Historia de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
El viernes 8 de junio se celebra, en todo el mundo, la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. En nuestro país existen colegios y congregaciones religiosas que llevan su nombre, así como parroquias y hasta un Santuario Nacional dedicados a esta devoción. Sus orígenes están en el siglo XI y perdura hasta nuestros días.
Historia de la devoción
Orígenes
Se puede rastrear el origen de esta devoción al corazón herido de Jesús en el siglo XI, cuando muchos cristianos meditaban sobre las cinco llagas que remiten a la Crucifixión de Jesús: las perforaciones de las manos y los pies por los clavos, y la lanza clavada en el costado de Cristo luego de su muerte.
Durante la Edad Media crecieron entre los fieles las oraciones al Sagrado Corazón, a la llaga del hombro de Jesús (impulsada por San Bernardo de Claraval) y las devociones privadas. Durante cientos de años fueron estas formas de espiritualidad las que propiciaron que los cristianos pudieran meditar en la Pasión y Muerte de Jesús. Pero fue recién en 1670 que un sacerdote francés, el P. Jean Eudes, celebró por primera vez la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
Santa Margarita María Alacoque
Por su parte, solo 3 años después, una monja salesa también francesa, de nombre Margarita María Alacoque, informó que tenía visiones de Jesús. Experimentando el consuelo de la presencia de Jesús, el Señor le explicó que la había elegido para dar a conocer su amor y su bondad a la humanidad.
A mediados de 1674, Margarita María informó que Jesús quería ser honrado bajo la figura de su corazón de carne. Esto además incluía algo que no era tan común en esa época: recibir con frecuencia la Eucaristía, especialmente el primer viernes de cada mes, y que además se practicara una hora santa devocional.
Un año después, durante la octava de Corpus Christi de 1675, la religiosa experimentó una nueva visión, que fue clave para el desarrollo de la devoción del Sagrado Corazón. En esta visión Jesús dijo a la futura santa: “He aquí el corazón que ha amado tanto a los hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse para demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibo de la mayoría sino ingratitud”.
La hermana Margarita María también escuchó estas palabras del Señor: «Mi Divino Corazón, está tan apasionado de Amor a los hombres, en particular hacia ti, que, no pudiendo contener en él las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo los cuales contienen las gracias santificantes y saludables necesarias para separarles del abismo de perdición. Te he elegido como un abismo de indignidad y de ignorancia, a fin de que sea todo obra mía».
Una fiesta para la Iglesia
Entre los pedidos que la monja salesa recibió de Jesús estaba el de celebrar la fiesta del Sagrado Corazón el viernes siguiente a Corpus Christi, como ocurre actualmente. Si bien la devoción se hizo popular después de la muerte de Santa Margarita María en 1690, la fiesta no se estableció como oficial en toda Francia hasta 1765. Esto se debió al cuidado especial que pone la Iglesia al momento de aprobar una aparición o devoción privada.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús cobró auge al ser acogida como devoción propia de El Apostolado de la Oración, que fue fundado el 3 de diciembre de 1844 por el sacerdote jesuita P. Francisco Javier Gautrelet. La Compañía de Jesús ha sido gran promotora de esta devoción durante mucho tiempo.
El 8 de mayo de 1873 la devoción al Sagrado Corazón fue formalmente aprobada por el Papa Pío IX, y 26 años después, el 21 de julio de 1899, el Papa León XIII recomendó urgentemente que todos los obispos del mundo observaran la fiesta en sus diócesis.
En el rito romano, la celebración litúrgica del Sagrado Corazón de Jesús es una solemnidad y se festeja el viernes posterior al segundo domingo después de Pentecostés. Esta fecha fue elegida por ser entonces el día viernes inmediatamente sucesivo a la octava litúrgica de Corpus Christi, octava abolida por el Papa Pío XII en 1955.
El Catecismo de la Iglesia Católica menciona especialmente al Sagrado Corazón de Jesús en dos ocasiones:
En el numeral 478 se habla del Sagrado Corazón, como indicador y símbolo del Amor de Señor: «Jesús, durante su vida, su agonía y su pasión nos ha conocido y amado a todos y a cada uno de nosotros y se ha entregado por cada uno de nosotros: ‘El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí´(Ga 2, 20). Nos ha amado a todos con un corazón humano. Por esta razón, el sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación (cf. Jn 19, 34), es considerado como el principal indicador y símbolo […] de aquel amor con que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres’ (Pio XII, Enc.Haurietis aquas: DS, 3924; cf. ID. Enc. Mystici Corporis: ibíd., 3812)».
Y en el numeral 2669, lo propone a los fieles para la oración centrada en Jesús: “La oración de la Iglesia venera y honra al Corazón de Jesús, como invoca su Santísimo Nombre. Adora al Verbo encarnado y a su Corazón que, por amor a los hombres, se dejó traspasar por nuestros pecados. La oración cristiana practica el Vía Crucis siguiendo al Salvador. Las estaciones desde el Pretorio, al Gólgota y al Sepulcro jalonan el recorrido de Jesús que con su santa Cruz nos redimió”.