Misa durante la II Jornada Mundial de los Pobres
El domingo 18 de noviembre, en la Basílica de San Pedro, y coincidente con la Solemnidad de la Dedicación de dicha Basílica, se celebró la Misa dominical en el marco de la II Jornada Mundial de los Pobres. La Eucaristía, presidida por el Papa Francisco, contó con la asistencia de más de 6000 personas pobres, voluntarios, fieles y miembros de las diferentes organizaciones que atienden cotidianamente a las personas sin hogar y necesitadas.
Durante la homilía, el Papa Francisco quiso destacar 3 acciones que recoge el Evangelio según San Mateo del pasado domingo, cuando Jesús camina sobre mar. Dejar, alentar y extender la mano, son las claves para reflexionar este pasaje evangélico.
Dejar
El Santo Padre explicó que Jesús “deja a la multitud en el momento del éxito, cuando lo aclamaban por haber multiplicado los panes. Mientras los discípulos querían disfrutar de la gloria, los obliga rápidamente a irse y despide a la multitud”. Con esto “Nos enseña el valor de dejar: dejar el éxito que hincha el corazón y la tranquilidad que adormece el alma”, añadió.
Surge entonces para todo cristiano la cuestión de este dejar, ¿para ir adónde? “Hacia Dios, rezando, y hacia los necesitados, amando. Son los auténticos tesoros de la vida: Dios y el prójimo. Subir hacia Dios y bajar hacia los hermanos, aquí está la ruta que Jesús nos señala”, respondió el Papa. Advirtió, además, que Jesús “nos aparta del recrearnos sin complicaciones en las cómodas llanuras de la vida, del ir tirando ociosamente en medio de las pequeñas satisfacciones cotidianas. Los discípulos de Jesús no están hechos para la predecible tranquilidad de una vida normal”.
Alentar
La segunda acción que destacó el Obispo de Roma es que Jesús nos alienta. “Se dirige hacia los suyos, inmersos en la oscuridad, caminando ‘sobre el mar’ (v. 25). En realidad se trataba de un lago, pero el mar, con la profundidad de su oscuridad subterránea, evocaba en aquel tiempo a las fuerzas del mal. Jesús, en otras palabras, va hacia los suyos pisoteando a los malignos enemigos del hombre”.
Observó que lo importante del signo “no es una manifestación en la que se celebra el poder, sino la revelación para nosotros de la certeza tranquilizadora de que Jesús, solo Jesús, vence a nuestros grandes enemigos: el diablo, el pecado, la muerte, el miedo. También hoy nos dice a nosotros: ‘Ánimo, soy yo, no tengáis miedo’ (v. 27)”.
Extender la mano
En cuanto a la tercera acción en la que Jesús, en medio de la tormenta, extiende su mano para tomar a Pedro que dudaba y se hundía; el Papa llamó a ponerse en la piel de apóstol: “somos gente de poca fe y estamos aquí mendigando la salvación. Somos pobres de vida auténtica y necesitamos la mano extendida del Señor, que nos saque del mal”.
El Sucesor de Pedro entiende que este es el comienzo de la fe: “vaciarnos de la orgullosa convicción de creernos buenos, capaces, autónomos y reconocer que necesitamos la salvación. La fe crece en este clima, un clima al que nos adaptamos estando con quienes no se suben al pedestal, sino que tienen necesidad y piden ayuda”.
Aseguró que “vivir la fe en contacto con los necesitados es importante para todos nosotros. No es una opción sociológica, es una exigencia teológica. Es reconocerse como mendigos de la salvación, hermanos y hermanas de todos, pero especialmente de los pobres, predilectos del Señor”.
Compartir la mesa
Luego de la celebración, el Pontífice almorzó con 3000 personas pobres, sin hogar, refugiados y familias necesitadas que llenaron el Aula Pablo VI.
2 Comments
… INVITADOS FUIMOS TODOS A LA MESA DEL SEÑOR, ES EL PAN DEL PEREGRINOS, AYER, EN EL HOY, Y SIEMPRE. DIOS, NOS BENDIGA y Salve. Gracias Padre. BENDICIONES IRENE.
Bendiciones. Y no serán los más ricos, los más alejados? Quizás los más ricos, sean los más pobres, a la hora de la Fe. Nº hay que Bendiciones. Irene