Los obispos de Nicaragua llaman a una jornada de oración para el próximo viernes 20 de julio, “en acto de desagravio por las profanaciones realizadas a Dios en los últimos meses”. Esta es una de las iniciativas que figuran en el mensaje pastoral, enviado por la Conferencia Episcopal de Nicaragua a los fieles y la población del país centroamericano.
Al comenzar el mensaje, los obispos nicaragüenses afirman que aceptaron de buena fe ser mediadores y testigos del Diálogo Nacional. No obstante esto aseguran: “Nuestra misión no se reduce a ser mediadores y testigos en la mesa del diálogo, sino que dada la dimensión profética de nuestro ministerio nos hemos visto en la urgencia de asistir a los lugares de conflicto para defender la vida de los indefensos, llevar el consuelo a las víctimas y mediar a fin de lograr una salida pacífica a la situación”.
Proteger y respetar la vida
En el comunicado, los prelados remarcan que “en los últimos días se ha recrudecido la represión y la violencia por parte de los paramilitares pro-gubernamentales hacia las personas que protestan cívicamente”. Además lamentaron “tanta muerte, dolor y sufrimiento de nuestro pueblo. Heridos, enjuiciados injustamente, amenazados, intimidados y los ultrajes cometidos contra quienes permanecieron en lugares de protestas pacíficas”.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua denunció “los secuestros y detenciones arbitrarias, de que está siendo objeto la población civil”, y alertó: “Hoy, como nunca, los Derechos Humanos están siendo violentados en Nicaragua. Además, miembros de la mesa del Diálogo Nacional, defensores de los Derechos Humanos y Medios de Comunicación independientes han sido objeto de campañas de estigmatización por parte del gobierno”.
Los obispos recordaron en su mensaje, citando la constitución nicaragüense, que “es deber del gobierno proteger y respetar la vida de los nicaragüenses. Incluyendo los que protestan cívicamente”.
Oración y reparación
Dada esta situación, los prelados urgen “a los fieles católicos y a los hombres y mujeres de buena voluntad” a unirse a ellos a un día de ayuno, el viernes 20 de julio, “en acto de desagravio por las profanaciones realizadas estos últimos meses contra Dios. Durante este día se rezará la oración de exorcismo a San Miguel Arcángel”.
También instaron a todos los nicaragüenses “especialmente a los policías, militares y demás empleados públicos y a quienes su conciencia les está indicando no seguir apoyando directa o indirectamente todas estas situaciones desde el gobierno o partido de gobierno, para que reflexionen seriamente sobre la grave y urgente situación histórica que vivimos, tomen las decisiones que su conciencia les dicte y se comprometan a defender la vida, la verdad y la justicia”.
Otras propuestas de los obispos de Nicaragua incluyen un mes de intercesión (del 15 de julio al 15 de agosto); incluir los jueves, hasta el 9 de agosto, como días de adoración al Santísimo; los viernes, hasta el 10 de agosto, como días de ayuno; los sábados, hasta el 11 de agosto, días de consagración al Inmaculado Corazón de María; y los domingos, hasta el 12 de agosto, renovación de las promesas bautismales.
Cultura de la paz
Para los prelados “Estos momentos de reparación e intercesión son un llamado a la conversión para todos, un tiempo de reconciliación con Dios, con nosotros mismos y con nuestros semejantes. Por ello pedimos a los cristianos católicos vivirlos con intensidad frecuentado el sacramento de la Reconciliación”.
Sobre el final del mensaje se recuerdan las palabras del documento de Aparecida “la paz es un bien preciado pero precario que debemos cuidar, educar y promover todos en nuestro país. Como sabemos, la paz no se reduce a la ausencia de guerras, sino a la generación de una ‘cultura de paz’, y llama “a los hombres y mujeres de buena voluntad a no responder con violencia a las diversas provocaciones de las que están siendo objeto”.
Concluyen los obispos pidiendo la intercesión de Maria para que “nos obtenga de su Divino Hijo el don de la justicia y la paz para la Iglesia que peregrina en Nicaragua y para todos los nicaragüenses”.
Casi 90 días de violencia
La situación de violencia que vive el país centroamericano, desde hace casi tres meses, ya ha cobrado más de 350 vidas según distintas organizaciones de derechos humanos. El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez Ortega OCD, declaró: «estamos empezando a ser ya una Iglesia perseguida”.
Estas palabras fueron pronunciadas después que paramilitares y simpatizantes del gobierno sandinista lo atacaran junto al Cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua; y el nuncio apostólico, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, el pasado 9 de julio.
Los prelados concurrían a la Parroquia Divina Misericordia en Managua, donde varios estudiantes habían buscado refugio tras escapar de la represión en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua. La parroquia fue sitiada durante toda la noche del viernes y la madrugada del sábado, y se saldó con la muerte de 2 estudiantes. El episodio concluyó gracias a la intervención de los propios prelados.
Cercanía con el pueblo nicaragüense
Varias conferencias episcopales latinoamericanas se han hecho eco de esta situación y han demostrado su solidaridad y cercanía con la Iglesia nicaragüense. Una de ellas es la Conferencia Episcopal del Uruguay, que en un mensaje enviado el pasado 12 de julio expresa a los Obispos de nicaragüenses su “cercanía en este momento que está viviendo el pueblo y la Iglesia en Nicaragua”.
1 Comment
Valiente y fuerte la posición de los obispos, junto a los estudiantes y el pueblo. Orgulloso por el mensaje de Mons. Carlos, Arturo y Milton, que es la voz nuestra junto a la iglesia y el pueblo de Nicaragua. Recemos por ellos.