En Montevideo se realizará, el sábado 16 de noviembre, una jornada de trabajo comunitario en la futura Fazenda de la Esperanza
El domingo 17 de noviembre se celebrará la III Jornada Mundial de los Pobres. El Papa Francisco instituyó esta jornada en el año 2017, tras el Jubileo de la Misericordia, y se celebra el domingo anterior a la Solemnidad de Cristo Rey.
Para este día el Pontífice preparó un mensaje que se basa en un pasaje del Salmo 9: “La esperanza de los pobres nunca se frustrará”. Destacó, además, “la actualidad increíble” de este pasaje bíblico. Compartimos con ustedes algunos de los puntos más relevantes de la misiva.
Una situación que perdura en el tiempo
Al principio del mensaje el Papa Francisco explica que el salmo “se compuso en un momento de gran desarrollo económico que, como suele suceder, también produjo fuertes desequilibrios sociales”. Añade: “Era una época en la que la gente arrogante y sin ningún sentido de Dios perseguía a los pobres para apoderarse incluso de lo poco que tenían y reducirlos a la esclavitud”. Y sentencia “Hoy no es muy diferente”.
Para el Pontífice “Pasan los siglos, pero la condición de ricos y pobres se mantiene inalterada, como si la experiencia de la historia no nos hubiera enseñado nada. Las palabras del salmo, por lo tanto, no se refieren al pasado, sino a nuestro presente, expuesto al juicio de Dios”.
El pobre es el que confía en el Señor
En la segunda parte del mensaje el Papa Francisco se refiere a las formas modernas de esclavitud “a las que están sometidos millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños”. A esto suma las diferentes formas de violencia y humillación a la que los pobres están expuestos.
A continuación, el Santo Padre realiza un planteo sumamente duro del tratamiento que se le da a las personas más vulnerables en nuestras sociedades: “Con frecuencia vemos a los pobres en los vertederos recogiendo el producto del descarte y de lo superfluo, para encontrar algo que comer o con qué vestirse. Convertidos ellos mismos en parte de un vertedero humano son tratados como desperdicios, sin que exista ningún sentimiento de culpa por parte de aquellos que son cómplices en este escándalo. Considerados generalmente como parásitos de la sociedad, a los pobres no se les perdona ni siquiera su pobreza. Se está siempre alerta para juzgarlos. No pueden permitirse ser tímidos o desanimarse; son vistos como una amenaza o gente incapaz, sólo porque son pobres”.
El Obispo de Roma argumenta que “vemos a menudo a una multitud de pobres tratados con retórica y soportados con fastidio. Ellos se vuelven como transparentes y sus voces ya no tienen fuerza ni consistencia en la sociedad. Hombres y mujeres cada vez más extraños entre nuestras casas y marginados en nuestros barrios”.
En el siguiente apartado, el Papa Francisco asegura que si bien el contexto que el salmo describe es tristeza, sufrimiento y amargura, “se ofrece una hermosa definición del pobre. Él es aquel que ‘confía en el Señor’ (cf. v. 11), porque tiene la certeza de que nunca será abandonado”.
Y agrega el Santo Padre: “Es precisamente esta confianza en el Señor, esta certeza de no ser abandonado, la que invita a la esperanza. El pobre sabe que Dios no puede abandonarlo; por eso vive siempre en la presencia de ese Dios que lo recuerda. Su ayuda va más allá de la condición actual de sufrimiento para trazar un camino de liberación que transforma el corazón, porque lo sostiene en lo más profundo”.
Su grito aumenta y alcanza a toda la tierra
Otro tema que importa al Obispo de Roma es el de los muros que se construyen para separar a los más ricos de los más pobres: “El ‘día del Señor’, dice el Papa, tal como es descrito por los profetas, destruirá las barreras construidas entre los países y sustituirá la arrogancia de unos pocos por la solidaridad de muchos”. Y añade “La condición de marginación en la que se ven inmersas millones de personas no podrá durar mucho tiempo. Su grito aumenta y alcanza a toda la tierra”.
Para el Pontífice “No hay forma de eludir la llamada apremiante que la Sagrada Escritura confía a los pobres. Dondequiera que se mire, la Palabra de Dios indica que los pobres son aquellos que no disponen de lo necesario para vivir porque dependen de los demás. Ellos son el oprimido, el humilde, el que está postrado en tierra. Aun así, ante esta multitud innumerable de indigentes, Jesús no tuvo miedo de identificarse con cada uno de ellos: ‘Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis’”.
Por eso, para el Papa Francisco “Huir de esta identificación equivale a falsificar el Evangelio y atenuar la revelación. El Dios que Jesús quiso revelar es éste: un Padre generoso, misericordioso, inagotable en su bondad y gracia, que ofrece esperanza sobre todo a los que están desilusionados y privados de futuro”.
Mirada de amor y mano tendida
También el Obispo de Roma se dirige en sus palabras a los voluntarios, “que muchas veces tienen el mérito de ser los primeros en haber intuido la importancia de esta preocupación por los pobres, les pido que crezcan en su dedicación”. Los llama, además, a dejar de lado “las divisiones que provienen de visiones ideológicas o políticas, fijemos la mirada en lo esencial, que no requiere muchas palabras sino una mirada de amor y una mano tendida”.
Advierte que “Antes que nada, los pobres tienen necesidad de Dios, de su amor hecho visible gracias a personas santas que viven junto a ellos, las que en la sencillez de su vida expresan y ponen de manifiesto la fuerza del amor cristiano”.
Los pobres, comparte el Santo Padre, “son personas a las que hay que ir a encontrar: son jóvenes y ancianos solos a los que se puede invitar a entrar en casa para compartir una comida; hombres, mujeres y niños que esperan una palabra amistosa. Los pobres nos salvan porque nos permiten encontrar el rostro de Jesucristo”.
Es así que para el Obispo de Roma “La esperanza del pobre desafía las diversas situaciones de muerte, porque él se sabe amado particularmente por Dios, y así logra vencer el sufrimiento y la exclusión. Su condición de pobreza no le quita la dignidad que ha recibido del Creador”.
Sobre el final, el Papa Francisco deja en claro que “La condición que se pone a los discípulos del Señor Jesús, para ser evangelizadores coherentes, es sembrar signos tangibles de esperanza”. “A todas las comunidades cristianas y a cuantos sienten la necesidad de llevar esperanza y consuelo a los pobres, pido que se comprometan para que esta Jornada Mundial pueda reforzar en muchos la voluntad de colaborar activamente para que nadie se sienta privado de cercanía y solidaridad”, concluye.
La Jornada en Montevideo
Por su parte, en Montevideo la Pastoral Social se suma a esta iniciativa, haciendo de la Jornada su propio día de festejo. Por este motivo el Obispo auxiliar de Montevideo, Mons. Pablo Jourdan, envió una carta a sacerdotes, consagrados y laicos de toda la Arquidiócesis.
En la misiva, Mons. Jourdan explicó que “esta iniciativa es una oportunidad para desplegar actitudes evangélicas de misericordia: mirada atenta, cercanía, escucha, acción transformadora, oración compartida, alegría celebrada…”. Y agregó: “Es una invitación a poner a los pobres en el corazón de nuestra vida eclesial reconociendo su dignidad de hijos de Dios, y por lo tanto sujetos y artífices del desarrollo integral de nuestra sociedad”.
Más adelante, el obispo subrayó que “Nuestra Pastoral Social tiene una rica tradición a través de servicios realizados en la transformación de nuestra sociedad” (s través de este link puedes conocer el mapa de las obras sociales de la Iglesia Católica en Montevideo). Además, realizó una invitación especial a todos los fieles montevideanos: “convocamos a encontrarnos el sábado 16 de noviembre en la futura Fazenda de la Esperanza (Géminis 6740, Ex-convento de Carmelitas de Punta Rieles): de 9 a 12 horas haremos trabajo comunitario y a las 12:15 celebraremos la Eucaristía presidida por el Cardenal Daniel”.
También llamó a todas las comunidades de la Arquidiócesis a recordar y celebrar esta Jornada el día domingo durante la Eucaristía. Mons. Jourdan concluyó la carta pidiéndole a María “que nos enseñe a ser dóciles instrumentos del obrar de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo”.
Quienes deseen participar de esta jornada solidaria se comuniquen a través del correo electrónico pastoralsocialmontevideo@gmail.com; o al celular 093793 199.