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El que era, el que es, el que viene

Nos acercamos a la procesión de Corpus Christi, y nos preparamos para celebrar esta fiesta con la última entrega de la catequesis del P. Sebastián Pinazzo.
El domingo 2 de junio se desarrollará la procesión de Corpus Christi. Fuente: R. Fernández

En esta tercera catequesis veremos la segunda parte del lema, tomada del libro del Apocalipsis. Como su nombre lo indica (Apocalipsis = Revelación), el principal propósito del libro es revelarnos a Jesucristo. La comunidad a la cual se dirige el mensaje ya cree en Jesucristo. Es precisamente a raíz de su fe que está sufriendo una terrible persecución. Ante esta situación surge la interrogante: ¿Qué hace Jesús por nosotros ahora, en estas circunstancias dramáticas que nos toca vivir? Para responder a esta pregunta el Apocalipsis interpreta los acontecimientos presentes a la luz del final de la historia. De allí que el Apocalipsis une, a la pregunta por el ahora, la pregunta por el futuro: ¿Qué hará Jesús al final de la historia? Solo a la luz del significado final de la historia podemos comprender adecuadamente los acontecimientos del presente.

Para revelarnos a Jesús, el Apocalipsis toma figuras del Antiguo Testamento. Una de ellas es el nombre con el que Dios se presentó a Moisés: “Yo soy” (Ex 3,14). Sin embargo, lo utiliza de un modo particular: conjugando el nombre de Dios en presente, pasado y futuro: “Aquel que es, que era y que viene” (Ap 1,4a; 1,8).

Con ello se confiesa el señorío de Jesucristo sobre el tiempo y la historia. Este señorío de Cristo es la clave para interpretar los difíciles acontecimientos que le toca vivir a la comunidad. De esta manera, por medio de la fe en lo que Jesús hizo (el que era) y la esperanza en lo que Jesús hará (el que viene) se sostiene el peregrinar de la Iglesia en fidelidad a Jesús (el que es); es decir, el caminar en el amor.

“En la eucaristía Jesús resucitado está verdaderamente presente con su cuerpo entregado y su sangre derramada, con toda su humanidad y su divinidad”

Más adelante, cuando se narran las visiones del Santuario del cielo encontramos la alabanza del Nombre de Dios en boca de los cuatro Vivientes (Ap 4,8), de los 24 ancianos (Ap 11,17) y del Ángel (Ap 16,5). Se trata de una visión de la liturgia del Cielo, de la cual participa aquí en la tierra la comunidad cristiana. En la celebración de la liturgia experimenta la Iglesia, que peregrina en medio de las persecuciones del mundo, el consuelo de Dios.

Acudamos también nosotros a adorar al Cordero en la liturgia de la Iglesia y encontremos en ella el reposo y el alimento que nos sostiene en nuestra peregrinación a la patria del cielo. Unamos nuestras voces a los coros celestiales que rinden el culto de adoración a la Santísima Trinidad: “¡Santo, Santo, Santo! Señor, Dios Todopoderoso, Aquel que era, que es y que viene” (Ap 4,8).

Primera catequesis del P. Sebastián Pinazzo: disponible aquí

Segunda catequesis del P. Sebastián Pinazzo: disponible aquí

Comentarios(2)

  1. Gisela Fiorito says

    Asi comprendo, la necesidad real y sentimientos que me genera recibir la Eucaristía

  2. Silvia L. de von Sanden says

    Magnífico broche que cierra las precedentes catequesis. Gracias P.Sebastián

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