El sábado 16 de noviembre, en la sede del Movimiento Tacurú (Av. Bernardo Poncini 1521), se celebrará la Jornada anual de Pastoral Social Arquidiocesana, enmarcada en la VIII Jornada Mundial de los Pobres, a la que convoca el Papa Francisco.
El lema que se propone este año es «La oración del pobre sube hasta Dios» (cf. Sirácida 21,5). En su mensaje para la Jornada, el Papa recuerda que «todos somos pobres y necesitados. Todos somos mendigos, porque sin Dios no seríamos nada. Tampoco tendríamos vida si Dios no nos la hubiera dado».
Es una oportunidad para encontrarse como comunidad arquidiocesana y reafirmar el compromiso en el servicio a los hermanos más necesitados. Este año es el Movimiento Tacurú quien recibe a todos los que de una u otra manera están involucrados con el trabajo de la pastoral.
El encuentro comenzará a las 9 de la mañana con una oración y, media hora después, se hará una reflexión sobre la carta del papa Francisco con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres de este año, seguido de testimonios.
Luego, sobre las 10:45, se realizará una instancia de servicio. A las 12:30 se celebrará la Santa Misa, que presidirá el Card. Daniel Sturla. El cierre de la actividad será sobre las 13:30.
Desde la organización se pide llevar ropa cómoda y que se pueda ensuciar, para el momento de servicio, y habrá un almuerzo compartido. Es importante remarcar que la jornada no se suspende por lluvia.
Será una fiesta de todos quienes trabajan o son destinatarios de los diferentes servicios, por lo tanto la invitación se extiende a la mayor cantidad de gente posible.
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Miles de manos al servicio de los más necesitados
El trabajo que se realiza desde la Iglesia, a través de asociaciones, instituciones, grupos, parroquias y Pastoral Social, involucra a miles de personas. Como quedó retratado en un video que dio a conocer el canal de Youtube ICMtv, el trabajo de la Iglesia incluye muchos servicios. Por ejemplo, se distribuyen, solo en la zona Metropolitana, unos cinco mil quinientos platos de comida semanalmente, a través de diecisiete ollas populares, a lo que se suman merenderos, reparto de canastas y vestimenta, entre otros servicios.
A esto se suma la labor de más de quinientas instituciones de carácter social, distribuidas por el país, que cuentan con la colaboración de cientos de voluntarios.
Un caso emblemático es el de Cuenca Casavalle, donde trabajan siete parroquias y capillas, un centro misionero, tres centros educativos, dos hogares, siete obras socioeducativas y un salón multiuso junto a una cancha barrial.

Otro importante foco de servicio es la ayuda que se brinda a las personas con consumo problemático de sustancias. Allí trabajan los tres centros de la Fazenda de la Esperanza —uno de ellos en Montevideo— así como Renacer, El Achique y Marcos Ji —que tiene dos hogares en la capital—. También trabajan cuarenta y un grupos de Alcohólicos Anónimos, y 14 de Narcóticos Anónimos en parroquias, o instituciones de Iglesia, de Montevideo.
En un país donde las personas privadas de libertad superan las 15 mil, y el porcentaje de reincidencia es del 70%, son ciento veinte voluntarios de Pastoral Penitenciaria los que semanalmente visitan veinte de los veintiséis centros carcelarios del país.
También se trabaja con el proyecto Liberados, que impulsa ACDE, para mejorar la reinserción social y laboral, así como el Hogar Cardoner que también trabaja con personas que acaban de ser liberadas.
Y si se habla de iniciativas que favorezcan a la maternidad y la niñez en contextos difíciles, en un país envejecido como es Uruguay, y con la pobreza infantil como gran desafío, se destaca el trabajo de Ceprodih, Madrinas por la Vida, Pablo VI, Casa Lunas, Kolping, Casa Abierta y Fundación Mir.
La oración «leída» en el rostro del pobre
En su mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres de este año, el papa Francisco quise hacer foco en la frase “La oración del pobre sube hasta Dios” (cf. Si 21,5). Explicó que en esa palabra “La esperanza cristiana abraza también la certeza de que nuestra oración llega hasta la presencia de Dios; pero no cualquier oración: ¡la oración del pobre!”. Y llamó a todos a leer y reflexionar esa Palabra “en los rostros y en las historias de los pobres que encontramos en nuestras jornadas, de modo que la oración sea camino para entrar en comunión con ellos y compartir su sufrimiento”.
El Santo Padre nos recuerda que el autor del libro de Eclesiático sabe que “Dios conoce los sufrimientos de sus hijos porque es un Padre atento y solícito hacia todos. Como Padre, cuida de los que más lo necesitan: los pobres, los marginados, los que sufren, los olvidados. Pero nadie está excluido de su corazón, ya que, ante Él, todos somos pobres y necesitados. Todos somos mendigos, porque sin Dios no seríamos nada. Tampoco tendríamos vida si Dios no nos la hubiera dado».

«Y, sin embargo —lamenta el Obispo de Roma—, ¡cuántas veces vivimos como si fuéramos los dueños de la vida o como si tuviéramos que conquistarla! La mentalidad mundana exige convertirse en alguien, tener prestigio a pesar de todo y de todos, rompiendo reglas sociales con tal de llegar a ganar riqueza. ¡Qué triste ilusión! La felicidad no se adquiere pisoteando el derecho y la dignidad de los demás».
La recomendación del papa Francisco es la siguiente: «En este año dedicado a la oración, necesitamos hacer nuestra la oración de los pobres y rezar con ellos. Es un desafío que debemos acoger y una acción pastoral que necesita ser alimentada».
El Santo padre también quiso hablarle directamente a quienes están más necesitados: «A los pobres que habitan en nuestras ciudades y forman parte de nuestras comunidades les digo: ¡no pierdan esta certeza! Dios está atento a cada uno de ustedes y está a su lado. No los olvida ni podría hacerlo nunca. Todos hemos tenido la experiencia de una oración que parece quedar sin respuesta (…) Pero el silencio de Dios no es distracción de nuestros sufrimientos; más bien, custodia una palabra que pide ser escuchada con confianza, abandonándonos a Él y a su voluntad. Es de nuevo Sirácida quien lo atestigua: “la sentencia divina no se hace esperar en favor del pobre”.
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