El nuevo Obispo Auxiliar de Montevideo fue ordenado en una Iglesia Matriz repleta
La celebración de una gran familia. Así se podría resumir la ordenación de Mons. Pablo Jourdan, nuevo Obispo Auxiliar de Montevideo. El domingo 30 de setiembre se vivió una verdadera fiesta en la Catedral Metropolitana, que entre familia, amigos y fieles, vio su capacidad colmada.
La Misa fue presidida por el Card. Daniel Sturla y concelebrada por el Nuncio Apostólico Mons. Martin Krebs, y los obispos de todo el país. Fueron Obispos ordenantes, además del Arzobispo, Mons. Nicolás Cotugno, Arzobispo Emérito de Montevideo y Mons. Jaime Fuentes, Obispo de Minas. Además una gran cantidad de sacerdotes y diáconos acompañaron al nuevo obispo.
“El Señor se acordó de nosotros”
Al comenzar la homilía, el Card. Daniel Sturla destacó la presencia de la familia del nuevo Obispo Auxiliar; su madre, sus tíos, sus hermanos y sus numerosos sobrinos, “hermosísima familia que he tenido la alegría de conocer en estos días, aunque algunos ya los conocía desde hace tiempo”, dijo.
También se recordó a los parroquianos de la Diócesis de Minas, encabezados por su obispo Mons. Jaime Fuentes, provenientes de la capital de Lavalleja, así como de Lascano, Nico Batlle (Nico Pérez y José Batlle y Ordóñez) y José Pedro Varela.
El Arzobispo de Montevideo expresó: “Nuestro corazón reboza de alegría. Y lo digo por esta Iglesia de Uruguay, porqué vaya si el Señor se acordó de nosotros este año”. Recordó a los presentes que la Iglesia de nuestro país recibió 5 nombramientos episcopales: el de Mons. Milton Tróccoli, como Obispo de Maldonado; el de Mons. Luis Eduardo González, como Obispo auxiliar de Montevideo; Mons. Pedro Wolcan, como Obispo de Tacuarembó; y el 24 de julio pasado el nombramiento de Mons. Fernando Gil, en la Diócesis de Salto y Mons. Pablo Jourdan como segundo Obispo Auxiliar de Montevideo. “Dios nos sorprende con su generosidad, en su amor y misericordia”, añadió.
La misericordia de Dios
Justamente, el Card. Daniel Sturla se detuvo en el tema de la misericordia comentando el Evangelio que se había escuchado unos minutos antes. Comentó que “mientras los discípulos se ponían celosos porque había algunos que actuaban en nombre de Dios, en nombre de Jesús, sin ser del grupo, el mismo Jesús manifiesta la generosidad de Dios. Nada del espíritu sectario, que a veces se nos cuela, y hoy en nuestra sociedad está muy presente, ‘soy de tal grupo, soy de aquel otro’”.
En cambio, dijo el Arzobispo, “hay que reconocer que Dios está presente. ‘No se lo impidan, nadie puede hacer milagros en mi nombre y luego hablar mal del Hijo’, dice Jesús. Dios se pasa. Se pasa de generosidad y misericordia. También dando tantos dones a sus hijos que viven su fidelidad en la fe”.
Una familia bendecida
Después, el Card. Daniel Sturla reflexionó sobre la importancia de la familia, y como esto se refleja en la vida del nuevo Obispo Auxiliar de Montevideo. “Pienso en su familia, bendecida con dos hijos consagrados, Graciela, que hizo la primera lectura, y el propio Pablo. Bendecida también con los otros hermanos, formando hermosas familias. Bendecida por la educación cristiana, que forma familias que aguantan tormentas, dificultades y viven el gozo de la fe”.
Además destacó el lugar que esta formación tuvo y tiene en la familia de Mons. Jourdan, “sus padres, ex alumnos salesianos, eligieron el día de María Auxiliadora, el 24 de mayo, para casarse de la mano de la Virgen”. Esta experiencia también fue vital en el camino de fe del nuevo obispo. Así el Card. Sturla subrayó: “Pablo, a los 12 años, experimentó en el Verdún, en ese modo en que Dios se comunica, misterioso muchas veces para nosotros, la vocación. El Señor no tiene fecha para llamar. A esa edad él experimentó que Dios lo llamaba. Igual siguió viviendo su vida de adolescente, de joven, de alumno en ese momento de los Hermanos de la Sagrada Familia. Esa formación de los Hermanos, en el espíritu de Nazaret, después será también importante en su vida”.
Un camino de servicio
Más adelante, el Arzobispo de Montevideo hizo memoria de la llegada de Mons. Jourdan a Montevideo en su juventud para estudiar “pero también para vivir esa pasión del fútbol. Y ahí hubo que optar: fútbol, medicina o sacerdocio”. “Menos mal que el que cayó fue el fútbol”, bromeó. “Como decía el Papa en esta hermosa carta de nombramiento; allí primó la medicina, querer sanar y curar”, añadió.
El Card. Daniel Sturla también recordó el momento en el que Mons. Jourdan se unió a la Fraternidad Contemplativa María de Nazaret, fundada por Mons. Nicolás Cotugno, “allí también aprendiste algo fundamental: que la vida cristiana se realiza plenamente en esa unión con Dios. Y que todo lo que hacemos es en definitiva lugar, motivo de contemplación, de encuentro con el Dios vivo, presente en toda actividad humana cuando ponemos la intención pura en aquello que hacemos”.
También fue momento para repasar el camino pastoral de Mons. Pablo Jourdan durante su vida sacerdotal. “Ordenado por Mons.Víctor Gil, en Minas, después en Lascano, luego interrumpiendo tu camino pastoral por los estudios que fuiste a hacer a Pamplona, en España, y volviendo a Nico Pérez o Batlle y Ordóñez, y desde allí irradiando la fuerza de tu camino sacerdotal, de tu amor a los más pobres, de querer vivir tu fe apostólica en esas comunidades. Luego el obispo te envía de párroco a José Pedro Varela en donde te encontrabas hasta ahora”, enumeró el Card. Sturla. “Médico de cuerpo y alma, porque en algunos de esos lugares te pidieron que también ejercieras como médico”, agregó.
Testigo de la Resurrección
El Cardenal Daniel Sturla, hablando directamente al nuevo obispo, recordó: “entrás en esa cadena ininterrumpida de testigos de la Resurrección de Jesús, sucesor de los apóstoles. La plenitud del sacerdocio cristiano, no para que esto sea un gran honor, sino para que sea un nuevo modo de servir. Es Jesús con la palangana del agua y la toalla, que va lavando los pies de los apóstoles, que nos dice en que consiste en verdad la vida del testigo de la Resurrección”.
“Querido Pablo, tenemos mucho trabajo”, dijo el Arzobispo de Montevideo. Y agregó: “Junto con Luis Eduardo seremos un gran equipo para servir al Señor, para servir a esta Iglesia en Montevideo. Pero también que equipazo que formamos con todos estos sacerdotes, diáconos, seminaristas, con todos los laicos y laicas, con los religiosos y religiosas”.
Después, el Cardenal Daniel Sturla citó un fragmento de la oración que se pronuncia durante la imposición de manos: “Que por la mansedumbre y pureza de corazón te sea grata su vida como sacrificio de suave olor”. “Eso es lo que hoy necesita el pueblo Dios; que a través de una vida pura y mansa de corazón podamos ser testigos de Cristo Resucitado”, añadió.
De la mano de la Virgen
Para el final de la homilía, el Arzobispo de Montevideo, le recordó a Mons. Pablo Jourdan que su vida fue “signada por María, la Santísima Virgen, la Auxiliadora, la de Nazaret, la Virgen Madre, la del Verdún”. “Seguramente ella te dice, como le dijo a Juan Diego en Guadalupe, ‘No tengas miedo, hijito muy querido. Es nada lo que te asusta y te aflige, acaso no sabes que soy tu madre’”, concluyó.
Signos
Un momento sumamente emotivo de la celebración fue la entrega del Anillo Episcopal por parte de la madre y los tíos de Mons. Pablo Jourdan. Este anillo que va en la mano derecha de los obispos significa su alianza nupcial con la Iglesia. El solideo y la mitra, que indica la misión del obispo de guiar a la Iglesia en su camino de santidad, fueron entregadas por un representante de la Diócesis de Minas y la familia de origen paraguayo del nuevo obispo.
Por su parte, el báculo, signo del Pastor que debe gobernar a la Iglesia, fue entregado a Mons. Pablo Jourdan por su sobrina y un representante de la Fraternidad Misionera María de Nazaret. Luego recibió el saludo de paz de los demás obispos presentes.
Otro detalle de la celebración fue que en el momento del ofertorio. Las ofrendas fueron llevadas por todos los sobrinos del nuevo Obispo Auxiliar. En el momento de recibir los dones del Pan y el Vino, Mons. Jourdan se estrecho en un fuerte abrazo con ellos y se lo pudo notar visiblemente emocionado.
¡Qué lindo es ser cristiano!
Luego de la comunión y antes de la acción de gracias, Mons. Pablo Jourdan bendijo a todos los presentes, para esto se trasladó por el pasillo central de la Catedral. Junto a él estaban el obispo de Minas, Mons. Jaime Fuentes y el Arzobispo Emérito de Montevideo, además de fundador de la Fraternidad Misionera María de Nazaret, Mons. Nicolás Cotugno.
“Con María me sumo hoy en la corriente de alegría para alabar a Dios: ‘Mi alma canta la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava’”. Estas fueron las palabras elegidas por Mons. Pablo Jourdan para comenzar la acción de gracias de su ordenación episcopal.
Dirigiéndose a Jesús reflexionó “Soy consciente que siempre te has hecho presente a lo largo de mi historia y de que todo llamado está en función del bien común, especialmente de los hermanos necesitados; como dice el evangelio de hoy ‘no escandalicemos a los pequeños’, ‘cortemos de raíz todo pecado’”.
Llevo en el corazón a cada persona…
El nuevo Obispo Auxiliar de Montevideo se emocionó y dijo: “Llevo en el corazón a cada persona con la que hemos compartido la lucha por la vida… el humilde camino de la fe… y de modo especial a los niños, maestros para entrar en el ‘Reino de Dios’, para volver a creer cada día. Me siento unido a todos los que están siguiendo están celebración por los diversos medios de comunicación y un cariño especial a los enfermemos”.
Compartió con los presentes que “estamos viviendo una situación de la Iglesia difícil pero a la vez apasionante y con grandes posibilidades, que nos lleva a decir también con sano orgullo que hemos vivido en tiempos de santos: San Juan Pablo II, de Madre Teresa…del siglo de mayor números de mártires… de una Iglesia Latinoamericana profética que ha engendrado un Papa rioplatense”.
También sostuvo: “somos testigos de ser Iglesia en nuestro querido Uruguay laico y plural… y hoy estamos queriendo vivir una Iglesia de puertas abierta, con una misión permanente al estilo de Mons Jacinto Vera”. Y exclamó: “¡Qué lindo es ser cristiano! ¡Con qué entusiasmo miramos hacia adelante! Pero siempre y únicamente ‘En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’”.