Entrevista con Francisco Collet, arquitecto con experiencia en la restauración patrimonial
Publicado en Entre Todos N° 459
El Arq. Francisco Collet ha tomado contacto cercano con la restauración edilicia a partir de 1990, cuando recibió el encargo de restaurar la segunda casa más antigua de Punta Gorda, «Coelum et mare», obra del Arq. Leopoldo Tosi, así como la casa propia del Ing. Eladio Dieste. El proyecto de la sede central del BROU, así como la remodelación del IAVA, fueron decantando una metodología de trabajo para encarar el mantenimiento de edificios.
Además, participó en proyectos de reconstrucción de la Catedral de Tacuarembó con azulejos belgas, así como en las catedrales de Montevideo, Florida y Minas, y la Basílica de Paysandú. También las parroquias San Juan Bautista y San Francisco de Asís en Montevideo, y la Capilla de Tres Cruces.
Fuera del ámbito religioso, participó en trabajos de restauración en el Teatro Solís, el Palacio Legislativo, el Argentino Hotel de Piriápolis y la Estación de Trenes de la ciudad de Trinidad, entre otros proyectos.
En la siguiente entrevista con ENTRE TODOS, Collet habla de arquitectura católica, el patrimonio nacional, la restauración de templos y los desafíos a la hora de trabajar con este tipo de edificios.
¿Cuál es el valor patrimonial del arte y la arquitectura católica en Uruguay?
Inmenso, la cultura católica está en las raíces… en los orígenes de nuestra sociedad. Los objetos de arte generados bajo la inspiración de la fe católica acompañan los primeros pasos de nuestro Uruguay. Basta ir a la iglesia de San Francisco de Asís y, bajando la escalinata que conduce a la Cripta del Señor de la Paciencia, enfrentarse a un gran crucifijo, delante del cual rezó el mismo José Artigas cuando era niño. Y si se recorre la nave lateral del templo principal se puede tocar con las manos la pila bautismal en que se bautizó José Pedro Varela.
Las tallas en madera policromada, verdaderas obras de arte, traídas de Europa, alumbran los espacios de nuestros templos. Ni que hablar de los vitrales traídos desde Alemania y Francia, que iluminan con sus colores e ilustran mediante dibujos de extrema calidad artística, figuras y escenas de nuestra fe.
Las obras de arquitectura católica reflejan distintos estilos y son construcciones referenciales que se levantan integrados a la trama de nuestra ciudad como verdaderos testigos arquitectónicos. Desde el estilo neoclásico, románico, gótico, pasando por el barroco hasta el ecléctico. Lo tenemos todos. Podemos experimentar sensaciones espaciales únicas.
¿En qué estado se encuentran estas obras? ¿Se están restaurando?
Muchas se encuentran en excelente estado, como la catedral de Montevideo, gracias a un gran esfuerzo de la comunidad católica, estimulada por sus párrocos. Otras, con carencias en tareas de mantenimiento por falta de recursos, y finalmente otro grupo de construcciones que pasados los años ya no están en buen estado. Sucede lo mismo que a la arquitectura civil patrimonial. Si no se hace un buen mantenimiento, se tendrá que realizar más tarde una restauración. Si no se restaura, el tiempo se sigue deteriorando y habrá que reconstruirlo, lo que resulta muy costoso.
En sus trabajos de restauración ¿ha encontrado alguna pieza, imagen o elemento de gran valor simbólico, arquitectónico?
Las mismas que aprecian quienes concurren a cada templo. Tal vez lo que nos falta es conocer más acerca de lo que vemos, eso nos permitiría disfrutar y apreciar. Pues, en el arte sacro hay una comunicación, en la que hace falta tener un contenido interior.
Destaco una imagen de la Virgen embarazada que estaba en la iglesia de Paso Molino, pintada en blanco y celeste. La restauradora Cecilia Camacho retiró toda la pintura y descubrió los dorados y colores de una talla española del S XVII.
¿Cuáles son los principales desafíos a la hora de restaurar este tipo de obras arquitectónicas?
Sumergirse en la realidad, recorrer su arquitectura, contemplar cada una de sus formas, descubrir el alma de la construcción, asombrarse de su espacialidad y sensibilizarse para apreciar la obra. Se establece un diálogo con el autor de la obra edilicia que permite comprender la esencia de la construcción y cuál es la importancia de cada elemento. Se trata de una conversación entre técnicos de distintos tiempos. El apoyo de un asesor en historia es importante, para establecer una buena conexión.
Pero también, es de suma importancia participar en la Eucaristía, rezar en cada rincón, enamorarse de los detalles. Conocer el simbolismo de cada elemento, tener un orden mental que integre los conceptos teológicos y pastorales.
Se restaura para usar en un nuevo tiempo. ¿Qué es lo que debo restaurar, qué es lo nuevo para incorporar, qué es lo agregado sin valor? ¿Cuál es la visión y necesidad de la comunidad que usa como propio ese templo de valor patrimonial?
A la hora de restaurar me debo dedicar a que la comunidad valore el tesoro que tiene en sus manos, como una perla de gran valor… no se trata de una baratija. Pero, el fin de la restauración de la arquitectura católica es ayudar a las personas. Aquí hay un debe. Tenemos que trabajar para apreciar lo que tenemos, para cuidar nuestras raíces, para valorar lo que nuestros hermanos en la fe construyeron y mantuvieron en otro tiempo para herencia nuestra.
¿Cuáles son los templos que le parecen más interesantes a nivel arquitectónico en la ciudad de Montevideo?
Va unida a la experiencia personal, que no abarca a todas las obras. La iglesia de San Francisco de Asís se levanta en Ciudad Vieja como una de las obras referenciales de la misma, su calidad y singularidad es notoria, inspiradas en obras alejadas en el tiempo y en el espacio, que hacen de su vivencia espacial una experiencia única. También, por su ubicación con su estilo contrapuesto a la sede Central del BROU. Es decir, vale por sí misma y por su ubicación, como Notre Dame de París. Es una obra que causa admiración, aunque no se tenga una formación personal específica.
La capilla Jackson es una maravilla, una posibilidad de experimentar la arquitectura gótica. La catedral de Montevideo es imperdible para recorrer con pausa, llena de historia, contemplando escultura antigua y nueva como la figura del Santo Cura de Ars, obra del escultor Ramón Cuadra Cantera.
No podemos dejar de recorrer la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en la calle Tapes, donde el arte sacro se expresa de un modo especialmente enriquecedor. La iglesia de los capuchinos con un neo-barroco es otro tesoro para recorrer y admirar. En definitiva, cualquier palabra escrita es pobre al lado de lo que expresan los numerosos monumentos culturales de fe, arte y arquitectura católica de nuestra ciudad.
¿Se recibe algún apoyo por parte del Estado para conservar este patrimonio? ¿En qué medida?
Personalmente he intervenido en algunas obras de restauración con aportes del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, de obras por convenio. En mi opinión, hace falta una firme determinación del Estado de colaborar en la restauración de estos edificios que el mismo ha declarado monumentos históricos. Su valor para los uruguayos aumenta geométricamente con el paso del tiempo, y su testimonio artístico y arquitectónico es de vital importancia para las generaciones venideras. La belleza compartida contribuye a la paz.
Perfil
Francisco Collet
Es arquitecto, egresado de la Universidad de la República. Ha participado en diversos proyectos y encuentros de restauración patrimonial, nacionales e internacionales. Lidera el estudio Collet Lacoste y la empresa constructora Modilor SA. Está casado y tiene cinco hijas.