Jóvenes de la Sociedad de San Juan Montevideo misionaron en el marco de su programa Volver A Empezar (VAE)
La Sociedad de San Juan Montevideo organizó una misión de cuatro días en el barrio Borro, del jueves 18 al domingo 21 de julio, que se enmarca en su programa Volver A Empezar (VAE), que busca fundar Casas de la Palabra en barrios periféricos de la ciudad de Montevideo. Este programa está enfocado en las personas que se han alejado de la Iglesia y que viven en barrios de contexto crítico. Ya funcionan tres Casas en los barrios Cerro, Maroñas y Lavalleja. En ellas, los días jueves a las 19 horas se realiza de forma simultánea en los tres lugares un encuentro de la comunidad barrial en donde se hace una lectura de la Palabra, una prédica de algún tema específico de la vida cristiana y cantos.
En el barrio Borro, el jueves 22 de agosto comenzará a funcionar la cuarta Casa de la Palabra fundada por la Sociedad de San Juan y es por eso que un grupo de 25 universitarios varones dedicaron su tiempo para conocer a las personas del lugar e invitarlos a que participen del programa VAE.
“Es un continuo arar el terreno y prepararlo para la siembra”
“El primer día de la misión salimos a hacer una primera recorrida por el barrio y ya intentamos empezar a identificar a las familias que podrían tener el perfil para participar en VAE y que estuvieran alejadas de la Iglesia por diversos motivos, para que se sumen a la nueva Casa de la Palabra en el Borro”, explica Matías Fonseca, rector de la misión. De tarde, los misioneros visitaron las Casas de la Palabra que están funcionando en los otros barrios para acompañar el encuentro de todos los jueves.
A la hora de misionar, los jóvenes se dividen en parejas y se les asigna una zona determinada del barrio en la cual visitar a las personas. Tres de los sacerdotes de la Sociedad de San Juan se suman para acompañar a algunas de estas parejas. Rosario en mano, los misioneros comienzan a golpear las palmas en las primeras puertas de los vecinos, lo que despierta algún que otro ladrido de los perros que hay atados en los patios de las casas. Allí, las personas atienden y comienza el diálogo para conocerse y contar quiénes son, qué andan haciendo por el barrio, qué días estarán e invitarlos a las actividades que tendrán esos días por la zona.

F. GUTIÉRREZ
Para Agustín (22) el primer día de acercamiento al barrio fue bueno para conocer la realidad: “Encontramos a muchas personas que se han alejado de la Iglesia y otras que nunca se han acercado. Pero también, hay personas que viven una vida de fe y estaban muy contentos de que los fuéramos a visitar, de que Jesús estuviera tocando sus puertas. Todas las casas son distintas y las personas con las que nos encontramos también… es el Espíritu el que nos ayuda a remarla y a comenzar una conversación (…). Al salir, muchas veces el miedo es a cómo empezar una conversación o qué le podemos decir, pero es impresionante ver cómo el Espíritu Santo te guía y te va mostrando personas y casas por el barrio… cómo nos hizo tocar puertas que necesitaban ser tocadas ese día”. Jorge (22) explica que le llamó la atención “lo abiertas que son las personas a la hora de recibirnos y escucharnos. Varios de los que tienen fe no la practican, pero se ve que son de corazón muy abierto”.
Ricardo Villalba es párroco de Nuestra Señora de Guadalupe en el Borro, donde comenzará a funcionar la Casa de le Palabra. Explica: “Evangelizar en este barrio es un desafío muy grande y apasionante, hay que ser muy creativo. La evangelización no es en masa, es el acercamiento uno a uno. Aquí vive una población bastante herida, lastimada… seguramente el heredar la pobreza de generación en generación va generando una brecha en la confianza y en el espíritu (…). Lo más lindo en la tarea de misionar aquí es imaginar que estamos dando vuelta tierra… no más que eso. Es un continuo arar el terreno y prepararlo para la siembra… y la siembra se va haciendo entre todos”.

F. GUTIÉRREZ
Visita a las Hermanas de la Caridad y más recorrida
El viernes de mañana, los misioneros visitaron la casa de a las Hermanas de la Caridad que viven en el barrio. “Es increíble ver la entrega y la alegría que tienen las Hermanas”, comenta el rector de la misión. Agustín (22), agrega: “Las Hermanas de la Caridad reciben y cuidan a ancianos y enfermos que se encuentran solos… la visita fue espectacular. Los acompañamos un rato e hicimos algunos cantos, fue una alegría. Allí hay personas que se sienten muy abandonadas, y es ahí donde Jesús más nos pide que vayamos. La Madre Superiora de la casa nos contó algunas de sus experiencias viviendo dos años junto con la Madre Teresa de Calcuta”.
Por la tarde, volvieron a recorrer casas. “Pudimos volvernos a reunir en las casas de personas que habíamos conocido el jueves y coordinamos para volver a vernos, nos dejaron pasar, charlar y hacer alguna oración, y conversar de la Casa de la Palabra”, dice Jorge (22).
En medio de la charla con le P. Ricardo, llega a la Iglesia —en bicicleta y saludando al sacerdote— María, con su hijo. Venían a rezar un ratito, ya que había exposición del Santísimo. “Buenas tardes Padre, vamos a pasar un ratito para pasar bien”, dice María. A lo que el P. Ricardo responde: “Adelante nomás, María. Sabés que en la parroquia hay un grupo de misioneros y vamos a hacer un Vía Crucis… va a ser más de nochecita, pero para que sepas”. “Ah, qué bueno, que suerte que parece que no va a estar tan frío hoy… aunque yo de eso no entiendo mucho”, respondió María tímidamente y con una sonrisa como de vergüenza. “Tranquila, no es necesario, lo importante es acompañar”, comentó el P. Ricardo con una sonrisa y levantando su dedo pulgar en señal de que está todo bien.

F. GUTIÉRREZ
“Está muy bien lo que están haciendo”
El P. Guillermo Striebeck, uno de los tres sacerdotes de la Sociedad de San Juan que acompañó a los jóvenes, contó que luego de esta misión volverán al barrio los fines de semana para afianzar los vínculos con las personas que han conocido en estos días. “Esto es un proceso, hay muchas personas alejadas, por lo que, al venir más veces y entablar vínculos, quizá logremos mayor posibilidad de éxito en la convocatoria”, sostuvo.
“Está muy bien lo que están haciendo ustedes para sacar adelante a todos los gurises, a la gente joven… yo ya tengo 57 años y hasta que Dios nos diga vamos a seguir cinchando. Hay que sacar a la gurisada de las malas juntas”, le comenta un vecino al P. Guillermo en una de las recorridas junto a dos de los jóvenes.
“¿Dónde está Dios?”, le preguntó el vecino a uno de los misioneros. Y señalándose el corazón, dijo: “Dios está acá… y en nuestras casas”. A lo que los chicos, sonriendo, añadieron que también está en la Misa y en la Palabra.
El P. Guillermo cuenta que se han encontrado con testimonios de vida muy crudos, pero que esas personas han logrado salir adelante gracias a la fe. “En una de las recorridas nos encontramos con un hombre que había matado a ocho personas, pero escuchó la Palabra de Dios, pidió perdón y ahora consiguió trabajo y está viviendo totalmente cambiado”, explica el P. Guillermo.

F. GUTIÉRREZ
Restaurar desde la esperanza y el encuentro
El P. Ricardo Villalba cuenta que en la comunidad hay mucha expectativa con la nueva Casa de la Palabra. “Es una forma de invitar a mucha gente alejada que no viene a la Misa, pero se puede acercar desde otra manera. Es una linda pedagogía para acercarse a los sacramentos y a la vida en comunidad”, señala.
Además, cuenta que, misionando en el barrio, un vecino le decía, «y con razón, que cuando desaparecen los vínculos sanos o el tejido sano de una sociedad (como la Iglesia y muchas obras sociales), no queda un vacío, sino que eso automáticamente se llena con redes negativas que generan delincuencia, entre otras cosas… que no ayudan. Entonces, el poder restaurar desde la esperanza y el encuentro que dignifique a las personas está muy bueno (…). En este tiempo ha sido muy providencial ver cómo gente no muy vinculada a la Iglesia se ha acercado a reconocer que la Iglesia es un ingrediente muy importante en la unificación de la red de personas… esto a uno lo llena de esperanza”.
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Hermosa experiencia,con realidades muy duras y con jovenes muy comprometidos con lo que hacen