Huerta de la Parroquia San Alberto Hurtado. Escribe el diácono Juan de Marsilio, por la Pastoral Social.
En el Barrio Casabó, al suroeste del Cerro de Montevideo, hay unas cuantas carencias, pero Dios se deja ver. Allí sirve al Señor la comunidad de la Parroquia San Alberto Hurtado ―con quienes volveremos a dialogar en próximas notas― que anda en los primeros pasos de su huerta comunitaria.
Para dar cuenta de esa realidad, tomamos contacto con Erik Koleszar, quien tuvo la cortesía de responder unas cuantas preguntas.
Arrancando
¿Cuándo han empezado con esto de la huerta?
La huerta comenzó a soñarse por la comunidad en abril y a funcionar a partir de la visita de las agrónomas de Cáritas, en mayo de este año.
Nuevita, nuevita, la huerta. ¿Qué están cultivando?
Aún no hemos comenzado la siembra, tenemos pendiente conseguir plantines. En principio la idea es cultivar lechuga, acelga, repollo, tomates, morrones. Lo que ya tenemos son brotes de papa.
¿Piensan encararla como huerta orgánica o están abiertos a ayudarse con algún pesticida o fertilizante químico?
¡Orgánica al cien por ciento!
Equipo, barrio, redes
¿Cuántas personas de la comunidad están involucradas en el proyecto?
Unas treinta, aproximadamente.
¿Todas de la parroquia o se integran otras personas del barrio?
Si bien la huerta comenzó como un proyecto de la comunidad parroquial, el equipo ahora está integrado por los niños de catequesis, los adolescentes del espacio educativo Espirales, voluntarios del Colegio San Juan, referentes y vecinos que se han sumado a la experiencia. Queremos que sea un espacio abierto y sabemos que es posible, porque nuestro barrio Casabó tiene mucha tradición de organizarse y apoyarse, como una gran familia.
¿Cómo se articulan catequesis y huerta?
La catequesis es uno de los motores de la huerta. Cuando nos reunimos al principio del año, quisimos que la huerta fuese no solo un punto de encuentro entre los distintos grupos de la comunidad ―que no es poco― sino que además, tomando todo lo simbólico que representa la huerta, fuese el hilo conductor de la catequesis, para que desde ahí pudiese tomar todas las temáticas y los contenidos.
¿Qué destino piensan darle a lo que eventualmente cosechen?
Queremos apoyar con insumos a la olla popular de la parroquia que funciona los viernes, y a la comunidad barrial que lo necesite.
De paso, ¿cómo podrían ayudar a la huerta y a la olla los lectores de esta nota?
En este momento, necesitamos plantines o semillas, y si se pudiera, una carretilla. Por cualquier colaboración o si quisieran sumarse a participar, el contacto es 099794785.
¿Cómo se sienten en la tarea?
Nos sentimos con muchas ganas y comprometidos con nuestro “pedacito de tierra”. Es lindo confluir, en una misma actividad, tanto niños, jóvenes como adultos. Lo vemos como una hermosa oportunidad de encontrarnos, aprender de la naturaleza y de disfrutar haciendo juntos.
Por aquí queda la nota. Seguirán más, sobre otras huertas parroquiales, y a la Parroquia del Casabó se volverá, para conversar sobre la olla y otras cosas buenas. Mientras tanto, este humilde escriba los deja y se siente, como decía san Alberto Hurtado, “contento, Señor, contento”.

