El sacerdote de origen español visitó Uruguay por sexta vez con el propósito de propagar la devoción a la Virgen María Reina de la Paz.
Es domingo 1.° de diciembre, son las dos y media de la tarde y en Montevideo llueve a cántaros. En la parroquia María Reina de la Paz, en el barrio La Blanqueada, el padre Inocencio Llamas Nistal guía un retiro espiritual que había comenzado el sábado y reúne a decenas de fieles.
Esta es la sexta visita de Llamas Nistal a Uruguay. Arribó a Montevideo en la madrugada del 30 de noviembre y partió el jueves 5 de diciembre con destino a Lima, Perú. Además de dirigir el retiro espiritual, se reunió con integrantes del Centro María Reina de la Paz del Uruguay, presidió misas, participó de un encuentro de sacerdotes y concedió dos entrevistas radiales, además de esta para Entre Todos.
El grabador ya está encendido y el diálogo está por comenzar. Antes de pronunciar una palabra, el sacerdote pide rezar un Ave María. El diálogo tiene lugar en uno de los salones parroquiales, con la presencia de Andrea Cappelleri, Andrea Carrau y Sofía Moreira, tres mujeres que lo acompañan durante su estadía.
Llamas Nistal —nacido en Zamora, España, setenta y nueve años, y ordenado sacerdote en julio de 1973— es asesor de los centros María Reina de la Paz de habla hispana en veintitrés países. Antes, fue misionero salesiano en Venezuela desde los diecisiete años, secretario canciller de la Diócesis de Cabimas, educador, asesor de la Renovación Carismática Católica (RCC) y párroco durante treinta y siete años y medio en la parroquia Santa Rosa de Lima, en Lagunillas, estado Zulia. “Casi podría haber hecho toda mi vida religiosa en Uruguay. Pero al final, por cuestiones de la congregación, me tocó ir para Venezuela”, dice.
Además, es autor de varios libros. Su primera publicación, Rosario de sanación, salió hace treinta años y cuenta con más de veinte ediciones. Entre sus otras obras se encuentran: Jesús, la verdad que nos hace libres; La nueva era; Jugando a ser dioses; El pan que da vida y Siete palabras de amor.
A continuación, un resumen de la entrevista.
¿A qué se debe esta visita por Uruguay?
Mi misión como sacerdote, aunque actualmente estoy jubilado, es evangelizar. Mi lema sacerdotal es de Hechos de los Apóstoles, capítulo 1, versículo 8: “Cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”. Es decir, Dios me ha encomendado la misión de evangelizar en diferentes partes del mundo. Me ha llevado a setenta y tres países.
¿Qué impresión se lleva de la Iglesia uruguaya?
No he tenido muchos contactos. Pero como dice la palabra de Dios, la Iglesia es como una especie de levadura que hace fermentar la masa. Veo que aquí hay un grupo que es una auténtica levadura, porque vive realmente el compromiso cristiano y siente la misión de renovar también la masa de este país, que necesita realmente ser evangelizado en profundidad, siempre con el manto de la Santísima Virgen María y la acción del Espíritu Santo.
Mis contactos de aquí son muy buenos: en la parroquia, en el grupo de apostolado. La gente es muy receptiva, muy cariñosa, muy fraternal, de mucha oración y adoración, que tiene el deseo de, como decimos al invocar al Espíritu Santo, renovar la faz de la Tierra.
Decía que está jubilado y que se dedica a evangelizar.
Así es. En Venezuela la situación se puso muy difícil por el chavismo y otras cuestiones. Entonces Dios me dio signos claros y me fui para Miami en 2016. Tengo el permiso del obispo de Venezuela para ejercer como jubilado, ya no incardinado por la edad, pero el obispo de Miami (Thomas Gerard Wenski) me ha dado la autorización para evangelizar.
En Miami vivo con dos sobrinas en un apartamento alquilado y celebro misa en la parroquia Saint Raymond, mi iglesia más cercana. Además, puedo ejercer el ministerio en cualquier lugar de la Arquidiócesis de Miami. Pero viajo mucho. En Miami solo estoy entre cuatro o cinco días al mes, al ser asesor de los Centros María Reina de la Paz de habla hispana. Casi cada fin de semana viajo a alguna parte del mundo a evangelizar.
¿En qué se caracteriza su forma de evangelizar?
Evangelizar es llevar la buena noticia de Jesucristo y su doctrina, que es la catequesis. Es proclamar la palabra de Dios. No dejo de predicar nada de lo que diga el Evangelio. En mi predicación hay cuatro características especiales: el Espíritu Santo, la eucaristía, la Virgen María y la sanación, especialmente la sanación interior. Son los cuatro fundamentos de mi misión. Y, además de esto, tengo que predicar los sacramentos y todo lo que hay en la vida cristiana.
¿Qué resalta de la devoción a María Reina de la Paz que apareció por primera vez en Medjugorje?
Puedo decir muchas cosas. Primero, que la Virgen aparece desde hace más de cuarenta y tres años, todos los días. Segundo, aparece a seis jóvenes. Tercero, aparece en tercera dimensión. Cuarto, la Virgen María ha dicho que estamos en tiempo de gracia. Esto también lo ha dicho el papa Francisco y su enviado (Henryk Hoser) tras autorizar las apariciones de Medjugorje (Bosnia-Herzegovina).
Evidentemente la gracia es por sus apariciones. La Santísima Virgen María dice que la situación que vive hoy el mundo es particular porque falta paz, porque el ser humano se ha apartado de Dios y porque se ha perdido la fe en muchos lugares. Y al apartarse de Dios, que es el bien, y el origen del bien, pues no podemos tener ni paz, ni felicidad.
La Virgen María habla de muchos otros temas. Podemos escoger cinco fundamentales: la fe, la paz, la oración, la conversión y el ayuno de pan y agua los miércoles y los viernes. La Virgen ha dicho que con el rosario y el ayuno podemos hasta parar las guerras. Además, dice que estamos de paso por este mundo y que el cielo existe. Ella tomó a dos videntes de la mano y los llevó a ver el cielo, el purgatorio y el infierno. Con otros videntes no lo hizo así, sino que se lo manifestó en una imagen en la que aparecían el purgatorio, el cielo y el infierno. Nos dice que vivamos desprendidos de las cosas de este mundo y que recordemos que Dios nos tiene preparado un puesto en el cielo. Ella plantea que tratemos de vivir en la Tierra como se vive en el cielo.
Ahora, los mensajes que da la Virgen son muchos, porque al principio daba un mensaje diario. Desde hace varios años, da un mensaje una vez al mes, el día 25, que se puede extender para el mundo entero.
(El sacerdote toma su celular y lee el mensaje correspondiente al pasado 25 de noviembre: “Queridos hijos, en este tiempo de gracia de la espera, deseo invitarlos a la oración para que el Adviento sea la oración de la familia. De manera especial, hijitos, a quienes abrazo con ternura, los animo a la oración por la paz en el mundo, para que la paz prevalezca sobre la inquietud y el odio. Gracias por haber respondido a mi llamado”).
Estos mensajes los doy en una conferencia el sábado siguiente a esta fecha.
¿Cómo ve la situación de Venezuela?
No me gustaría meterme en la parte política. A nivel social hay una situación muy difícil en el país. Han salido ocho millones de venezolanos, la inmigración más grande que hubo en el mundo. El sueldo mínimo son tres dólares al mes. Al interior no va la corriente eléctrica. Donde yo vivía, antes el agua llegaba una vez al mes, ahora llega una vez a la semana. Falta gasolina. A veces se forman filas interminables para comprar treinta y dos litros de gasolina.
Por parte de la Iglesia, la Conferencia Episcopal está unida y ha hecho sus declaraciones al respecto. Muchos sacerdotes hoy, para poder sobrevivir, tienen que recibir la ayuda que se les da, a veces de otros países. Los que viven en el interior del país hacen ollas de comida para dar a la gente. El pueblo de Venezuela es muy bueno, maravilloso y solidario. Donde comen cuatro personas, pueden comer cinco o seis. Es un pueblo que no ha tenido nunca divisiones de razas, de color de piel o de nacionalidades. Es un pueblo unido.
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3 Comments
Muy hermosa la celebración eucarístico vivida en la Parroquia Maria Reina de la Paz siendo presidida por el Padre Llamas, fue una gran bendición escucharlo!
El subtítulo debería decir » que supuestamente apareció».La iglesia católica no asegura su aparición.
Una gracia ese Retiro. Llegué llena de angustia y salí con esperanza y alegría!Gloria a Dios!