Lorenzo Musetti fue ordenado diácono permanente por imposición de manos y la oración consagratoria del Card. Daniel Sturla.
Lorenzo Musetti tenía veinticuatro años cuando conoció a Leonor. Ella era catequista en la parroquia San José. Se enamoraron. Desde ese momento, empezó a vincularse con los Dehonianos de la Gruta de Lourdes. Treinta y nueve años después, en ese mismo lugar, recibió la ordenación diaconal de manos del cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo.
Musetti tiene sesenta y tres años, es jubilado y es padre de Javier, Elianna, Andrés y Micaela. Los 11 de cada mes es voluntario en la gruta, ofrece charlas de bautismo y colabora en la pastoral social. Hace cinco años los sacerdotes Rino Venturin, Adriano Marques y Joaquín Izurzu lo alentaron a hacer el camino de discernimiento diaconal. El lema que eligió para vivir su ministerio es: “¡Aclama al Señor la tierra entera, sirvan al Señor con alegría!” (Salmo 100, 1-2).
Todos lo quisieron acompañar en este día especial. Estuvieron presentes sus familiares, sus compañeros del colegio San Isidro y de la Escuela Técnica Aeronáutica e integrantes de la capilla Betania, de la cual Musetti forma parte desde el 2009.
La celebración fue a cielo abierto, a los pies de la Virgen de Lourdes. Leonor fue la encargada de cantar el salmo. Ella está enyesada tras sufrir un accidente y se maneja mediante una silla de ruedas. Pero al momento se acercarse al ambón, se paró y entonó las antífonas.
El encargado de presentar al candidato al diaconado fue el padre Manoel Oliveira, párroco de El Salvador y del Santuario Nacional. La ordenación de Musetti fue la última de una serie de cinco. Entre setiembre y octubre también recibieron el sacramento Daniel Rodríguez, Juan de Marsilio, Luis Emilio González y Mauricio Toledo.

Lorenzo Musetti durante su ordenación diaconal. Fuente: Romina Fernández
Ministro de salvación
Como suele hacer en estas ocasiones, el Card. Sturla dirigió su homilía al inminente diácono. Al comenzar, dijo que “convertirse en ministro del Señor es recibir la gracia para ser, de un modo diverso, instrumento de este don de la salvación”. El celebrante definió la salvación con algunas palabras: alegría, paz, gracia en abundancia, sentido pleno de la vida y amistad con Cristo.
El Card. Sturla presentó al diácono como un “ministro de salvación” debido a sus servicios: predicar la Palabra de Dios, administrar el sacramento del bautismo, bendecir bodas, despedir a los difuntos y atender a los hermanos más necesitados de la comunidad. En esta línea, remarcó la importancia de entregar la comunión: “Tendrás a Jesús en tus manos, en su palabra vivo y palpitante, y en la Eucaristía. Es Él quien da sentido a tu ministerio. Servirlo, anunciarlo y llevarlo a Él, lo haces desde tu realidad y desde tu historia”.
Más adelante, explicó que el misterio que recibió Musetti no fue “un premio que la Iglesia le da” sino que es “un don por el cual, el Espíritu Santo lo consagra para el servicio de Dios y de los hermanos”.

El cuerpo diaconal de Montevideo recibió a Lorenzo Musetti. Fuente: Romina Fernández
Momento de agradecer
Hacia el final, el flamante diácono se dirigió al ambón y dijo unas palabras: “¡Bendito sea Dios! Quiero dar gracias a Dios mirando a cada uno de ustedes”. Y así agradeció uno por uno: a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos, al cardenal y al obispo auxiliar, a sus formadores y al cuerpo diaconal que lo acompañó y alentó en su camino.
En diálogo con Entre Todos, Leonor expresó que hubo “un poco de incertidumbre al principio” cuando Musetti decidió ser diácono permanente pero que “el Espíritu acompañó desde un principio”. Agregó que desde el círculo familiar se tomó la noticia con “asombro” y que cada integrante acompañó desde su lugar.
Al terminar la celebración hubo tiempo para la foto con los obispos y con la familia. Después, se sucedieron los saludos, pedidos de bendiciones y abrazos. En un momento, Musetti se encontró solo con sus cuatro compañeros que habían sido ordenados diáconos anteriormente. Juntos posaron y se tomaron una selfie, tal como lo habían hecho una jornada antes de que todos recibieran el sacramento. La foto seguía manteniendo algo: la Virgen estaba atrás, acompañando.

Lorenzo Musetti sirviendo por primera vez en el altar como diácono. Fuente: Romina Fernández