La emisora celebra veinte años de evangelización y compañía en el dial para miles de uruguayos.
El lunes 10 de marzo, a las cuatro y media de la tarde, la radio está tranquila. No hay un programa en vivo, y son pocas las personas que cruzan los pasillos.
Juan Carlos Martínez, de sesenta y nueve años, y Pedro Gaudiano, de sesenta y cuatro, conversan en una de las oficinas, la oficina del presidente de Radio María Uruguay (RMU). Una oficina prolija, sin muchos muebles, pero con más de una imagen de la Virgen María que llenan el espacio con su presencia.
Martínez es uruguayo. A los dieciocho años, dejó el país y se trasladó a Argentina, donde permaneció durante dieciocho años más. Allí se casó, tuvo tres hijos y construyó su familia. Regresó a Uruguay en 1993 con su familia, aunque su vida sigue dividida entre Montevideo y Buenos Aires.

Él dice que fue la Divina Misericordia la que lo llevó a RMU hace cinco años. “En una de las fiestas, un locutor de la radio me hizo una entrevista. Al parecer, le gustó y me invitó a su programa. Nunca había estado en una radio. Participé, y a la gente le gustó. Después me invitaron a otras notas”.
Tras todo eso, desde RMU le propusieron conducir un programa propio. Al principio, se negó, no se sentía preparado. “No era por timidez, sino más por la responsabilidad que implicaba. Toda mi vida la dediqué a los negocios inmobiliarios, y en ese momento tenía mucho trabajo con mi empresa en Argentina, además de las actividades en Uruguay. Pero al final, pusieron a alguien con experiencia a mi lado y juntos armamos el programa”.
El 1.º de enero de 2022, Martínez asumió como presidente de RMU. Un cargo que ejerce de manera honoraria, del cual no recibe ningún pago. Un cargo que ejerce por amor a la Virgen.
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Radio María (RM) comenzó en 1983 como una modesta radio parroquial en Arcellasco d’Erba, en la provincia de Como, en la Diócesis de Milán, Italia. En enero de 1987, la radio dio un paso importante al independizarse de la parroquia y formar la Asociación Radio María, compuesta por laicos y sacerdotes con el deseo de llevar la evangelización a una mayor escala. A diferencia de otros medios, RM no pertenece a ninguna congregación ni movimiento específico, sino que es una iniciativa abierta a todos los católicos, en comunión con la jerarquía de la Iglesia. Su programación, centrada en lo religioso, está a cargo de voluntarios, se mantiene sin publicidad y se autofinancia a través de donaciones, fiel a su vocación de servicio.
“Mucha gente se acerca porque quiere donar. Otros vienen a ofrecer su tiempo: una hora semanal para ayudar a hacer un programa. O ayudar a hacer cualquier cosa. Pero todo por amor a Dios. Nunca había conocido a gente que entregara su vida y su trabajo a Dios, de una forma totalmente desinteresada”, dice Martínez.
En RMU, más de cincuenta personas se turnan frente al micrófono. Algunos conducen sus propios programas, otros se encargan de rezar el rosario, y otros más trabajan como productores. Ninguno de ellos recibe un salario. Lo hacen por devoción a la Virgen.

La Asociación Radio María de cada país está integrada por diez personas que ocupan diversos cargos: presidente, vicepresidente, secretario, tesorero y vocales. Ninguno de ellos recibe remuneración alguna. Es un servicio que ofrecen, con compromiso, a la Virgen.
En cambio, hay un grupo reducido de personas que sí reciben un pago por su trabajo. En el caso de Uruguay son dos operadores, dos promotores, un ayudante editorial, un encargado de administración y un director, que siempre debe ser un sacerdote, según lo estipulan los estatutos de RM a nivel mundial.
Cuenta Martínez: “Desde que se inició, la radio tiene un estudio contable y un estudio jurídico, con abogados y escribanos. En estos veinte años nunca nos cobraron un solo trabajo. Uno les dice: ‘Gracias’. Y ellos te dicen: ‘No, no nos den las gracias porque esto es para la Virgen’. Lo mismo sucede con el antenista, Edgardo Mesa, que no nos cobra nada. Muchas veces tiene que viajar al interior y nosotros ofrecemos pagar la nafta. Le insistimos, pero él dice que lo hace por amor a Dios”.
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RMU comenzó sus transmisiones el 20 de mayo de 2005, con sus estudios ubicados en Florida, al lado de la Catedral. En ese momento, RM ya estaba presente en más de cuarenta países. El proyecto fue financiado desde Italia. Lo primero fue constituir la asociación civil necesaria para gestionar la iniciativa. Luego, se adquirieron las emisoras. La primera fue una AM en Melo, que inicialmente solo retransmitía música y programas producidos en otros países. Más tarde, se incorporó una FM en Florida, la 104.5, que se convertiría en el centro del proyecto hasta 2011, cuando sus estudios se trasladaron a la capital, al cuarto piso de Avenida 18 de Julio 1220.
Hoy, RM está presente en noventa y cuatro países, en los cinco continentes, y alcanza a más de quinientos millones de oyentes. En Uruguay, no se disponen de mediciones de rating. Sin embargo, con la transmisión de los programas a través de las redes sociales, se han obtenido cifras más recientes. En enero pasado, se registraron casi doce mil visualizaciones.
Mathías Vargas tiene treinta años y está vinculado a RMU desde 2014. “Vine invitado a un programa, vi la consola, vi cómo trabajaban y me enganché. Pregunté en qué podía dar una mano. Estuve durante dos años como voluntario, después trabajé un año en la parte de producción. Luego me fui durante un tiempo, pero igual seguí como voluntario. En 2019 retomé como operador y a fines de ese año empecé a ayudar en la parte editorial al director”.

Su trabajo diario es poner en marcha las directrices del sacerdote director, cargo que asumió hace unas semanas el padre Pablo Coimbra, quien marca la línea editorial. Para eso, mantiene un diálogo constante con los conductores, coordina con los técnicos que operan las frecuencias de Montevideo y el interior, acompaña a los operadores, selecciona la música, administra las redes sociales, graba, edita. Todo para que la radio siga en marcha. Es uno de los pocos roles dentro de RMU que recibe una remuneración.
“RM me cautivó, es mi servicio. Más allá del tiempo y las horas dedicadas, es mi fuente de ingreso. Pero va más allá de eso. Todos tenemos un cierto aire de voluntario, ponemos más de nosotros, estamos todo el día enganchados. A veces durante la noche me despierto para ver si la radio está bien. Hay muchas cosas por las que uno deja su vida por la obra”.
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El vínculo de Pedro Gaudiano con RMU se divide en dos etapas. La primera fue en los inicios, en 2006 o 2007. “En aquellos años me habían invitado a raíz de mi libro Artigas Católico. Me propusieron hacer unos programas. Entonces me iba a Florida a grabar y cuando se acababan seguía con otras temáticas. El ciclo fue bastante extenso. Después terminó y no mantuve ningún vínculo. Sí de vez en cuando escuchaba, pero tampoco era muy afín”.
En 2022, cuando Martínez asumió como presidente de RMU, la esposa de Gaudiano, Cecilia Marona, comenzó a trabajar como administrativa. “Yo también me acerqué, espontáneamente. Con Juan Carlos no nos conocíamos y comenzamos una relación muy linda”.
Desde entonces conduce Nuestras raíces, un programa que se emite los jueves a las 22 horas y que invita a gente de Iglesia. Han pasado obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos, matrimonios, jóvenes y niños, de distintos carismas y movimientos, todos vinculados a parroquias de Montevideo y el interior del país.

“El perfil del invitado es que haya experimentado en su vida un encuentro con Dios, que en su historia personal pueda discernir un antes y un después, un momento, un tiempo, un periodo de su vida donde tuvo un encuentro concreto. Cada testimonio es único, cada uno tiene su riqueza. Creo que de esa manera promovemos a contagiar la fe”.
El programa siempre tiene la misma estructura, que se divide en tres partes: las raíces familiares, testimonios y presentar la actividad evangelizadora que el entrevistado realiza. “Mucha gente que pasó por los programas, después se inserta y se convierte en voluntario”.
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“Si uno ve a Radio María desde afuera, como radio, no la entiende, porque tiene carencias de todo tipo y gracias a Dios nunca faltó nada”, dice Vargas.
Hoy, RMU tiene sus cuentas en orden. Las deudas quedaron saldadas, todo está al día. Para quienes están al frente de la asociación, los voluntarios y los pocos funcionarios, eso significa un respiro. “Que una radio, que no tiene ingresos, se sostenga por las donaciones de la gente que la escucha es impresionante. Veinte años de esa manera. Eso es casi un milagro, efectivamente”, expresa Gaudiano.
Martínez señala: “Estamos muy contentos porque la gente responde cada vez más. La gente llama y dice: ‘Doné cien pesos’ y otros dicen: ‘Doné quinientos dólares’”. En Uruguay, se recibe un subsidio proveniente de Radio María España. La directiva tiene como objetivo dejar de recibirlo este año y destinar esos fondos a África, donde RM crece con fuerza.
La tarde del lunes avanza y los pasillos de la radio siguen en calma. El programa que se emite está grabado. Pero hay algo en el aire, una presencia que no se ve, pero que muchos sienten. Para ellos, la presencia de la Virgen se siente en cada rincón.
Visitar la tierra de la Virgen
Para celebrar sus veinte años, Radio María Uruguay organiza una peregrinación a Medjugorje, del 8 al 19 de junio. No es un destino cualquiera. Allí nació este proyecto y allí su fundador, Emanuele Ferrario, vivió lo que considera un milagro. Su esposa tenía cáncer, y él le pidió a la Virgen que la sanara. Hizo una promesa: si ella se curaba, dedicaría toda su fortuna a su obra. Ferrario cumplió su palabra y fundó Radio María, que dirigió voluntariamente durante treinta años. Para más información sobre la peregrinación, comunicarse al 098 011 900.
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