La ordenación diaconal de Mauricio Toledo significó una alegría para la comunidad de San Alejandro y San Pedro Claver.
Tiene 41 años. Está casado con Verónica Grasso y tiene una hija, María Emilia. Es licenciado en comunicación, egresado de la Universidad de la República. Trabaja en el Hospital Británico, en el área administrativa. Integra la parroquia San Alejandro y San Pedro Claver. Desde el pasado domingo 25 de setiembre es diácono permanente, para servir a la Iglesia de Montevideo.
Se llama Mauricio Toledo. Su acercamiento a la fe fue a través de su abuela y su tía abuela. En la adolescencia participó de jornadas de servicio y retiros espirituales en el Colegio Seminario. En la parroquia de Punta Carretas conoció a Verónica y al poco tiempo se pusieron de novios. A partir de ese momento, Mauricio profundizó en su cercanía a Cristo y comenzó a integrar el grupo de jóvenes y de liturgia. Se casaron en el 2007 y dos años después tuvieron a su única hija, María Emilia.
El lema para vivir su ministerio es “Mi familia y yo serviremos al Señor”, palabras que eligió junto a su esposa y su hija. “Somos una familia que sale al encuentro y afirma su identidad sirviendo a los demás”, manifestó.
La celebración fue presidida por Mons. Luis Eduardo González, obispo auxiliar de Montevideo, quien estuvo acompañado por el P. Richard Arche —párroco de San Alejandro—, el P. Pablo Bonavía y decenas de sacerdotes y diáconos.

Mons. Luis Eduardo González y Mauricio Toledo durante el rito de la ordenación diaconal. Fuente: Romina Fernández
El mensaje de Dios
La ordenación de Toledo coincidió con la celebración del Día de la Palabra de Dios en Uruguay. Por este motivo, Mons. González dividió la homilía en dos partes.
Al referirse a la liturgia dominical, el obispo dijo que “La Palabra de Dios nos ilumina, nos pone de cara a Dios”. En esta línea, señaló que las lecturas hablan del contraste de la vida, “algo que se sintió desde siempre en el corazón humano, incluso desde los tiempos de Jesús hasta hoy”.
Mons. González comentó que todos, en algún momento de la vida, pasamos por situaciones de bienestar o de ruinas, y agregó que Dios advierte que hay personas que tienen una vida de libertinaje y egoísmo, que además está marcada por la corrupción, la opresión y la injusticia. “Dios sabe la vida de cada persona, dónde está y sus acciones. Por eso cada acción tomada, será tenida en cuenta por Él”, afirmó.
El obispo mostró preocupación porque en varias circunstancias se pone el dinero, lo material y la vida cómoda en primer lugar, utilizando a las personas como un medio. Sin embargo, aclaró que los bienes materiales son necesarios para tener una vida digna y un horizonte de posibilidades educativas, de salud y recursos para ayudar a otros. Así como se pueden compartir los bienes materiales, también se pueden compartir los bienes espirituales.
Una entrega para la Iglesia
Hacia el final de la prédica, Mons. González se dirigió a Toledo: “Recibirás el Espíritu Santo nuevamente en tu vida y se hará sacramento en ti”, y aclaró que el ministerio diaconal pertenece al sacramento del orden sacerdotal.
“Es Cristo el que comenzará con los nuevos impulsos en tu vida a servir a todos, pero muy especialmente aquellos que están pidiendo ayuda y lo necesitan de manera especial”, agregó.
El obispo auxiliar de Montevideo le auguró a Toledo que pueda “vivir con alegría, generosidad, sensibilidad humana y espiritual” su ministerio y que siempre tienda una mano a sus hermanos más necesitados.
Luego de asumir el ministerio, su esposa y su hija le acercaron la estola diaconal. Junto con las ofrendas del pan y el vino, se presentó un porta vela que representa el centro de la pequeña comunidad de reflexión en la que participan el flamante diácono y su esposa. También se acercó la vela que recibieron en su casamiento y una foto de Toledo y sus compañeros candidatos al diaconado permanente durante un encuentro en la Gruta de Lourdes.

La comunidad de San Alejandro y San Pedro Claver acompañó a Mauricio Toledo en su ordenación diaconal. Fuente: Romina Fernández
Momento de agradecer
En el tramo final de la celebración, el flamante diácono agradeció uno por uno a los presentes y a quienes lo acompañaron en su vida, y en su proceso de fe y formación. Tuvo unas sentidas palabras hacia su esposa: «Gracias porque, desde un inicio, supimos que en nosotros Dios estaba creando senderos nuevos”.
También agradeció al cuerpo diaconal, a sus formadores y a quienes lo acompañaron en su proceso de fe: «Hermanas y hermanos, ¡qué lindo es contemplar sus rostros hoy acá. Qué lindo es contemplar sus miradas, su presencia. Jesús nos llama a todos y nos propone un camino para descubrir juntos nuestra identidad más profunda”.
Toledo invitó a los presentes a “salir al encuentro del pobre, del que sufre, de la vecina que quedó viuda, del joven que necesita a alguien que lo escuche para luego celebrar lo vivido en la mesa de la vida, el altar, con Jesús en el centro”.
Al terminar, se proyectó un video con imágenes de Toledo desde su niñez hasta la actualidad. Después, el recién ordenado despidió a la asamblea y se colocó delante del altar junto a Mons. González y su familia. Después, sucedieron los abrazos, abrazos y emociones. Mauricio, sonriente, estuvo con todos.
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Precioso Testimonio!!! Dios los Bendiga!!!