Los seminaristas de Montevideo compartieron la semana con el Arzobispo en La Floresta
Enero tiene un ritmo especial. Con licencia o no, los uruguayos concebimos este momento del año como la oportunidad de poner un freno para algunas cosas, o el momento de emprender otras. Entre descanso, playa y momentos para dialogar con Dios, seis seminaristas de Montevideo, junto con el Cardenal Daniel Sturla, vacacionan en la casa que la Arquidiócesis tiene en el balneario La Floresta.
Antes de comenzar la misión en Puntas de Manga, que tradicionalmente realizan el mes de febrero, ICM compartió con ellos algunos momentos de este descanso estival. Además aprovechamos para dialogar con los dos futuros diáconos, Fermín Otegui y Juan Andrés Verde.
Preparar el corazón
Fermín Otegui será, desde el próximo 30 de enero, el secretario personal del Cardenal Daniel Sturla. También será ordenado diácono en el primer semestre de este año. Precisamente Fermín comenta que “será un año especial sin dudas”, y que está “tratando de preparar el corazón. Hice un retiro en un monasterio benedictino diez días en enero” para preparar mejor este tiempo.
El futuro diácono considera que “he tenido un gran apoyo de mi familia. Y de amigos, que si bien algunos no entendieron en un primer momento, me apoyaron”. Reconoció que estos años ha conocido mucha gente, y que esto es “de las cosas más lindas que me ha tocado vivir en estos años”. Destacó que “trabajar con jóvenes debe haber sido lo más gratificante.”
En cuanto a su nuevo rol como secretario personal del Arzobispo, Fermín dijo estar “muy contento de este nuevo servicio a la Iglesia”. Enfatizó que es un desafío y por tanto “tengo que prepararme lo mejor posible para cumplir con el servicio. Al principio, cuando me lo planteó hace unos meses, lo veía como algo más lejano. De a poquito voy asumiendo que esto comienza ahora, el 30 de enero y espero, con la ayuda de Dios, poder hacerlo bien.”
Pero otra gran noticia este año para Fermín es su ordenación como diácono en vistas al sacerdocio. Preguntado sobre el ministerio sacerdotal en la actualidad comentó “es ser un instrumento de Dios, y tratar a las personas con amabilidad, con amor. Y sobre todo intentar, que por medio de la Iglesia, se acerquen a Dios. Que la gente pueda conocerlo tal cual es. Porque a veces en la sociedad de hoy hay una imagen de la Iglesia o de Dios, que fueron quedando en la cultura, que no es el Dios Amor que conocemos en la Iglesia. Si uno conociera realmente cómo es Dios, muy pocos, por no decir nadie, lo rechazaría”.
Feliz de seguir a Dios
Juan Andrés Verde, conocido como “Gordo Verde”, es uno de los dos seminaristas de Montevideo, que este año será ordenado diácono y, Dios mediante, sacerdote para nuestra Arquidiócesis. Por eso para él “este 2017 viene con un montón de cambios, con mucha expectativa y con mucha alegría”. Sobre este tiempo en La Floresta comenta: “Estamos con el Cardenal y con los seminaristas de Montevideo recargando las pilas. Como en todas las vacaciones, que son un tiempo de descanso, pero también un tiempo para cambiar un poco de actividad, pero siempre entre amigos y entre hermanos”.
Juan Andrés se mostró emocionado por la ordenación diaconal, “como caballo en las gateras” comenta. Además dijo sentirse “muy feliz poder disfrutar de esta etapa con mis amigos, con la gente que quizá no conozco, pero el ministerio es para compartirlo. Soñando que también otros chicos puedan descubrir el llamado al sacerdocio en sus vidas. Nada me ha hecho más feliz que descubrir un Dios amigo, un Dios cercano. Que te llama a servirlo de esta manera. Desearía que todos mis amigos tuvieran esta felicidad”.
El seminarista agradeció “a ese cura que en un momento me dijo: ‘Gordo, vos te llevás el mundo por delante. Y mientras no le des un lugarcito a Dios en tu vida, vas a ser un tipo autosuficiente’, y yo decía: ‘pero si a Dios le doy el mejor lugar’. Y eso me interpeló. Y gracias a esas palabras hoy estoy aquí, siguiendo a Jesús de una manera que me hace realmente feliz”.
Al preguntarlo sobre el próximo Congreso Mariano, el futuro diácono recordó que nació el 24 de mayo, “el día de María Auxiliadora. Y para mí la Virgen es una madre que me ha acompañado desde el primer día. La siento muy cercana, porque está cuando la necesito. Muchas veces, aunque no parezca, ella está presente. La Virgen es lo más grande que tenemos”. Para terminar hizo memoria que “cuando jugaba al rugby, antes de entrar a la cancha, siempre le rezaba y esto me hacía sentir especialmente protegido. Hoy, con otro tipo de cancha por delante, también me encomiendo a ella”.