Segunda edición de la campaña "Yo sumo un plato", de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Montevideo. Escribe el Diác. Juan de Marsilio.
Este 2025, el Equipo de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Montevideo, vuelve a la carga con su campaña “Yo sumo un plato”, que busca recaudar fondos para asistir a personas y familias en situación de calle u otras formas de vulnerabilidad social. Para que los cristianos y personas de buena voluntad sepan cómo apoyar esta iniciativa, visitamos al equipo en una de sus reuniones de trabajo. Estaban presentes el diácono Mauricio Calleo, director de la Pastoral Social Arquidiocesana; María José Carrau, secretaria; y los diáconos Daniel González y Jorge Vargha. El asesor de la Pastoral Social, el P. Juan Andrés Verde, no pudo estar presente por compromisos asumidos con anterioridad.
Necesidades
Suele decirse que en Uruguay no hay realmente hambre. Al menos en Montevideo, ¿qué les dice sobre este punto su experiencia del año pasado?
Mauricio- La experiencia nos muestra que hay hambre, y en algunos barrios a niveles muy graves. Pero no solo hay escasez de alimento para el cuerpo, sino también para el espíritu. Las personas están hambrientas de palabra, de escucha, de reconocimiento… Por eso es tan importante la tarea que realizan en las parroquias, colegios y otras instituciones y grupos vinculados a la Iglesia, que prestan un servicio social, sí, pero sobre todo humano y espiritual. A través de la escucha, de la conversación, de llamar a cada uno por su nombre, de preguntarles cómo van con tal o cual problema que nos contaron en el encuentro anterior, se generan vínculos que dignifican y que muchas veces son lo que les da el impulso a las personas para querer salir de su situación. Hay experiencias muy lindas de grupos que han acompañado a personas que han salido de la calle, siendo derivados a refugios, hogares de medio camino, centros de rehabilitación, de salud mental u otros apoyos. Y se les realiza seguimiento para que sostengan esas ayudas. Como siempre decimos, esta tarea va mucho más allá de dar un kilo de arroz o un plato de comida.
María José- En Montevideo hay más de tres mil personas en situación de calle, Y no es la única situación vulnerable, La Iglesia es socia del Estado en el acompañamiento de esta realidad, no solo por brindar alimento, sino por trabajar en favor de la promoción y la dignidad humana. Quisiéramos, además, tender redes de trabajo en equipo con otras instituciones de la sociedad civil que buscan ayudar y promover a nuestros prójimos más necesitados.
Sumar un plato
¿En qué consiste, con exactitud, la campaña “Yo sumo un plato”?
Daniel. – La Campaña Yo Sumo un Plato consiste es una recaudación de fondos, que se destinan a la compra de alimentos no perecederos para abastecer a parroquias y otros servicios que atienden personas en situación de calle o familias de alta vulnerabilidad, en los diferentes barrios de Montevideo.
Jorge- Cada semana, la Iglesia reparte unos cinco mil quinientos platos de comida a personas en situación de calle y atiende a alrededor de quinientas personas en comedores. Mes a mes, se reparte más de cientos de canastas en parroquias, capillas y otros servicios (la última vez que hicimos la cuenta pasábamos largo las quinientas, y crece cada mes, sin parar). Cada día estas realidades se vuelven más complejas y las personas buscan en la Iglesia y sus voluntarios no solo un plato de comida o un apoyo alimenticio, sino una palabra amable, escucha atenta, una charla mano a mano sobre problemas de la vida. Por eso queremos invitar a toda la Iglesia y a toda la sociedad a sumarse a esta red de apoyo que va creciendo día a día.
Historia y metas
¿Cómo les fue el año pasado?, ¿cómo les fue con la campaña?
Mauricio- Con lo recaudado, se asistió con alimentos a dieciocho servicios. Algunos de ellos retiraron alimentos más de una vez, logrando abastecerse casi hasta fin de año. En situaciones de especial gravedad, el alimento fue donado a esas comunidades de ayuda. Cuando las parroquias o servicios podían aportar algo, terminaban llevando los alimentos no solo a un precio menor al que las hubiera cobrado cualquier mayorista, e incluso a menos de lo que la Pastoral Social había pagado por ellos a los proveedores. La diferencia la costearon los donantes que “sumaron un plato”, por así decirlo. Sin ellos, no hubiéramos podido. Sin ellos no estaríamos boxeándole al hambre este segundo round, con ayuda de Dios.
¿Y cómo difundieron la campaña?
María José- Además de hacer difusión a través de canales de comunicación propios, de la Iglesia, tuvimos varias entrevistas en radio y TV. Fue una oportunidad importante para recaudar hacer visible el trabajo que semana a semana realizan muchos voluntarios en favor de nuestros hermanos más necesitados y de recaudar fondos para apoyarlo.
¿Qué esperan lograr en 2025?
Daniel- Lo que Dios quiera, como siempre… (risas). Bromas aparte, el objetivo es crecer en coordinación apoyar a más parroquias y servicios, y por su intermedio a más personas en necesidad. Ello requiere llegar a más donantes, trabajar con más proveedores y mejorar la infraestructura y la logística. El año pasado lo hicimos todo a pulmón y quedamos con la lengua afuera (más risas, pero en las caras de los entrevistados se nota que el diácono González no exagera).
Donar
¿Cómo se realizan las donaciones?
Mauricio- Fijamos el costo en ciento cincuenta pesos. Por medio de la plataforma virtual “Colectate”.
La plataforma da opción a diversos medios de pago: tarjetas de débito, de crédito, Mercado Pago para abonar en locales de cobranza, etc. Por supuesto que si alguien quisiera donar montos mayores o donar insumos, bienvenido será, y puede comunicarse con nosotros por correo electrónico (pastoralsocial@icm.org.uy) o al 095 258 707.
Gratitud
¿Quisieran hacer algún agradecimiento?
Jorge- ¡A un montonazo de gente, tenemos que agradecerle! Para empezar, a los que donaron, y muy especialmente a los donantes no católicos, que se enteraron de la campaña y abrieron el corazón y el bolsillo para ayudar al prójimo, sin pensar en diferencias de credo. Ni que hablar a los proveedores: Cousa, Molino Puritas, Macromercado Mayorista, Casarone, que no solo nos hicieron los mejores precios, sino que en algún caso donaron parte de la mercadería. Y por supuesto, a nuestros hermanos de las parroquias y servicios: conocimos cada historia de abnegación y generosidad, de amor a Cristo y al prójimo, que nos dejaban lagrimeando.
Mauricio .- Y no nos olvidemos de darle las gracias a la comunidad de la Parroquia de Nuestra Señora de Pompeya y a su párroco, el P. Andrés Caprile, que estuvieron más de seis meses sin usar su salón parroquial para que tuviésemos un lugar limpio y seguro para depositar los alimentos.
Daniel.- Tengo dos últimos agradecimientos: a Dios y a los donantes de 2025 (risas).