Se celebró el Jubileo de los Catequistas
El domingo 21 de agosto, en la Catedral Metropolitana, se celebró el Jubileo de los Catequistas en el marco de la Jornada Nacional de la Catequesis. La Misa contó con la presencia del Cardenal Daniel Sturla, el Obispo Auxiliar Milton Tróccoli, varios sacerdotes, entre ellos el Vicario para la Catequesis el padre Ricardo Ramos, y más de 300 catequistas y fieles de la arquidiócesis. Antes de comenzar la celebración se repitió el gesto de la entrada por la Puerta de la Misericordia, como signo en este Año Extraordinario.
Gratitud y seriedad
En la homilía, el Cardenal Daniel Sturla hizo memoria “Pensaba en mis primeros catequistas en el Colegio San Juan Bautista, un hermano que me preparó para la comunión. Soy de la última generación anterior al Concilio, porque tomé la comunión a los seis años, en 1965”. También recordó los “gestos de cariño, de ternura en momentos muy difíciles para mí” de los catequistas “que comprendieron al chico que estaba con un sufrimiento enorme, y que decidieron acercarse”. También recalcó la importancia del Colegio Juan XXIII en su catequesis de confirmación.
El Arzobispo rememoró también el llamado a ser catequista “haciendo la facultad, me ofrecen serlo. Y fui a dar catequesis a una escuela primaria que había en los talleres Don Bosco”. Destacó que “fue muy impactante transmitir a Jesús, sobre todo a un grupo que se preparaba para recibir la primera comunión”, esto lo llevó, a los 18 o 19 años, a “darme cuenta de la coherencia de vida. De aquello que transmitía también lo tenía que vivir, ¿Si no qué sentido tenía?”
Después dijo que “si hay una primera palabra que me surge para compartir, tanto por los catequistas que tuve como por el hecho de haber dado catequesis, es gratitud. Agradecido por quienes me formaron, y agradecido por el hecho de poder anunciar a Cristo de ese modo sistemático, siguiendo un plan”.
El Arzobispo continuó, “la segunda palabra que me viene parte de la pregunta que le hacen a Jesús en el Evangelio de hoy: ¿Son pocos los que se salvan?” y recordó que “Cuando tenía 6 o 7 años, catequesis antigua, ahí era muy claro quién se salvaba y quién se perdía. Con un pecado mortal bastaba para irse al infierno y sabíamos que faltar a misa los domingos era pecado mortal. Entonces en casa, con nuestros padres, íbamos todos los domingos a misa y nos salvábamos”.
La seriedad de la vida cristiana que tiene que ver con la seriedad de la vida humana destacó. Reafirmó que la “seriedad no tiene nada que ver con tristeza, y menos que menos con amargura. Seriedad es que en la vida hay cosas importantes y que es un asunto serio. No es lo mismo conocer a Jesús que no conocerlo. No es lo mismo recibir el bautismo que no recibirlo”. También dejó claro que “uno puede decir que entre la casa y el colegio nos formaron en esa seriedad de ser cristianos. Y esto tiene que ver con la seriedad de ser catequista y no asumir esta misión con liviandad. Esta liviandad se nos puede colar”.
El Cardenal Daniel Sturla fue categórico “Lo que está en juego es la vida plena, la Salvación. La Salvación que ha costado nada menos que la Sangre preciosa de Cristo, es esa vida plena que recibimos en el bautismo, esa vida que estamos llamados a desarrollar aquí”. No olvido dejar en claro que la Salvación se refiere, según el Evangelio a “Esa puerta estrecha que nos abre horizontes infinitos de bondad, de bien y de belleza. En cambio la puerta ancha del todo vale, de la cosa light, de lo divertido, que no es lo mismo que lo alegre, nos termina encerrando en un horizonte oscuro y tenebroso, ya aquí en esta vida”.
Sobre la vocación del catequista no vale decir “no tengo nada que hacer, entonces doy catequesis”, y se preguntó “¿Cómo puede ser eso si es lo más importante?”. Llamó a vivir con profunda alegría el ser catequista, una misión fundamental en la vida de la Iglesia.
No quedarse en el rincón
El Arzobispo hizo referencia a una tercera palabra que provenía del tema que se eligió para esta Jornada Nacional de la Catequesis. Hizo una pregunta a los presentes “¿Ustedes saben que hay parroquias hoy en Montevideo donde no hay catequesis de niños? Y que tampoco tienen adolescentes, ni jóvenes”. Y siguió explayándose “me pueden decir: “lo que pasa Monseñor, Daniel, es que acá no hay chicos”, pero hay escuelas y hay clubes, veo niños. “Este barrio se transformó en un barrio de adultos”, en algún lugar puede ser, pero en otros no” subrayó. Para el Cardenal Daniel Sturla “Lo cierto es que estamos en un momento clave para decir nos quedamos en el rinconcito católico de nuestras parroquias, de nuestros centros educativos, de nuestras obras sociales. O tratamos de hacer surgir nuestro espíritu misionero y hacer que los niños vuelvan a nuestras parroquias, capillas, etcétera”.
Para finalizar dijo “Se nos va la vida en esto. No puede ser que haya chicos que no vayan a conocer a Jesús por nuestra desidia, por nuestra pereza, porque lo de Iglesia en salida sea solo un slogan”. Fue claro al expresar que “Jesús nos dice “vayan y prediquen el Evangelio, anuncien la salvación”. Toda persona tiene derecho a Cristo, y ese es el derecho que hoy les estamos negando a muchos por quedarnos instalados en nuestro rinconcito de fe. La Sangre de Cristo fue derramada por todos. La catequesis tiene que ser un resonar de la vida de Cristo en la vida de los demás” concluyó.
Derramar la alegría de Cristo
Al final de la celebración se entregó una ramita de olivo a cada uno de los presentes y se rezó la oración de la Catequesis. El padre Ricardo Ramos, Vicario para la Catequesis, dijo que los catequistas deben estar “Felices que el Señor nos haya alcanzado”, haciendo referencia a una de las cartas de San Pablo. Además dijo que “El olivo nos recuerda algo de ese tesoro que es Jesús”, además “de él sacamos el aceite que se transforma en unción de Cristo el día de nuestra iniciación cristiana, el óleo de la alegría”. Recordó que “Estamos abocados a regalarles esta alegría a otros” como catequistas.
Por Camilo Genta
- Los catequistas obsequiaron a los concurrentes un ramo de olivo / Fuente: Camilo Genta – Arquidiócesis de Montevideo
- Pbro. Dr. Ricardo Ramos, Vicario para la Catequesis y próximo Rector de la Facultad de Teología / Fuente: Camilo Genta – Arquidiócesis de Montevideo
- Más de 300 personas concurrieron a la celebración / Fuente: Camilo Genta – Arquidiócesis de Montevideo
- Cardenal Daniel Sturla durante la homilía / Fuente: Camilo Genta – Arquidiócesis de Montevideo
- Rito de asperción en la puerta de la Catedral / Fuente: Camilo Genta – Arquidiócesis de Montevideo