Se organizaron diversas actividades como antesala para la celebración de la beatificación de Mons. Jacinto Vera.
Una presentación sobre un sello conmemorativo acerca de la beatificación del primer obispo del Uruguay, o una vigilia de oración y agradecimiento, fueron algunas de las actividades que se organizaron en el marco de la celebración del cuarto beato de nuestro país.
ICM comparte el siguiente fotorreportaje, a partir del registro fotográfico a cargo de Romina Fernández.
Decenas de personas se reunieron cuando el reloj marcaba las 16 horas, en la antesala de la Cámara de Diputados. El ingreso, que fue libre, les permitió presenciar la presentación de un sello conmemorativo de la Beatificación de Jacinto Vera, a cargo del Correo Uruguayo.
En primer plano, el matasellos implementado para la presentación de la nueva hoja filatélica en honor a la ceremonia de su beatificación.
Formaron parte del homenaje la Dra. Sylvia Puentes de Oyenard, la Prof. Emérita María Emilia Pérez Santarcieri y el Card. Daniel Sturla. También hicieron uso de la palabra el vicepresidente del Correo Uruguayo, Julio César Silveira.
El desvelo de la imagen conmemorativa del homenaje fue uno de los momentos más esperados del evento. Los encargados de mostrar la nueva postal fueron Julio César Silveira y el Card. Sturla, junto al aplauso del público presente.
Uno por uno, los invitados tuvieron la oportunidad de aplicar el matasellos sobre la nueva hoja filatélica.
La presentación por parte del Correo Uruguayo, sirvió también de excusa para encontrarse en las vísperas de una celebración histórica para nuestro país.
En el mismo día y a las 20 horas, cientos de jóvenes se reunieron en la Parroquia del Sagrado Corazón del Colegio Seminario, para celebrar una vigilia de oración. La actividad contó con la participación del Card. Daniel Sturla y también con la presencia del Card. Paulo Cezar Costa, enviado del papa Francisco para la ocasión.
El centro de la convocatoria era tener un momento de oración colectiva para agradecer por la beatificación de Mons. Jacinto Vera. De igual manera, y dentro de las intenciones personales de cada uno, también se pidió para que el pronóstico del tiempo —que en varios portales especializados indicaban una probabilidad de lluvias cercana al 100% para el correr del día sábado— no impidiera el normal desarrollo del rito de la beatificación.
Antes y durante la vigilia, los jóvenes tuvieron la oportunidad de recibir el sacramento de la Confesión, mediante el cual adquieren la absolución de sus pecados a través del arrepentimiento. Esta instancia permitió que tuviesen el corazón dispuesto y preparado para la Santa Misa del sábado.
Los presentes tuvieron momentos de oración, instancias de silencio y también algunos cantos que los acompañaron durante la hora de la vigilia.
El altar fue acondicionado por varios voluntarios, minutos antes del comienzo. Las luces provenientes de las velas fueron adquiriendo protagonismo, a medida que la luz del templo se iba apagando.
Más allá de lo estipulado, tanto antes como una vez finalizada la vigilia, fue común ver a distintas personas que permanecían en sus asientos, en oración directa con el Padre. «Queridísimos amigos y hermanos, damos gracias a Dios en esta noche, en las vísperas de la beatificación del querido Jacinto Vera. Está el corazón latiendo fuerte por esta alegría inmensa», expresó el Card. Daniel Sturla.
La adoración al Santísimo Sacramento fue permanente durante toda la vigilia. Precisamente, el arzobispo recordó algunas palabras de Mons. Jacinto Vera: «Nosotros nos hemos preparado confesándonos, rezando y adorando al Santísimo Sacramento. Él es el volcán del más grande amor, decía Jacinto, en la carta en la que invitaba a la consagración del Uruguay al Sagrado Corazón de Jesús, en 1875.»
«Estamos, precisamente, en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, y aquí en este templo, en este lugar que fue el Seminario y que hoy se lo recuerda también con el nombre de Colegio Seminario, que fue fundado por Jacinto Vera en 1880, están también algunas de sus reliquias. Era tal su fama de santidad, que cuando muere el 6 de mayo de 1881, además de haber sido embalsamado para traerlo desde Pan de Azúcar, sus vísceras fueran trasladadas hacia distintas comunidades, para que el pueblo sintiera su cercanía», precisó el Card. Sturla.
No solo los testimonios estaban enfocados hacia la figura de Mons. Jacinto Vera, sino que se colocaron algunos símbolos para tenerlo presente durante la oración. Durante la vigilia estuvo presente el nuncio apostólico Mons. Gianfranco Gallone, además del Card. Paulo Cezar Costa, representante del papa Francisco para la beatificación. «Jacinto Vera es la santidad, es la belleza del evangelio de Jesucristo vivo. Mons. Jacinto Vera nos dice que también estamos llamados a ser santos. La santidad es el camino de todos», resumió el Card. Costa.
«Esto nos habla de la fama que tenía Jacinto en vida. Y ahora la iglesia, después de 140 años reconoce su santidad declarándolo beato. por todo ello damos gracias a Dios» concluyó el Card. Sturla, quien le pidió a los presentes culminar el encuentro de oración cantando a capela «Estrella del alba»
Por: Leandro Lia
Redacción ICM