Una parte importante de ser cristiano es la necesidad de vivir la fe en comunidad. Resulta complejo ―si no imposible― pensar en una vida religiosa plena, en la que se atraviese ese acercamiento a Cristo de forma solitaria, reservada, sin compartir con otros. Así como cada parroquia es el templo de la fe de cada barrio, cada misa constituye el centro de nuestro aprendizaje cristiano, de compartir la palabra y recibir el misterio y alimento de la eucaristía. Y todo lo recibimos con nuestros hermanos, porque juntos es que somos Iglesia.
A partir de esta mirada, fray William Michelto da Silva se propuso, desde su comienzo como párroco de Santa Rita en octubre de 2021, continuar revitalizando las actividades de la comunidad. “Cuando llegamos a Uruguay, hace dos años y siete meses, a las celebraciones iban cinco personas. Dicen que la forma de trabajar aquí era más monótona, pero cuando llegamos le pusimos un poco de carisma brasilero e instalamos una misa más alegre. Y como párroco busco aumentarlo más, hacer más cosas, siempre queremos ir a más”, señala con su característico acento natal, mientras saca su celular para mostrar, con orgullo, las fotos de la última actividad de la comunidad: una donación de libros para la Escuela 315 de Pinar Norte.

Fray William Michelto da Silva es el párroco de la comunidad desde octubre de 2021. Fuente: Romina Fernández
Diversidad de propuestas
Justamente, uno de los pilares de la comunidad es la variedad de actividades actualmente funcionando, y en proceso de expansión. Desde un grupo de catequesis de adultos (que comenzó el pasado lunes pero que ya es habitual), pasando por un coro que ensaya los jueves junto a un maestro, a la formación del GEVA (Grupo de Espiritualidad Vocacional Agustina) que tiene lugar los miércoles por la noche, las actividades de catequesis para niños (antes con dos integrantes y ahora con diez), al nuevo grupo de profundización de la fe (pensado para jóvenes que ya recibieron el sacramento de la confirmación), el grupo de las Madres Mónicas (que, encomendadas a santa Mónica, cuidan de los hijos de las demás) o al tradicional Grupo del Rosario. Según cuenta fray William a Entre Todos, “en total son catorce grupos y una comunidad que crece. Pasamos de eucaristías para cinco personas, a celebrar misas diarias para treinta o cuarenta”.
Pero, dentro de esos catorce grupos, el Grupo del Rosario cuenta su propia historia. “Nosotras somos las que quedamos de un equipo que lleva funcionando desde hace más de cuarenta años dentro de la comunidad. También tenemos un WhatsApp para hablarnos y pasarnos las intenciones por las que rezamos. Somos casi veinte, aunque por el frío y la pandemia hoy nos juntamos menos”, recuerda Maggie, mientras que Eda no duda en afirmar: “para nosotras, el grupo es todo, vivimos en función de él”.
Dentro de ese tiempo, han visto un cambio de liderazgo. Para Pupe, referente del grupo, se mejoró el relacionamiento con el colegio y con el barrio, a través de un fuerte trabajo misionero: “todos los últimos martes de mes les entregamos un surtido de comestibles y ropa a ocho familias. La última vez que mandamos, fue para la iglesia del Cordón y para un comedor, además de la donación de libros. También contenemos a familias con problemas”.
Una parroquia de puertas abiertas
Cuando nos apartamos del bullicio de la Av. Rivera, a unas tres cuadras desde la Av. Bolivia, nos encontramos con un rincón distinto, casi que con otro aire. La presencia de la Plaza Suiza es solo la puerta de ingreso para dar con el Colegio y la Parroquia Santa Rita. Un silencio lleno de paz domina la escena, únicamente interrumpido por los gritos aislados provenientes del colegio. Instantes después, un niño llega con su skate, se sienta en los escalones del templo y luego comienza a dibujar siluetas, esta vez parado sobre su patineta. Para los espectadores, no existen dudas: definitivamente estamos ante una parroquia integrada a la comunidad.

Templo de la parroquia Santa Rita en Punta Gorda. Fuente: Romina Fernández
“El niño siempre pasa con su skate, para nosotros es algo habitual. Al tener al lado el colegio, ellos se acercan más, y eso también hace que los vecinos se sumen. Ver que le ponemos nuestra impronta y carisma a las celebraciones, o que tenemos confesiones todos los días ―no tenemos día de descanso― es una invitación a sumarse. Por aquí, de lunes a viernes siempre hay actividad, y el fin de semana son los días más fuertes de la parroquia. Imposible cerrar. De lunes a domingo, siempre hay misa, siempre hay vida”, acota fray William, con satisfacción.
“Nosotros, como agustinos, creemos en la formación que incluya parroquia y colegio. Nuestro carisma abarca la parroquia, al colegio y las obras sociales. Dentro de ese instituto, también tenemos nuestro carisma y manifestamos la espiritualidad agustina, dentro de una formación marcada por santa Rita. La última recolección de libros se hizo tanto en la parroquia como en el colegio; fue una linda actividad. Siempre tenemos alguna propuesta de ese tipo, ya sea recibir juguetes para navidad, ropa o ese tipo de cosas”, menciona con una sonrisa.
Ahora se encuentran trabajando para tener una misa pensada específicamente para los más chicos, que se desarrollará en la mañana del primer domingo de mes. Cada detalle estará adaptado para ellos, hasta la reflexión de la liturgia y los cantos del coro. “Me gustaría que fueran los niños los que incluso tocaran los instrumentos, así se sienten invitados a participar”, señala.
Un templo particular, para una comunidad distinta
Si algo destaca entre los integrantes de la familia de Santa Rita de Casia, es el sentido de pertenencia por su templo. “Acá uno es decorador, pintor, supervisor de obras, limpia el templo… ¡hay que hacer de todo!”, comenta fray William entre risas. De acuerdo con Pupe, “antes la parroquia se llovía y para poder comenzar la misa, los curas estaban limpiando todo con los lampazos, a veces era un lago. Ahora está mejor, los padres acomodaron hasta los cerramientos de los vitrales y no se inunda más”
«Cuando lo vi por primera vez, lo que me asustó no fue el agua sino el Cristo encima del altar. Un Cristo grande, que llama la atención, pero un Cristo que acoge, que abraza con su amor y misericordia. Un Cristo protagonista, que termina siendo la belleza del lugar, junto a los vitrales. Son parte de su encanto”, indica fray William. Este particular templo cumplió treita años, luego de su reforma en 1991, mientras que la primera misa se celebró en 1949, en la antigua capilla del mismo lugar.
14 son los grupos que actualmente funcionan en la Parroquia Santa Rita de Casia
1991 fue el año de construcción del templo actual. La primera celebración fue en una antigua capilla en 1949.
Pensando en el futuro
Son varias veces las que Fray William lo señala: lo hecho hasta ahora, reconforta, pero no alcanza. “Siempre buscamos hacer más. Estamos proyectando un retiro espiritual ―si la pandemia lo permite― para tener un fin de semana de encuentro, de una forma distinta. También hacer alguna jornada de convivencia con la comunidad, tal vez algún asado, para compartir de forma fraterna. Los encuentros son grandiosos, sobre todo los 22 de cada mes, en que festejamos el día de santa Rita. El 22 de mayo hicimos una actividad en el patio del colegio, gracias a Dios cayó domingo y el tiempo acompañó, lo que permitió que vinieran incluso padres de otras zonas. Fue maravilloso, porque al ser fin de semana, también pudieron participar los niños del colegio. Hubo casi cuatrocientas cincuenta personas, y habíamos previsto regalarles justo cuatrocientas rosas. Fue una bendición”, rememoró.
Santa Rita de Casia
La parroquia lleva el nombre de la “patrona de las causas imposibles”. Nacida en 1381 y fallecida en 1457, la santa italiana recibió un estigma divino: una herida en su frente producto de la corona de espinas que Cristo padeció desde antes de ser crucificado. Allí había una astilla, pero al retirarla la herida jamás cerró. Instantes antes de fallecer, Rita ―en aquel entonces, ya monja― pidió en invierno una rosa del jardín del convento, cosa imposible en aquella época, pero que efectivamente ocurrió. Por este motivo se la vincula a las rosas, porque simboliza que, para Dios, nada es imposible.
6 Comments
Agradezco a Dios por la visita del Equipo de Entre Todos, y por esta maravillosa noticia de nuestra Comunidad Parroquial y Educativa de Santa Rita de Casia. Dios les bendiga… Santa Rita y San Agustín intercedan por ustedes.
Muy lindo este artículo. Tengo un cariño muy especial hacia esa Parroquia de Santa Rita, porque viví muy cerca cuando niña y adolescente, ibamos allí a Misa junto a mis padres y hermanos. Después nos fuimos casando y viviendo en otros lugares. Luego de casi 40 años volvimos al barrio de Punta Gorda y empezamos a trabajar en la Parroquia junto al Padre Miguel Escartín, donde formamos un precioso grupo de matrimonios que por
años nos reuníamos cada 15 días. Eran grupos de formación y el Padre Miguel nos acompañaba. Después se nos fue el Padre Miguel a Argentina y nosotros nos mudamos nuevamente. Ahora vamos a otra Parroquia en el barrio nuevo. No olvidamos la calidez de los Agustinos y de la comunidad de Punta Gorda. Felicidades a todos y Dios acompañe a Fray William en esta Misión.
Buenas tardes.
Me gustaría conectarme con el grupo del Rosario (fui a diario durante varios años) y con el grupo del coro (lo dirige Teresinha?).
Muchas gracias!.
[…] cada vez que se visita la comunidad de la parroquia Santa Rita de Casia, uno de los pilares que se percibe es la variedad de actividades actualmente funcionando, y en […]
Consulto, dan catequesis para niños? Tienen 10 años. Si es así, qué días y horarios y cuando comienzan?
¡Buenos días, María! ¿Cómo estás? Te aconsejamos comunicarte directamente con la comunidad parroquial, para que te puedan informar de mejor manera todas sus propuestas formativas. De acuerdo con nuestra información, su número de contacto es 2601 7507 y la secretaría parroquial funciona de lunes a viernes, de 17 a 20 horas. ¡Saludos!