La directora de la Biblioteca Nacional invitada por la Biblioteca Vaticana
El pasado mes de junio la directora de la Biblioteca Nacional, la licenciada en bibliotecología Esther Pailos, tuvo la oportunidad de realizar una pasantía en la Biblioteca Apostólica Vaticana. Durante dos intensas semanas, la directora conoció la forma de trabajo, el uso de la tecnología y parte del contenido de una las bibliotecas más importante del mundo. Además surgió la posibilidad de una muestra en la Biblioteca Nacional, que está viviendo su bicentenario, con material de la Biblioteca Vaticana. De estos temas conversó ICM con la encargada de la principal biblioteca de Uruguay.
Una oportunidad única
La directora de la Biblioteca Nacional nos contó que la idea de una pasantía “nació de la Cancillería. El embajador Francisco Ottonelli una semana antes de salir para Roma vino a conversar conmigo. Ahí me plantea, que aparte de lo religioso, sería muy importante unir lo cultural con la Biblioteca del Vaticano”. Luego de casi un año de trámites se hace realidad la pasantía que incluyó la Biblioteca Apostólica Vaticana y los Archivos Secretos Vaticanos.
Para la licenciada Pailos fue muy importante “poder estar en la biblioteca patrimonial más importante del mundo”, sobre todo teniendo en cuenta que “fue la primera vez que un director de la Biblioteca Nacional tenía acceso a este tipo de conocimiento”. Resaltó que las autoridades vaticanas fueron tremendamente cuidadosas: “consideraron que tenía que ser la máxima autoridad de la institución, pero por otro lado también pidieron el currículo. A ellos les importaba que esa pasantía, totalmente personalizada, fuera a una persona que después replicara lo adquirido, que se pudiera apreciar lo que ellos nos estaban mostrando”.
Por su parte, la directora tuvo la oportunidad de entrevistarse con el Arzobispo Mons. Jean-Louis Bruguès, O.P., director del Archivo y Biblioteca del Vaticano. Se refirió al encuentro diciendo que “nos entendimos perfectamente en español y fue muy puntual la entrevista pero muy intensa. No me preguntó tanto con respecto a la Biblioteca como sí lo hizo con el país, desde todo punto de vista (económico, social, político). Fue una entrevista muy interesante”.
Algunas cifras
La Biblioteca Vaticana tiene 180.000 manuscritos , 1.600.000 libros impresos , más de 8.600 incunables, más 300.000 monedas y medallas, 150.000 impresiones, dibujos y grabados, a esto hay que agregarle más de 150.000 fotografías. Sobre los Archivos la licenciada Pailos aclara “se le llaman secretos, porque viene del latín segredo que significa privado, no son secretos en absoluto; son de hecho archivos históricos”. Los Archivos Secretos tienen unos 150.000 documentos y 84 kilómetros lineales de estanterías. Allí están conservados los archivos privados de muchos papas y obispos. Sobre la accesibilidad Pailos comenta que “se pueden consultar, obviamente con previa acreditación de la persona que va a utilizarlos. El investigador tiene que pasar muchos filtros para que lo consideren apto de consultar ese material. Pero no tiene nada que ver con los contenidos”.
El trabajo en la Biblioteca Vaticana
En cuanto a la catalogación el “Vaticano lleva siglos con su propio sistema que no coincide mucho con el tipo de catalogación actual”. Pero desde el punto de vista profesional, para la licenciada Pailos, lo más importante “son los métodos de preservación y conservación… qué solución le han ido dando a cada uno de los temas sin grandes erogaciones de dinero”. Ejemplificó que en cuanto a los equipos “los más nuevos tienen 10 años, pero han involucrado especialistas que adaptaron esos equipos a sus necesidades”. Agregó que “en algo que coincidimos con ellos es que el material más antiguo lo microfilman” refiriéndose a la forma de trabajo de la Biblioteca Nacional; “en Europa ya no se microfilma, pero está probado que es el mejor medio de conservación”.
La directora de la Biblioteca Nacional dijo que “la digitalización implica el hecho de los cambios de software y de equipo. En cambio la microfilmación son fotos.Y después cuando el usuario lo necesita se pasan a digital y es lo que se lleva”. Explicó que “en esas condiciones está estudiado que se puede llegar a conservar hasta 300 años el microfilm”. Hay otros objetos que sí son digitalizados por parte de la Biblioteca Vaticana pero se digitalizan con máquinas de fotos digitales, no con scanner “porque es plano”. Para ese trabajo se usa software libre y un equipo de informáticos que adaptan este software a las necesidades propias.
Conocimiento importable
Otro punto importante es lo aplicable de la experiencia, lo que se puede trasladar a nuestro país. Para Pailos es significativo que “no necesariamente hay que hacer grandes erogaciones de dinero, sino que tiene mucho que ver con la técnica”. Por un lado destacó que “la Biblioteca Vaticana tienen la carrera de conservador que nosotros ya no la tenemos”, y profundizó “ellos tenían equipos de técnicos muy jóvenes, los que estaban totalmente dedicados al tema y llevaban adelante métodos nuevos, creativos, sin estar atados a lo último en equipos”. Por otro lado, la directora pudo percibir “que no hay apuro. Es decir, lo van haciendo de acuerdo a las necesidades , a lo que requieren los usuarios y de acuerdo a los planes acordados”, en definitiva “ellos se toman su tiempo y lo hacen muy bien”.
Muestra de la Biblioteca Vaticana
La licenciada Pailos también nos contó sobre la muestra que la Biblioteca Nacional realizaría con material de la Biblioteca Vaticana. Para la directora “nos importa que se haga, así que cualquier contenido que venga del Vaticano va a ser una reliquia”. Resaltó que el material “no se reduce a libros: hay además fotografías, grabados y numismática”. Culminó diciendo que “es muy probable, por lo que he venido hablando, que no sean contenidos religiosos. Son contenidos más asociados al arte y a materiales restaurados”.
Por Camilo Genta