Para el papa Francisco el catequista "está llamado en primer lugar a manifestar su competencia en el servicio pastoral de la transmisión de la fe, que se desarrolla en sus diversas etapas: desde el primer anuncio que introduce al kerygma, pasando por la enseñanza que hace tomar conciencia de la nueva vida en Cristo y prepara en particular a los sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente que permite a cada bautizado estar siempre dispuesto a dar respuesta a todo el que les pida dar razón de su esperanza".

Plantea que el catequista también es "testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia" por lo que debe realizar su tarea "con coherencia y responsabilidad mediante la oración, el estudio y la participación directa en la vida de la comunidad".

El primer paso para alguien que quiera asumir esta tarea es acercarse a un sacerdote de su comunidad. Además, hay varias propuestas en la arquidiócesis para la formación y capacitación del catequista, así como material de apoyo disponible para llevar adelante este ministerio. (ver aquí las diferentes propuestas)