Los jóvenes de la Red Juvenil Ignaciana participaron de la Misión de San Javier en el departamento de San José
Hacer un alto en la vida, salir de la comodidad y la tranquilidad del verano para anunciar a Jesús es difícil, pero hay quienes dan el paso, se animan y dedican una semana a llevar a otros la buena noticia.
“Discípulos misioneros (son los que) saben ver sin miopías heredadas, examinan la realidad desde los ojos y el corazón de Jesús y desde ahí la juzgan”, sostuvo Francisco en su visita a Colombia en setiembre. Ese fue el incentivo de los jóvenes universitarios que formaron parte de una nueva misión San Francisco Javier.
“Misionar es salir al encuentro, compartir un poco de nuestra experiencia con el otro. Dejarse mirar por Jesús y mirar a Jesús a través de la vida del otro”, dice Matías Leguizamo, estudiante de Trabajo Social de la UdelaR, uno de los que salió “a hacer lío” e “impregnarse de olor a ovejas”, como Francisco repite desde el primer día de su pontificado. Para María Luz Gómez, estudiante de Psicología, “misionar es encontrarse con Jesús en el rostro de la gente”.
Fueron casi cien universitarios los que se repartieron por la diócesis de San José durante una semana para llevar el Evangelio, acompañados de más de veinte sacerdotes, religiosas y consagrados. Cada día integró visitas a los vecinos, talleres para niños, jóvenes y adultos, oraciones y la celebración de la eucaristía.
Luego de una semana de trabajo y de compartir la alegría del Evangelio, llegó quizá la parte más compleja de la misión: volver a la vida cotidiana. Es que la misión no termina, sino que sigue todos los días porque es una actitud constante. La tarea ahora será prepararse para la misión San Francisco Javier del 2019, que cerrará el ciclo en San José, y abrirá las puertas a que más uruguayos reciban jóvenes con ganas de anunciar a Jesús.
Nota gentileza de www.ucu.edu.uy