Personas privadas de libertad actuaron en los Conventuales
Cuando terminó, muchos de los presentes tenían lágrimas en los ojos. Fue una media hora intensa en la que se sintieron interpelados por un grupo de presos de la cárcel de Punta de Rieles. Los reclusos estaban sin esposas, iban y venían. Gritaban, discutían entre ellos, disparaban contra la audiencia.
Cerca de 150 personas permanecían inmóviles, la vista fija en el escenario de la Residencia Universitaria Franciscanum de los Conventuales. Ante sus ojos, una docena de privados de libertad interpretaban la obra de teatro “El día después”, escrita por uno de ellos. Los diálogos y silencios se convirtieron en balas para la mente.
La obra plantea la situación de un muchacho que recupera la libertad después de años preso. El guión refleja su búsqueda de oportunidades y las reacciones de la sociedad: prejuicios, cerrazón, miedo. Se escuchan explicaciones del estilo de “no estudié porque no tenía familia afuera y nadie me pudo hacer los papeles para las reválidas”, o “yo sé que me equivoqué pero pagué y quiero salir adelante”.
El teatro es un medio. De entretenimiento para los reclusos, que ensayan de lunes a viernes de 19 a 21 hs. De valoración para los familiares, que pueden ir a verlos en sus actuaciones en público y disfrutar con ellos en un entorno más libre. De cuestionamiento para los espectadores. De encuentro para la Iglesia.
La presentación en la residencia de los Conventuales fue facilitada por el equipo de Pastoral Penitenciaria, que semanalmente acude al centro de reclusión donde se ensayó la obra. Del contacto surgió la posibilidad y luego esta se convirtió en un hecho. En este caso, la actuación no tiene relación directa con la religión. Pero esta fue excusa para la realización de un evento que enriqueció a todos.
José María Robaina, encargado de Pastoral Penitenciaria, explicó que actualmente unas 75 personas acuden todas las semanas a las cárceles de la ciudad para estar con los reclusos. Otros 35 se están formando para comenzar a ejercer este voluntariado en el futuro, conscientes de que la nueva cárcel de Punta de Rieles tendrá 1.950 plazas. “Es el hermano que visita al hermano. Vamos a consolar, a acompañar en el dolor”, declaró a ICM Noticias.
La labor de la Pastoral Penitenciaria consiste en un acompañamiento humano, agregó Robaina. “Pretendemos que el otro vaya descubriendo una realidad de algo que a veces ignoró. Que se sienta persona, hijo de Dios, que descubra que tiene un Dios que es padre, que tiene un proyecto para él y que él tiene que ir descubriéndolo. Nosotros simplemente generamos el espacio para que él vaya descubriendo ese proyecto”, indicó.
Además de actuar de Manolo, Daniel atiende la peluquería del penal, tiene un programa de radio y una banda de música. Y participa en estos encuentros generados por la Pastoral Penitenciaria, de los que se dijo “muy agradecido”. “Siempre fui creyente y ahora me apoyo mucho en la fe. Es alguien que te da un abrazo, te apoya, está contigo. Eso ayuda mucho y es una salida”, dijo a este portal.
Después de los aplausos, muchos se acercaron a los actores. La mayoría los felicitaron y dieron ánimos. Otros, sus familiares y amigos, los abrazaron y no les faltó tiempo para sacarse fotos. Hasta que se cumplió el tiempo y los actores volvieron a parecer presos.



