La comunidad ignaciana desarrolla una vida de fe activa a través de la variedad de opciones que brinda la parroquia; cada iniciativa busca hacer posible el encuentro con Cristo desde las consignas del fundador de la Compañía de Jesús.
El templo está ubicado en la esquina que forman las calles Alejo Rosell y Rius y Feliciano Rodríguez, en el barrio Villa Dolores, a una cuadra del zoológico. Su actual párroco, el padre Héctor Bossié, pertenece a la Compañía de Jesús desde hace treinta y ocho años.
El sacerdote nació en Argentina, en una ciudad del Gran Buenos Aires llamada San Miguel. Llegó a Uruguay como parte de un proceso que se da habitualmente dentro de su congregación religiosa. “Los jesuitas de Argentina y Uruguay conformamos una única provincia, es decir, es una misma unidad de gestión y de gobierno espiritual, a cargo de un mismo padre provincial. Fue él quien de parte de la Compañía, y en última instancia de parte de la Iglesia toda, que me envió a vivir y a trabajar en Montevideo”, afirma.
El padre Héctor encontró una comunidad de fe signada por una gran vitalidad apostólica, gente de mucho testimonio y compromiso. Hace poco más de cuatro meses que comparte la vida y la misión con la comunidad del barrio de Villa Dolores, a la que define como “una bendición”.
La parroquia busca seguir traduciendo el mensaje de Jesús a la gente»: P. Héctor Bossié s.j, párroco de San Ignacio.
Vida activa
Alejandra Casas pertenece a la comunidad de San Ignacio desde hace ocho años. Es vecina de la parroquia, por lo que la parroquia significa para ella una extensión de su casa.
Además, hace cinco años trabaja como secretaria parroquial y desde ese rol se fue involucrando con las actividades que se desarrollan. Una gran cantidad de grupos y tareas se llevan adelante con la participación de niños, jóvenes y adultos.
Para Alejandra, las actividades que se realizan en la comunidad siempre están basadas en los pilares ignacianos como forma de vivir en comunidad: amar, servir y buscar a Dios en todas las cosas.
Destacó que entre la variedad de opciones que ofrece la parroquia San Ignacio se encuentran el servicio de la olla, el parador y la ropería solidaria; “son las tres formas de llegar a los más necesitados”, indicó.
Pero toda la vida pastoral y el trabajo social de la comunidad tiene su sustento en la oración. Tal es así que durante todo este tiempo de pandemia, desde que los protocolos lo permitieron, la Capilla de Adoración estuvo abierta, recordó la secretaria. De hecho, este lugar de encuentro con el Señor fue inaugurado hace dos años, y actualmente funciona todos los días de 7 a 19 horas.
También existe en la comunidad una gran variedad de instancias de formación y crecimiento en la fe como la catequesis de adultos, matrimonios y preparación al bautismo; los grupos de jóvenes y el Grupo Esperanza Viva. Además hay servicios sociales como el de las canastas; camino de encuentros y pastoral de la salud, entre otros.
De puertas abiertas
Como comunidad parroquial San Ignacio enfrenta con esperanza los nuevos desafíos que implica llevar el mensaje de Jesús a todo el barrio en las circunstancias actuales. Pero Alejandra destaca que es una parroquia de puertas abiertas, con un horizonte más amplio, donde no solo participan vecinos del barrio Villa Dolores sino también los de otros puntos de Montevideo. “El Servicio Jesuita Migrante (SJM), por ejemplo, acerca personas que residen en distintos puntos de la ciudad, que a su vez provienen de varios países de Latinoamérica”, dijo.
Y agregó: “Como comunidad intentamos participar en todas las actividades de la arquidiócesis, como en la Fiesta San Felipe y Santiago o la misión Jacinto Vera, es así que nos sentimos parte de la Iglesia en Montevideo. San Ignacio trata siempre de estar presente y de colaborar en la forma que se pueda”.
Otra nota distintiva de la comunidad es que muchos de sus integrantes hicieron todo el proceso de fe en la parroquia, desde el bautismo hasta el sacramento del Matrimonio, y luego transmitieron esta vivencia a las nuevas generaciones, a sus hijos y nietos. “Es una comunidad muy viva”, aseguró la secretaria parroquial.
El padre Héctor, señaló: “la parroquia busca seguir traduciendo el mensaje de Jesús a la gente y la cultura de nuestro tiempo, de manera que, con nuestra ayuda y nuestro anuncio, sean cada vez más las personas que le encuentren sentido a todas sus luchas, sus anhelos y sus esperanzas”.
En cuanto a sus desafíos como sacerdote, indicó: “son los mismos que enfrenta cualquier cristiano y que enfrenta la Iglesia toda: la conversión a la misericordia de Dios y a la esperanza; y la perseverancia en ellas”.

Una comunidad con muchos grupos y un fuerte sentido misionero. Fuente: Romina Fernández
La riqueza de la diversidad
Los jóvenes cumplen un rol muy importante en esta comunidad ignaciana y son varios los grupos que los nuclean.
Martina Milano es parte de uno de los grupos parroquiales, tiene dieciséis años y estudia el último año de Educación Secundaria en el Colegio San Ignacio, que se encuentra contiguo a la parroquia.
Forma parte de la vida activa de la comunidad desde sus ocho años, cuando comenzó la preparación para recibir el sacramento de la primera comunión. “Fue un proceso súper acompañado, fue precioso, con unas catequistas que hasta el día de hoy les tengo mucho cariño”, contó.
Comenzó en el Movimiento parroquial Ignaciano (MIG) que funcionó hasta el año 2016 y participó del proceso de transformación que derivó en el llamado Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ). Martina estuvo hasta el año 2021, cuando recibió el sacramento de la confirmación. “Te enseñan a encontrar a Jesús, cada uno a su manera, con sus tiempos”, apuntó.
“Actualmente me estoy preparando desde otro lugar, porque quiero darle prioridad al colegio, ya que estoy en el último año. Decidí formar parte más activamente del grupo del colegio”, contó.
Alejandra indicó que el MEJ permite que lleguen estudiantes de Educación Primaria y Secundaria y se sumen a los encuentros. “Vienen chicos de primero y segundo año de escuela hasta preparatorio. Se hace todo un camino para el encuentro de Jesús y, a su vez, van tomando los distintos sacramentos”, explicó. Funciona los días sábados después de la misa.
El coro es otra de las opciones que tienen los niños y adolescentes en la parroquia. Martina asegura que fue importante en su vida de fe: “participé durante muchos años, me ayudó a vivir la fe de una manera súper fuerte. Hay diferentes coros, yo participaba del coro del MEJ. La música es una forma muy buena de conectarse con Dios y alabarlo; suele atraer a muchos jóvenes”.
Fiesta patronal
La fiesta de la parroquia en honor al santo es motivo de alegría para todos los integrantes de la comunidad, se celebra el 31 de julio que es la fecha de fallecimiento del fundador, y de
su nacimiento en el cielo, de la Compañía de Jesús. El triduo comenzó el miércoles 27 de julio con la proyección de la película de San Ignacio de Loyola.
Los días jueves y viernes, después de la celebración de la eucaristía, se invita a participar de la oración ignaciana, bajo la consigna “Buscar y hallar a Dios en todas las cosas”. El lema es: “Si estás buscando a Dios en tu día a día, te invitamos a encontrarlo en esta comunidad”.
Celebración central
El domingo 31 de julio, a las 11 horas, está prevista la procesión por el barrio Villa Dolores. El punto de partida será la Plaza Guernica, y en caso de mal tiempo se realizará una oración cantada en el templo. La santa misa será a la hora 12.
La comunidad hace extensiva la invitación a todas las actividades y al almuerzo compartido a partir de la hora 13. Los interesados pueden colaborar con el postre o bebidas. La jornada en honor al santo finaliza a la hora 19 con la eucaristía.
1 Comment
Yo curse bachillerato en el colegio de losjesuitas. En el 2004.
Querria saber que me pueden decir? De como es hoy la vida de los estudiantes en Montevideo? Con respecto a la imagen que me lleve de cuando fui estudiante.
Me gustaria saber que es de la vida de Julio Cesar Techera y si puedo hablar con el?