En esta fecha se celebra el Día del Papa
El martes 29 de junio se celebró la Solemnidad de San Pedro y San Pablo. El Cardenal Daniel Sturla presidió la misa en la capilla del Club Católico que fue transmitida en vivo por el canal de YouTube de ICMtv.
Por su parte, el Sumo Pontífice, el papa Francisco, presidió la Eucaristía en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. El Santo Padre festejó su día e invitó a seguir el ejemplo de ambos apóstoles, experimentando nuestra liberación con Cristo.
Mártires de la fe
Los apóstoles San Pedro y San Pablo fueron los fundadores de la Iglesia Romana. Ambos fueron detenidos y martirizados en una prisión ubicada en el foro romano de la antigua Roma. El martirio de Pedro fue en el año 64 DC y el de Pablo en el año 67 DC.
Recordemos las palabras de Jesús: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Desde ese momento el apóstol se comprometió a apacentar al pueblo de Dios.
Pablo, por su parte, era conocido como Saulo antes de su conversión. Es recordado por el momento de su conversión cuando Cristo le salió al encuentro cerca de Damasco.
Simón Pedro y Pablo de Tarso defendieron el Evangelio con su vida.
La misión de Pedro
El arzobispo de Montevideo en su homilía recordó la historia de ambos; los definió como dos personalidades diversas que marcan a fuego la historia de la fe de la vida cristiana.
“La misión de Pedro es particularísima dentro del colegio de los apóstoles, como cabeza. Es el que recibe un mandato único. En Cesarea de Filipo, Jesús le pregunta a la gente: ‘¿quién dicen que soy yo?’, ahí es donde Simón –hijo de Juan- se adelanta y realiza la profesión de fe: ‘Tú eres el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios vivo’. Jesús le responde, que a partir de ahí se llamará Pedro, porque su respuesta no se la reveló ni la carne ni la sangre, sino Dios”, relató.
Para el cardenal Daniel Sturla la maravilla del Evangelio está en que nos presenta a los apóstoles con una imagen real, humana, en sus luchas, combates, dudas y traiciones.
“Jesús anuncia su Pasión y el mismo Pedro le dice que ese no puede ser su camino; entonces le respondió apártate de mí, Satanás. ¡Tremendo!. La fuerza y la solidez de Pedro no se la da su humanidad, sino la gracia que ha recibido”, afirmó el arzobispo.
El frágil Pedro, que lo niega tres veces, es el que luego recibe el mandato de apacentar las ovejas y el que morirá en la cruz dando testimonio de la fe.
¿Por qué me persigues?
“Pablo no fue del grupo del grupo de los doce apóstoles, sino que tuvo una elección particular por parte de Jesús” , contó el Card. Daniel Sturla.
“El perseguidor Saulo recibe una luz mientras va camino de Damasco; allí recibe de parte del Señor el mandato de levantarse y ver esa luz. Queda ciego hasta que un enviado de Cristo, Ananías, lo bautiza; recobra el don de la fe. Así se convierte en el gran apóstol de los gentiles”, afirmó.
La importancia del don de Dios, de la gracia de Jesucristo, es el mensaje que nos deja Pablo. No nos salvamos por acumular méritos, sino porque hemos recibido gratuitamente el don de la salvación.
“Acojamos el don recibido y vivamos una vida que sea de gratitud ante el don de la gracia y del perdón de nuestros pecados y de la vida nueva y eterna”, exhortó el arzobispo.
De manos de Francisco
Hace siete años que Mons. Daniel Sturla fue nombrado cardenal de la Iglesia Católica por el Santo Padre; recibiendo el palio, que es confeccionado por religiosas, hecho de lana de oveja, con cruces negras.
“Cada 21 de enero, el día de Santa Inés, se esquilan las ovejas y luego las hermanas los tejen. El 29 de junio, el papa entrega un palio a quienes fueron nombrados arzobispos residenciales ese año, como ocurrió conmigo en el año 2014”, contó el Card. Daniel Sturla.
El palio tiene un sentido: el pastor que carga las ovejas. Esa es la tarea de Pedro, de la que participan también los sacerdotes de cada diócesis unidos al obispo y los obispos de todo el mundo unidos al Sucesor de San Pedro.
“Es llevar a las ovejas que les son confiadas sobre sus hombros a buenos pastizales, defenderlas de los lobos, ir a buscar a las perdidas, sanar a las heridas y así conducir a todo el rebaño hacia Cristo; esto es lo que intento realizar, unido a todos los obispos de Uruguay y el mundo”, concluyó.