Misa celebrada por la fiesta del santo Cura de Ars
El jueves 3 de agosto se celebró, en el Seminario Interdiocesano Cristo Rey, la fiesta del santo cura de Ars, San Juan María Vianney. La Eucaristía fue presidida por el cardenal Daniel Sturla y concelebrada por varios obispos y sacerdotes de todo el país. Es una oportunidad para los sacerdotes de todo Uruguay para encontrarse y compartir un momento recordando a su santo patrono.
Antes de comenzar con la celebración eucarística se recordó a todos los sacerdotes que vivieron su pascua durante el último año. La homilía fue predicada por el obispo de la Diócesis de Maldonado, Mons. Rodolfo Wirz, que se centró sobre la figura del santo cura de Ars y su actualidad en las nuevas generaciones de sacerdotes.
“La vocación se renueva cada día”
Monseñor Wirz comenzó su homilía diciendo que “la vocación es algo que se renueva cada día de nuestra vida”. Y recordó que si bien “cada uno tiene una historia, y a pesar de las dificultades, cada día este camino nos hace más felices”. Llamó a sus hermanos en el presbiterio a seguir el camino de san Juan María Vianney que “a pesar de las pruebas pudo concluir su camino de sacerdote.
El obispo de Maldonado al recordar al santo de Ars mencionó que “vivió intensamente el encuentro con la gente” y motivó a los fieles a buscar “el sacramento de la reconciliación”. En definitiva, esto fue lo que destacó en su vida, más que los discursos o su vida académica.
Más adelante, Monseñor Rodolfo Wirz remarcó que “vivir la vocación nos da gran alegría”. Y afirmó que la vocación sacerdotal “es un don de Dios, no un esfuerzo propio”, por tanto es fundamental “dar tiempo al diálogo con Jesús”.
La vocación “no es por casualidad, es por providencia”
El pastor de la Iglesia de Maldonado también planteó que cada sacerdote “tiene historias, sueños, su propio temperamento” pero el cura de Ars “nos enseña que lo que hagamos cada día lo hagamos en serio”. En esto el obispo ve “un llamado a que con tenacidad organicemos nuestra pastoral de tal modo que demos testimonio de Dios”, algo que se nota al “estimular a cada uno de nuestros parroquianos a descubrir la felicidad de Cristo”.
En el último tramo de su homilía, el obispo fernandino mencionó que san Juan María Vianney “se encontró con Cristo y esto lo hacía feliz porque descubrió que Dios nos ama”. Llamó a tener bien en claro que “no es por casualidad, es por providencia” que Cristo busca hombres para este ministerio sacerdotal.
En definitiva, es el mismo Cristo el que hace que los sacerdotes puedan “desarrollar al máximo los dones que Dios nos ha regalado” en este tiempo y lugar. “No tengamos miedo al mundo que viene y nos espera… tenemos a Cristo en quién confiar”, concluyó.
Luego de la Misa, y antes del almuerzo que compartieron obispos, sacerdotes y seminaristas de todo el país, se proyectó un video del Padre Cacho. Dicha pieza audiovisual se produjo con motivo del nombramiento del Padre Isidro Alonso como Siervo de Dios.