La vicaría está presente en nueve hospitales de la ciudad y desarrolla su servicio junto a decenas de voluntarios.
La vocación principal de María del Carmen Núñez (67) es la catequesis, servicio que realizó desde los dieciocho años en el Santuario Nacional de María Auxiliadora, en Villa Colón. Pero en 2009 sintió que Dios la llamaba a algo más. Ese año comenzó a trabajar en la congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
Núñez lidera la pastoral y el área de comunicación de dos obras de las Hermanas Hospitalarias: el Hogar Geriátrico Benito Menni (Hermanos Gil 927) y el Centro de Rehabilitación Psicosocial Benito Menni (Solís Grande 946), que es en convenio con ASSE (Administración de los Servicios de Salud del Estado). Ambos lugares atienden en la actualidad a ochenta y nueve y a cincuenta y cuatro personas respectivamente. “El trabajo de la pastoral consiste en el cuidado permanente de la persona, no es de un momento específico. Ayudamos a curar las heridas y ayudamos a que permanezcan sanas”.
En marzo de 2020, al enterarse de que el P. Miguel Ángel Hernández (33) sería el nuevo vicario de la Pastoral de la Salud en Montevideo, Núñez invitó al sacerdote a que conociera de cerca el trabajo realizado en los dos centros de atención gestionados por las Hermanas Hospitalarias. El objetivo era establecer un vínculo más estrecho y colaborativo entre ambas partes.
Tras la visita, el P. Hernández le propuso a Núñez integrar el equipo de animación de la Pastoral de la Salud a nivel diocesano en Montevideo. Ella aceptó.

María del Carmen Núñez. Fuente: Leandro Lia
La atención espiritual a los enfermos
El trabajo de la Pastoral de la Salud en Montevideo consiste en velar, ayudar, apoyar y coordinar la presencia de la Iglesia en los diferentes hospitales —públicos y privados— y residenciales en los que misionan voluntarios y colaboradores junto con sacerdotes.
Además del P. Hernández y Núñez, actualmente el equipo que dirige la vicaría está integrado por Lucía Alegre y Catalina Fernández.
En Montevideo, la Pastoral de la Salud está presente en nueve centros médicos: Pereira Rossell, Maciel, Vilardebó, Militar, Instituto Nacional del Cáncer, Sanatorio Americano, Casa de Galicia y Círculo Católico, este último en sus dos sedes. Cada lugar cuenta con un capellán, un sacerdote que, además de administrar los sacramentos a los enfermos, preside la misa que en algunos casos se celebra con frecuencia semanal en la capilla del edificio. En total nueve presbíteros se dedican a esta tarea.
«Reconocemos, en conjunto con los médicos, que nuestra presencia en los hospitales es importante porque es ayuda espiritual y esencial para toda persona. Nosotros vamos a los hospitales a sumar sin ninguna intención de proselitismo”, dice el P. Hernández.
Por otro lado, la vicaría atiende diez residenciales que se visitan cada semana. En cada encuentro, se celebra la misa y, cuando un sacerdote no puede ir, son los ministros extraordinarios de la comunión quienes administran la comunión a los enfermos. También se reza el rosario o se hace celebración de la palabra.

P. Miguel Ángel Hernández, vicario de la Pastoral de la Salud desde 2020. Fuente: Archivo
Los voluntarios y colaboradores son conocidos como agentes. Son quienes ofrecen su tiempo y su disposición para visitar a los enfermos. La mayoría tienen entre treinta y sesenta años de edad. «El requisito es que el párroco vea que un laico es idóneo para el servicio y lo presente. Pero eso no es lo fundamental. Lo importante es que la persona quiera estar cerca de la persona que sufre, escuchar y llevar a Jesucristo», dice el vicario.
Los interesados en servir en la Pastoral de la Salud en Montevideo son entrevistados por el P. Hernández y el equipo. En la reunión se establece el hospital en que está dispuesto a servir. «No es lo mismo visitar el Pereira Rossell, que el Pasteur o el Vilardebó. Es un sufrimiento distinto y muchos no están preparados para ver y enfrentar esas situaciones», explica el P. Hernández.
No todos los voluntarios y colaboradores son ministros extraordinarios de la comunión. Pero aquellos que quieren serlo, la vicaría organiza un curso de formación cada dos años.
Más que un trabajo, una vocación
En la Pastoral de la Salud en Montevideo, Núñez se dedica a organizar y guiar las misas que se celebran en el Instituto Nacional del Cáncer, Pereira Rosell y Vilardebó.
Desde 2023, integra a los usuarios del Centro de Rehabilitación Psicosocial Benito Menni en las misas que se celebran en el Vilardebó y en los rezos del rosario y adoraciones. Es una forma de abrir el carisma al que pertenece a otros ámbitos de la Iglesia.
En tanto, el trabajo de Núñez en las dos obras de las Hermanas Hospitalarias incluye el trato con los pacientes, sus familias y todos los funcionarios. Desde la pastoral, anima y forma a través de talleres. «Es difícil abarcar la cercanía personal con todos los pacientes. Por eso hay que abrir el abanico y tratar de que cada funcionario viva la pastoral también, ya que es quien está en más contacto con los pacientes».
«Es vocacional», dice Núñez sobre su trabajo. Reconoce que es una mujer sensible frente al dolor de los demás y siente que Dios le da la fuerza para enfrentar situaciones complejas. «Acompañamos a los pacientes en su fallecimiento. Los médicos nos avisan cuando entraron en estado crítico y nosotros nos comunicamos con el sacerdote que esté disponible para que venga a darle el sacramento de la unción».

María del Carmen Núñez y su trabajo con adultos mayores. Fuente: Leandro Lia
La soledad no deseada
El pasado 11 de febrero, la Iglesia celebró la 32.ª Jornada Mundial del Enfermo, una fecha que invita a reflexionar sobre la importancia de la compasión en momentos de enfermedad y fragilidad.
Para este año, la jornada tuvo como lema la cita bíblica del Génesis: “No conviene que el hombre esté solo”, subrayando así la necesidad innata del ser humano de la compañía y el apoyo mutuo.
En su mensaje para este año, el papa Francisco destacó cómo la pandemia de Covid-19 acentuó la experiencia de la soledad y el aislamiento entre los enfermos. Muchos se vieron obligados a enfrentar “solos la hora de la muerte, solo asistidos por el personal sanitario, pero lejos de sus propias familias”.
En Uruguay, dado que las visitas a los hospitales estaban restringidas durante la pandemia, los integrantes de la Pastoral de la Salud en Montevideo visitaron las casas de adultos mayores para llevar los sacramentos y compartir un breve momento con ellos bajo un estricto protocolo.

El trabajo de la Pastoral de la Salud en Montevideo durante la pandemia. Fuente: Federico Gutiérrez
Tras el fin de la emergencia sanitaria, el P. Hernández reconoce que fue difícil recomenzar el trabajo. «Hace poco tiempo volvimos con las visitas presenciales en los hospitales. No podíamos tener contacto con los pacientes que estaban internados dadas las restricciones que nos colocaban. Pero los voluntarios se las ingeniaron para volver a estar con los enfermos”.
En línea con el mensaje del papa Francisco, el P. Hernández dice que “se vive la cultura del individualismo” y que “la soledad es un factor que se ve mucho en la sociedad uruguaya”.
«Vemos a personas solitarias en las casas, en los hospitales y en los residenciales que no tienen con quién hablar y compartir un almuerzo o una soledad. Ver a la persona sola es un motivo de llevarle a Jesucristo, de que sienta que Dios y la Iglesia están presentes”, agrega el sacerdote.
Por su parte, Núñez explica: «La soledad de los pacientes no solo es parte de su enfermedad y sus limitaciones por la vejez. Está también la separación de su hogar y de su familia. Nosotros nos convertimos en su familia».
Para combatir la soledad, Núñez dice que es fundamental “mostrar el amor de Dios” a los enfermos. Su forma de evangelizar la llevó a tener nueve ahijados que pertenecen al Centro de Rehabilitación Psicosocial Benito Menni, a los cuales formó para que reciban el sacramento de la confirmación.
Muchos piensan que Núñez trabaja todo el día en las dos obras de las Hermanas Hospitalarias porque siempre se la ve, de un lado para otro. Pero, solo trabaja ocho horas de lunes a viernes y a veces hace algunas horas extras, sobre todo cuando hay talleres. Está casada, es mamá de dos hijos y abuela de tres nietos. Su empleo tiene una particularidad. Es un servicio, aunque sea un trabajo remunerado.
Por: Fabián Caffa
Redacción Entre Todos