermano.
Su obra
Los Hermanos de la Sagrada Familia estamos presentes en 18 países:
En Europa: Francia, España, Italia.
En América: Uruguay, Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia y México.
En África: Burkina Fasso, Ghana, Benín, Costa de Marfil y Angola.
En Asia: India, Indonesia, Timor Leste, y Filipinas.
Nuestra misión comprende la educación, la catequesis y la animación litúrgica principalmente y en estos momentos trabajamos en cincuenta obras con unos cuarenta mil alumnos, Los hermanos estamos presentes en escuelas, colegios, centros de catequistas, residencias universitarias, misiones, parroquias, granjas agrícolas, escuelas técnicas, casas de formación y en asociaciones de solidaridad.
El carisma nazareno y taboriniano hoy es vivido por los hermanos, como herederos del Hno. Gabriel Taborin, pero también es compartido con los laicos en la misión, como es el caso de los profesores y catequistas, y en la espiritualidad, como es el caso de las Fraternidades Nazarenas.
El carisma es quien nos convoca y esto da identidad y sentido a nuestros colegios, fraternidades, comunidades y grupos. Nuestra misión hoy, es llevada a cabo por la Familia Sa-Fa, hermanos y laicos comprometidos por un proyecto educativo.
En Uruguay
Los Hermanos de la Sagrada Familia llegaron al Uruguay el 20 de marzo de 1889. Aquellos primeros hermanos que llegaron con el Hno. José Sylvain como director, nos legaron un ideal que hoy nosotros debemos seguir haciendo realidad: que las familias de Uruguay vivan el ideal cristiano a ejemplo y bajo la protección de la Sagrada Familia de Nazaret.
Los hermanos han hecho un importante aporte a la Iglesia y a la cultura del país por la publicación de textos escolares, de gran difusión en su tiempo, sobre todo los de H.D. (Hno. Damasceno) en Historia, Geografía, Idioma Español, Catecismo; Pedro Martín (Hno. Arsenio) en Aritmética; Hno. Damián en atlas de Geografía; Gachet (Hno. Ernesto) en Contabilidad…
En cuanto al trabajo educativo y apostólico, estas son las líneas que hemos priorizado:
La invitación a los laicos a vivir y compartir más de cerca nuestro carisma y espiritualidad en las Fraternidades Nazarenas.
El 1 de julio de 1889 abrió sus puertas el Colegio y Liceo “Sagrada Familia” de Montevideo, primer colegio de los Hermanos de la Sagrada Familia fuera de Francia.
Lo hizo en una casa en el cruce de las calles Yaguarón y Lima que había sido propiedad de Lorenzo Batlle, 8º presidente constitucional del país.
A más de ciento treinta y cinco años de presencia evangelizadora en Uruguay, los Hermanos de la Sagrada Familia renovamos nuestro compromiso de seguir trabajando para que las familias vivan el ideal cristiano a ejemplo de la familia de Nazaret.
“Conscientes que la vocación es un don de Dios y una disposición de la persona para responder a la invitación, rogamos al dueño de la mies que envíe los obreros necesarios para continuar la presencia del carisma en la Iglesia y en la sociedad uruguaya. Invitamos a unirse a los Hermanos para trabajar en suscitar, acoger y acompañar las vocaciones”.

