Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma de 2019
El martes 26 de febrero se publicó el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma de 2019. El Santo Padre se basó en un pasaje de la Carta de San Pablo a los Romanos para reflexionar sobre el misterio pascual de Cristo.
«La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios» (Rm 8,19). Con esta cita el Obispo de Roma comenzó su mensaje y propuso 3 puntos de reflexión para esta Cuaresma: la redención de la creación, la fuerza destructiva del pecado y la fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón.
La redención de la creación
Para el Santo Padre “Si el hombre vive como hijo de Dios, si vive como persona redimida, que se deja llevar por el Espíritu Santo (cf. Rm 8,14), y sabe reconocer y poner en práctica la ley de Dios, comenzando por la que está inscrita en su corazón y en la naturaleza, beneficia también a la creación, cooperando en su redención”.
Recordando las palabras de San Pablo, el Pontífice sostuvo que “la creación desea ardientemente que se manifiesten los hijos de Dios, es decir, que cuantos gozan de la gracia del misterio pascual de Jesús disfruten plenamente de sus frutos, destinados a alcanzar su maduración completa en la redención del mismo cuerpo humano”.
Remarcó, además, que “Cuando la caridad de Cristo transfigura la vida de los santos estos alaban a Dios y con la oración, la contemplación y el arte hacen partícipes de ello también a las criaturas”. Advirtió, sin embargo, que “en este mundo la armonía generada por la redención está amenazada, hoy y siempre, por la fuerza negativa del pecado y de la muerte”.
La fuerza destructiva del pecado
Continuando con su mensaje el Papa explicó que “Cuando no vivimos como hijos de Dios, a menudo tenemos comportamientos destructivos hacia el prójimo y las demás criaturas —y también hacia nosotros mismos—, al considerar, más o menos conscientemente, que podemos usarlos como nos plazca”.
Para el Obispo de Roma “Si no anhelamos continuamente la Pascua, si no vivimos en el horizonte de la Resurrección está claro que la lógica del todo y ya, del tener cada vez más, acaba por imponerse”.
Fue enfático y dijo “El hecho de que se haya roto la comunión con Dios, también ha dañado la relación armoniosa de los seres humanos con el ambiente en el que están llamados a vivir, de manera que el jardín se ha transformado en un desierto”.
La fuerza regeneradora del arrepentimiento y del perdón
En la tercera parte del mensaje, el Papa Francisco sostuvo que ante esta situación de desierto “la creación tiene la irrefrenable necesidad de que se manifiesten los hijos de Dios, aquellos que se han convertido en una ‘nueva creación’…”.
Añadió el Pontífice que “el camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual”.
“Toda la creación está llamada a salir, junto con nosotros, ‘de la esclavitud de la corrupción para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios’ (Rm 8,21). La Cuaresma es signo sacramental de esta conversión, es una llamada a los cristianos a encarnar más intensa y concretamente el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, en particular, mediante el ayuno, la oración y la limosna”, agregó.
Para finalizar el Santo Padre explicó que “la “Cuaresma” del Hijo de Dios fue un entrar en el desierto de la creación para hacer que volviese a ser aquel jardín de la comunión con Dios que era antes del pecado original (cf. Mc 1,12-13; Is. 51,3). Que nuestra Cuaresma suponga recorrer ese mismo camino, para llevar también la esperanza de Cristo a la creación, que ‘será liberada de la esclavitud de la corrupción para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios’ (Rm 8,21)”.