Editorial del Pbro. Gonzalo Estévez, vicario general de la Arquidiócesis de Montevideo, de cara a las elecciones nacionales en las que hoy ejerceremos nuestro voto.
Queridos hermanos:
Llegó el día. Hace tiempo que venimos oyendo la propaganda de partidos y candidatos invitándonos a votar por ellos, confiándoles así el poder de gobernarnos por los próximos cinco años. Y solo por los próximos cinco. Detalle que debemos recordar a los que se postulan a cargos electivos. El Uruguay no comienza ni termina con un periodo de gobierno. Es una obra en construcción permanente. Y cada administración quinquenal debe pensar no sólo en lo que quiere hacer sino también en lo que recibe y en lo que, terminado su tiempo, deberá confiar a otras manos. Nadie puede pensar en demoler lo ya construido. Y ninguno puede olvidar que lo que haga será cimiento de posterior edificación. A nadie le gustaría comprar una casa que, levantada por diferentes empresas, hubiese carecido de un plan maestro que garantizara que lo que se inició como futuro baño termine en dormitorio y la cocina pensada concluya en garaje. Y tal vez alguno pueda pensar que no es tan grave este cambio de destino de un espacio por otro. Pero sería peor si se ignora lo pensado como cimiento y si se pretende colocar techos sin vigas de sostén. Pido perdón a arquitectos, ingenieros y constructores por hablar de su área de experticia desde la ignorancia acerca de la misma… pero creo que los que no tenemos formación académica entenderemos lo que el ejemplo busca evidenciar. Y creo que es bueno que hagamos un acto de confianza en nuestros candidatos. Porque la Iglesia los ha convocado (y ellos generosamente han respondido) a encuentros en los que hemos visto capacidad de escucha y múltiples puntos de coincidencia con todos. Y en los diálogos convocados en la Sala Zorrilla sobre Educación y Políticas Sociales, en los que participaron expertos de diferentes partidos, se puso de manifiesto el respeto de unos y otros e, incluso, el asentimiento de todos a propuestas y conceptos, que no por provenir del otro eran dejados de reconocer como válidos y compartibles. Creo que más allá de “tiroteos verbales” propios de la lucha electoral, Uruguay tiene, en la gran mayoría de sus actores políticos y ciudadanos, un capital de amor al país, búsqueda sincera del bien común, y voluntad de trabajar con generosidad y honestidad por el presente y futuro. Ahora, si todavía no lo hicieron, a buscar la credencial y a emitir el voto. Uruguay es nuestro, de todos, y hoy, la responsabilidad también. ¡Sepamos cumplir!
Abrazo y bendiciones.