El autor es el Pbro. Dr. Gabriel González Merlano
El primer obispo del Uruguay, monseñor Jacinto Vera, continúa acompañando a su pueblo a través de cartas, testimonios y vivencias que sus devotos plasman en el arte y la escritura. El obispo gaucho llega esta vez a nosotros de la mano del padre Gabriel González Merlano.
Uno más de nosotros
Jacinto Vera y Durán nació en Santa Catarina, en ese momento perteneciente al reinado portugués, el 3 de julio de 1813. Sus padres Gerardo Vera y Josefa Durán, oriundos de las Islas Canarias, cruzaron el océano Atlántico con sus cuatro hijos para instalarse en nuestro país; durante el viaje nació Jacinto.
Pasó su niñez en diferentes localidades del país, sobre todo en los departamentos de Maldonado y Canelones. El 28 de mayo del año 1841 fue ordenado sacerdote por monseñor Mariano Medrano en Buenos Aires y, posteriormente, se trasladó a Uruguay donde fue destinado teniente cura en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Canelones.
El 14 de diciembre de 1859 asumió como Vicario Apostólico de Uruguay. Recorrió el país en tres ocasiones, a campo traviesa, llevando el Evangelio a todos, sin distinciones. Se vinculó con los frailes franciscanos, con los sacerdotes jesuitas y contribuyó a la unidad religiosa del pueblo uruguayo.
Falleció durante una de sus recorridas por el interior, más precisamente en la ciudad de Pan de Azúcar, localidad perteneciente al departamento que lo vio crecer hasta sus seis años de edad. Fue el 6 de mayo del año 1881. Murió con fama de santidad y fue elogiado por innumerables personas.
Las huellas de Jacinto
El sacerdote Gabriel González Merlano es uno de los amantes de la obra de monseñor Jacinto Vera. Su nuevo libro presenta al obispo gaucho como «libre sin licencia y súbdito sin servidumbre».
Entre los años 2012 y 2013, Merlano escribió una serie de notas (60) con motivo del bicentenario del nacimiento del hoy siervo de Dios, en las que dio detalles de la vida de Jacinto. «Esto es una recopilación de esas notas, todas reunidas en forma de libro, para que, aquel que no conozca a Jacinto Vera, pueda acercarse a su figura de una forma accesible», expresó.
Merlano aclaró que «son notas, no es una biografía con fuentes ni nada de eso, sino que está al alcance de todos».
Encontraremos hechos de su vida, palabras y discursos con una extensión de dos o tres páginas.
Pastor del rebaño
El libro será presentado el próximo jueves 31 de marzo, a la hora 19.30 en la Facultad de Teología Monseñor Mariano Soler. Participan de la actividad la Dra. Laura Álvarez Goyoaga y Mons. Dr. Alberto Sanguinetti Montero. El evento se podrá seguir por el canal de YouTube de ICMtv.
Libre sin licencia y súbdito sin servidumbre. Mons. Jacinto Vera: Hechos y Palabras, así se titulan estas 60 notas que, según Merlano, es una expresión que el obispo siempre usaba y lo describe tal cual era.
Y agregó: «Quizás ahí hay algo mío que es la faceta de Jacinto Vera que más me interesa y que más he investigado sobre él, que es su defensa de la libertad de la Iglesia. En medio de un gobierno que, como sabemos, bajo la Constitución de 1830 tenía jurisdicción sobre la Iglesia».
Se sabe que el obispo siempre fue muy respetuoso y colaboró con la autoridad civil, sin perder de vista que la Iglesia tenía que ser libre y autónoma. La frase fue sacada de la última carta pastoral que escribió en el año 1880, un año antes de morir.
Según Merlano, Jacinto Vera fue el gran defensor de los derechos de la Iglesia y de la libertad religiosa de las personas. Defendía que los católicos tenían que casarse por la Iglesia y que el Estado debía respetar eso.
Querido por todos
La muerte del obispo gaucho generó conmoción en los fieles de la época y en todo Uruguay. En el libro se encuentra una crónica que permite al lector ubicarse en el momento y en la sucesión de hechos que provocó la partida de Jacinto.
«Fue la personalidad más conocida de la historia de nuestro país de la segunda mitad del siglo XIX. Sus exequias fueron monumentales por la cantidad de gente, por todo lo que significó, por toda la repercusión de su muerte», destacó.
Murió en camino, evangelizando al pueblo. Era la tercera vez que recorría el Uruguay a caballo. Fue en una fonda en la localidad de Pan de Azúcar el 6 de mayo del año 1881. Actualmente ese lugar funciona como museo, sobre todo la habitación donde dejó de existir. La idea fue del entonces obispo de Maldonado Rodolfo Wirz, quien compró la propiedad luego de varios años.
Crónicas de la época afirman que la noticia de su muerte corrió por la campaña con la velocidad de un rayo. «Todo el mundo se enteró y todo el mundo salía a los caminos a despedir el cuerpo que iba en carreta», contó. Se cuenta que demoró mucho en llegar a Montevideo. Una vez allí, las exequias duraron tres días, y se vieron pasar a miles de personas. Fue quizás el acontecimiento más multitudinario de la segunda mitad del siglo XIX».
Ya queda menos…
Otro de los capítulos se refiere a los reconocimientos. Aquí el lector tendrá la posibilidad de conocer textos escritos por Francisco Bauzá, Juan Zorrilla de San Martín, entre otros, dedicados al obispo, escritos después de su fallecimiento.
La historia de su canonización, tiene un lugar en esta selección. Ha sido una causa difícil, que ya tiene casi noventa años. «Está muy avanzada, podemos vislumbrar ya casi el final, pero ha sido un trabajo muy arduo», sostuvo el escritor. «Aquí hay que reconocer a muchos pero, fundamentalmente, a monseñor Sanguinetti. Fue él quien realizó esa monumental obra de documentación necesaria. En el 2012 la culminó después de muchos años de trabajo».
El postulador de la causa se encuentra en Roma. El vicepostulador es el padre Juan González, párroco de la Catedral Metropolitana.
Ejemplo a seguir
Otra de las secciones está dedicada a la bibliografía sobre el futuro santo, a los principales lugares de devoción. Incluye también la oración para su canonización. “Es muy completo para una persona que conoce poco o, que no lo conoce. Aquí se reúne todo lo que podemos saber de Jacinto. Encontramos al misionero infatigable, al gran evangelizador de nuestra patria, al gran forjador de la Iglesia uruguaya“, dijo.
Merlano contó que el primer obispo encontró una Iglesia sin estructura y sin institucionalización, a la que él dio forma, por lo que es conocido como el padre de la Iglesia en nuestro país. También se detallan en este libro las virtudes del misionero, tanto humanas como evangélicas. Merlano sostiene que «es el modelo de la santidad a la uruguaya».
2 Comments
Quiero co.prar el libro! Dónde? Pueden mandarlo por correo uruguayo y hago transferencia bancaria?
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