Dentro de la Arquidiócesis de Montevideo existen diferentes iniciativas que buscan ofrecer alternativas de reinserción social.
En 2023 cuatro centros abrieron sus puertas con un mismo propósito: transformar vidas. El hogar Cardoner, el centro Kolping, la casa San Marcos Ji y el hogar Lo de Carlo, se han consolidado como nuevas alternativas para ayudar a personas de contexto vulnerable, no solo como refugio habitacional sino como posibilidad de un nuevo comienzo.
Un nuevo comienzo
La Fundación Kolping es una organización con casi cuatro décadas de historia en Uruguay. Su llegada a nuestro país ocurre en el marco de una obra que dice presente en más de sesenta países, y de acuerdo con sus datos oficiales, cuenta con aproximadamente cuatrocientos mil miembros —mayoritariamente laicos—.
En nuestro país, existen “familias Kolping” destinadas a preservar y extender el carisma de la fundación, y se administran de manera autónoma. Ellas están presentes en el área metropolitana y en otras zonas del país, Pero, específicamente en Montevideo, Kolpin presentó una transformación sustancial al convertir su antiguo hotel en un centro de atención integral para mujeres en situación vulnerable.

Kolping ofrece un centro integral para mujeres y niños de contextos vulnerables. Fuente: R. Fernández
Durante su inauguración, Antonio Silva, director ejecutivo de Kolping Uruguay, recordó en diálogo con ICMtv los desafíos del proyecto: “La pandemia nos obligó a replantear el uso del hotel. Presentamos un proyecto al Mides para convertirlo en un centro de salida, y así nació esta iniciativa. Hoy, más de ochenta personas, entre madres e hijos, encuentran aquí un lugar seguro y un camino hacia la autonomía”.
La reforma va en conjunto con un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), que permite que este nuevo centro brinde asistencia a madres solteras, mujeres víctimas de violencia y en situación vulnerable, para proporcionarles un hogar y nuevas oportunidades de desarrollo para su reinserción laboral y social.
La dignidad del trabajo
La humedad del aire y el murmullo de los fieles llenaban la parroquia Nuestra Señora del Carmen y San Cayetano, en el corazón de La Unión, cuando se comenzó a correr el rumor de que el antiguo Colegio y Liceo San Cayetano reabriría sus puertas como parte de una nueva propuesta de reinserción social dentro de nuestra arquidiócesis.
Todo comenzó en octubre de 2022, cuando Silvia Carro y Pablo Rosa presentaron un proyecto para brindar nuevas oportunidades para exreclusos. Ellos se conocían por su actividad en la pastoral penitenciaria y por compartir diversas actividades en la parroquia San Ignacio de Loyola, y su vínculo se transformó en una profunda amistad.
Pablo y Silvia se reunieron con el P. Marcelo Coppetti, ecónomo de la arquidiócesis, pero les respondió que no se contaba con infraestructura disponible para desarrollarlo. Con una mezcla de tristeza y agradecimiento por el camino recorrido, fueron a rezar hasta la Catedral y pusieron sus intenciones a los pies de Jacinto Vera, quien se encontraba próximo a su ceremonia de beatificación.

En el Hogar Cardoner los liberados encuentran una residencia y la posibilidad de aprender oficios. Fuente: R. Fernández
Lo que ninguno de ellos imaginaba era que, apenas dos días después, llegaría un llamado con una noticia: había un lugar disponible para el proyecto, que era ni más ni menos que el anterior colegio. “Esto es claramente un signo de Dios. Nosotros vamos a enseñar valores y un oficio, y justamente san Cayetano es el santo del pan y del trabajo. Es lo que estábamos buscando, y le podemos dar nuevamente vida a estas instalaciones luego de que las cerraran. Es creer o reventar”, explicó Pablo días antes de su inauguración, con alegría.
Desde su apertura en agosto de 2023, quedó patente que el Hogar Cardoner no es simplemente un refugio. Es una escuela de vida, donde casi veinte exreclusos encuentran un camino hacia la reintegración social y laboral. A través de talleres de panadería, actividades deportivas y hasta un consultorio odontológico, los residentes no solo aprenden oficios, sino que redescubren su dignidad.
“Hemos venido trabajando con la esperanza de cumplir con los objetivos por el cual el proyecto se aprobó. El próximo 15 de agosto cumpliremos un año desde la inauguración. Algunas de las personas han logrado concretar sus expectativas de corto plazo y seguirán trabajando fuera del hogar, y otros continúan buscando su mejor opción para hacer frente a una vida digna”, explicó Silvia Carro.
En diálogo con Entre Todos, reconoció que fue un año desafiante: “Lamentablemente las adicciones nos han jugado en contra, ya que al no ser un centro de prevención y tratamiento de adicciones se han tenido que derivar a dichos centros. Vivimos un año difícil, con aciertos y errores, pero siempre tratando de dar lo mejor sabiendo que tenemos mucho para mejorar”.
Transformación desde la fe
A principios de diciembre abrió sus puertas un nuevo centro, en este caso de asistencia para jóvenes que padecen TUS (trastorno por uso de sustancias). La casa San Marcos Ji, fundada en honor al santo, no sólo colabora en la superación por el consumo de drogas, sino que ofrece un abordaje enfocado en la recuperación de personas en situación de calle. De esta manera, el perfil de quienes residen en la nueva casa son hombres mayores de edad, que culminaron su proceso en comunidad terapéutica y que buscan una ayuda para lograr reinsertarse en la sociedad.

La casa San Marcos Ji asiste a personas que padecen trastornos por el uso de sustancias. Fuente: R. Fernández
Inés Olivera, fundadora de la iniciativa, no ocultó su satisfacción durante la ceremonia de inauguración: “¡La emoción es inmensa! Tantas caras conocidas de aquellos que nos acompañaron en la construcción y realización de todo esto, como voluntarios que también son adictos en recuperación. Ya estoy jubilada e hice previamente un curso de operadora terapéutica en drogas, y apenas terminó la pandemia me ofrecí a trabajar junto con el padre Pablo Coímbra en la parroquia de Guadalupe”.
De acuerdo con Olivera, San Marcos Ji plantea una propuesta esencialmente diferente. “No queremos que sea una comunidad terapéutica más, esto es una casa asistida. Esto quiere decir que es un lugar en el que ellos entran y salen con absoluta libertad, y también tienen que dar cuenta de lo que hacen en su jornada, como ocurre en cualquier familia. Somos una familia y así queremos que sea. Queremos que todo esté hecho con cariño y con amor, con Jesús en el medio”, sostuvo.
Oportunidades para todos
La historia de Gabriel Camilo no fue nada sencilla. Cometió delitos y estuvo aislado en una celda de máxima seguridad del Penal de Libertad. Se alejó de su familia y perdió tiempo valioso para compartir con sus hijas. Pasó frío y tuvo hambre. Pero la vida le entregó una segunda oportunidad.
Actualmente impulsa la organización “Nuestros hijos nos esperan”, una ONG que utiliza la literatura infantil para trabajar con personas privadas de libertad y liberados. Su sede se ubica en Canelones, en un establecimiento llamado Lo de Carlo, en homenaje a Carlo Acutis. La idea de utilizar el nombre del beato millennial fue de María Beer, quien lidera la fundación.

El Hogar Lo de Carlo es un establecimiento que pertenece al trabajo de la ONG «Nuestros hijos nos esperan». Fuente: R. Fernández
“El hogar Lo de Carlo funciona en el ex Centro Agrario de Progreso, y tiene lugar para veinticinco personas. Allí se les ofrece alojamiento, comida y talleres como carpintería y herrería”, detalló María José Carrau, secretaria de la Pastoral Social de la arquidiócesis. Específicamente, la apuesta de Lo de Carlo es fomentar en sus beneficiarios la predisposición hacia contribuir, en lugar de únicamente recibir la asistencia. Además de participar de talleres y el mantenimiento del centro, se los acompaña en la inserción laboral y el desarrollo de emprendimientos.
Cada uno de estos centros son ejemplo de los frutos del impulso solidario, donde fe y servicio se entrelazan para ofrecer nuevas oportunidades. Y en el encuentro con cada prójimo, se aprecia la esencia del ser cristiano: ser un faro de luz para aquellos que buscan un nuevo comienzo.
Por: Leandro Lia
Redacción Entre Todos