La visita a la Siete Iglesias
Esta mañana de Viernes Santo se celebró, como en muchos otros lugares del mundo, la visita a las Siete iglesias. En un clima propio de reflexión y oración, se visitaron siete iglesias históricas de nuestra capital. La finalidad fue agradecer a Jesucristo el don de la Eucaristía y del Sacerdocio que instituyó en la noche santa.
Estas iglesias del Centro y Ciudad Vieja de Montevideo coordinaron y animaron la peregrinación. Para esto se tomó Una Iglesia en salida, evangélica y transparente, del Cardenal Daniel Sturla, como texto inspirador que ayudó a la reflexión en el camino. En cada estación (es decir, en cada Iglesia) se leyó un pasaje del Evangelio, y luego se realizó una meditación sobre el texto la Carta pastoral.
Una tradición muy actual
La visita comenzó, sobre las 9 horas, en la Parroquia San Francisco, en la calle Cerrito. El día acompañó con un cielo despejado y con una temperatura más que agradable para el mes de abril. Casi medio millar de personas realizaron la peregrinación que tuvo como segunda parada la Catedral Metropolitana. En la Iglesia Matriz se congregó la mayor cantidad de personas.
Entre los concurrentes había muchos matrimonios con sus hijos. Uno de ellos, el formado por Ana y Andrés, nos comentaron que “siempre venimos, y ahora que nuestros hijos están creciendo queremos que sigan con esta tradición”. Algo que también es notorio es la cantidad de personas llegadas de otras parte del mundo, sobre todo de otros países de Latinoamérica, que se unen a las distintas instancias de Semana Santa. Una joven venezolana comentaba que ella vive su fe muy intensamente, y quiere mantener esta fe por más que esté alejada de su país.
Un camino de fe
La tercera estación fue la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes y San Vicente Pallotti, allí se meditó sobre cómo vivimos la dimensión de comunión dentro de la Iglesia. El camino prosiguió hacia la Parroquia San Miguel Garicoits (Vascos) , que debido a la gran cantidad de peregrinos quedó pequeña. La quinta Iglesia visitada fue la Parroquia San José y Maximiliano Kolbe, que también se vio desbordada. Allí esperaba el Cardenal Daniel Sturla que llevó adelante la reflexión.
Entre los peregrinos también se podían ver personas mayores, muchas de ellas de la zona, como Nélida que nos comentó que “trato de venir todos los años, por lo menos mientras me den las fuerzas”, y agregó “seguramente de tarde iré al Via Crucis” en referencia al camino de la cruz ecuménico que se realiza en la Ciudad Vieja, y que parte del Templo Inglés y va hasta la Catedral. La penúltima etapa fue en la Parroquia Sagrado Corazón, más conocida por el Seminario. Allí, en un templo más amplio, se reflexionó sobre la iglesia participativa.
Para la última estación, sobre el mediodía, se eligió la Parroquia San Antonio y Santa Clara de los franciscanos. Luego de la reflexión, y a modo de despedida, el sacerdote pidió a los presentes que antes de retirarse pasaran ante Jesús crucificado. A esto uno hombre mayor respondió “si Él dio la vida por nosotros, caminar unas cuadras y acompañarlo un rato es lo mínimo que podemos hacer”.