La directora de Cifra no habla de encuestas ni de intención de voto para las elecciones de octubre o de un posible balotaje en noviembre. Por primera vez, la socióloga profundiza en una entrevista para un medio sobre su faceta católica, lo que le atrajo de la espiritualidad ignaciana y su rol en la Comunidad de Vida Cristiana (CVX).
Mariana Pomiés fue bautizada cuando tenía solo unos meses de vida, a pesar de que sus padres, quienes tomaron la decisión, son ateos y nunca se casaron por Iglesia.
Sin embargo, la creencia en Dios y el acercamiento a la fe, por convicción, ocurrió a los cinco años, cuando ingresó al colegio Seminario, donde además concurrieron sus hermanos menores: Santiago y Lucía, a quienes les lleva dos y dieciséis años respectivamente. Los tres hijos salieron creyentes al educarse con los jesuitas. “Crecí en una institución donde la fe es el eje central del proyecto educativo”.
A pesar de su ateísmo, sus padres, Hugo y Silvia, siempre respaldaron las decisiones de sus hijos en cuanto a la fe. “Si bien ellos no son creyentes, siempre nos fomentaron una sensibilidad social”.
“Crecí en una institución donde la fe es el eje central del proyecto educativo”
En 1982, mientras cursaba cuarto de primaria, Pomiés recibió la primera comunión. Luego, durante el ciclo básico y el bachillerato, participó de Horneros y Castores, movimientos que forman parte de la propuesta pastoral optativa en la institución jesuita. “Tienen como eje central el servicio, la vida apostólica y el grupo. Allí descubrí la fe como un hecho colectivo. Esto me ayudó a estructurar mi personalidad”.
Cada fin de semana, Pomiés dedicaba su tiempo libre a colaborar en distintos servicios. Llegó a participar de las primeras ediciones del Pachacutí, campamento de trabajo organizado por el colegio Seminario en la primera semana de las vacaciones de invierno, que hoy se realiza en conjunto con otras instituciones jesuitas y en casi una veintena de lugares del Uruguay con cientos de jóvenes voluntarios.
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El año 1991 marcó una serie de cambios para Pomiés. Tras egresar del colegio Seminario y recibir el sacramento de la confirmación el año anterior, se inscribió para estudiar Administración de Empresas, Antropología en Humanidades y Sociología en la Facultad de Ciencias Sociales. “Ir con mi medallita y mi cruz era difícil. Después me la empecé a sacar. Las facultades de Humanidades y Ciencias Sociales eran dos lugares donde lo religioso estaba mal visto, cuestionado y relacionado con lo conservador, lo antiguo y lo patriarcal”.
Para seguir vinculada con la espiritualidad ignaciana, Pomiés comenzó a coordinar en los movimientos Horneros y Castores, dar catequesis en el barrio Villa Aeroparque, en Canelones, y se integró a la Comunidad de Vida Cristiana (CVX). “En aquel tiempo, era un movimiento nuevo en Uruguay. CVX viene de las comunidades marianas fundadas por san Ignacio de Loyola. A finales de los sesenta, dejan de ser comunidades marianas y empiezan a ser una federación de comunidades mundial y luego pasan a ser una comunidad de vida cristiana. Cuando entré, CVX estaba integrada por doscientas personas y hoy estamos en torno a las cuatrocientas”.

«En CVX encontré el lugar donde vivir mi fe en una comunidad», dice Pomiés. Fuente: Romina Fernández
Desde que es parte de CVX, Pomiés acompaña comunidades, participa en cursos de formación a nivel internacional, en asambleas mundiales, y llegó a integrar el consejo ejecutivo. A partir de 2022 es vicepresidenta de CVX Uruguay, cargo que culminará en los próximos meses, dado que fue nombrada coordinadora del movimiento para América Latina.
“En CVX encontré el lugar donde vivir mi fe en una comunidad. Por mi formación, no concibo la vida de fe si no es de manera comunitaria. Somos testigos del transcurrir de la vida de las personas. La espiritualidad ignaciana es algo de lo que los laicos nos hemos apropiado”.
Para Pomiés, los ejercicios espirituales de san Ignacio se convirtieron en una herramienta para profundizar en la fe a modo personal y comunitario. “Son un modo de ordenar la vida, las emociones y los afectos. Son un elemento que nutre y que estructura mi modo de ser cristiana”.
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Es el jueves 15 de agosto, un día especial para Pomiés: cumple treinta años de trabajo en la consultora Cifra. Entró a trabajar en 1994 por recomendación de una amiga que ya era empleada de la empresa dado que buscaban contratar a estudiantes para ser asistentes de investigación. En 2016, tras el fallecimiento del politólogo Luis Eduardo González, asumió la directiva de Cifra por partes iguales con Adriana Raga, viuda de González.
No es la primera vez que Pomiés habla sobre sus creencias religiosas. Ya lo había hecho, aunque con menor profundidad, en la revista Galería el 13 de diciembre de 2022, en el diario El País el 31 de marzo de 2024, y en el semanario Voces el 15 de junio de 2024. “Me costó muchos años integrar en esas entrevistas mi parte de fe. No lo vivía disociado, pero no hablaba del tema cuando me refería a mi trabajo. No porque yo lo separara, sino porque vivimos en un Estado laico donde lo religioso se asocia a determinadas posturas ideológicas e incluso partidarias. Al principio me cuidaba en eso, hoy lo hablo abiertamente porque creo que es importante ser testimonio de fe en la vida profesional”.

Pomiés durante un taller que dictó en el Encuentro Nacional de Familias 2022, en el Colegio Seminario. Fuente: Romina Fernández
Casada desde 1999 con Elbio Medina, a quien conoció en CVX, Pomiés es madre de Juan Ignacio, de veintidós años, y María Carolina, de veinte. Ambos practican la fe a su manera, en diferentes ámbitos al de sus padres. Juan Ignacio participa de la Sociedad San Juan y María Carolina es coordinadora de Horneros y tiene su comunidad en las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, donde Pomiés acompaña ejercicios espirituales cada tanto.
“Para mi familia, la fe es el eje de nuestros proyectos vitales. La fe está integrada en todo, incluso en la política. A mis hijos trato de inculcarles que no puede ser ajena la fe y la concepción de la vida a la decisión de voto. Es un desafío que tenemos los cristianos. A veces lo vivimos de una forma muy compartimentada. La fe tiene que dar respuesta y articular las decisiones que tomamos”.
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Además de ser socióloga, tener un máster en Administración de Empresas y realizar cursos de especialización en la Universidad de Salamanca, Pomiés estudió Teología en el ITUMS —actual Facultad de Teología del Uruguay— en 1996 y, posteriormente, a través de CVX, hizo otro curso de Teología que duró tres años. “Estas formaciones e instancias me permitieron madurar en la fe”.
Sumado a esto, se formó en espiritualidad ignaciana, acompañamiento en ejercicios espirituales y retiros. “Me encanta acompañar a personas y ver cómo Dios actúa en ellas y las ayuda a reordenar sus vidas y a centrarse en la voluntad de Dios para desarrollar su potencial como seres humanos”. Aparte, se formó para acompañar a personas separadas, en el proceso de rearmado de proyecto de vida, una herramienta que generó la CVX de España en conjunto con la Universidad Pontificia Comillas, en Madrid.
«Me encanta acompañar a personas y ver cómo Dios actúa en ellas y las ayuda a reordenar sus vidas y a centrarse en la voluntad de Dios para desarrollar su potencial como seres humanos»
A los cincuenta y dos años, la vida de Pomiés se divide entre su familia, su trabajo en Cifra, su servicio en CVX y sus intervenciones en Telemundo, el informativo de canal 12, y en Otra mañana, el programa matutino de Radio Oriental, donde participa cada jueves en una mesa de análisis político junto con Selva Andreoli y Graziano Pascale en el contexto del año electoral.
A pesar de su apretada agenda, siempre encuentra un espacio para alimentar su fe, ya sea sola, en familia o con alguna amiga. En 2022, realizó el Camino Ignaciano en España, un recorrido que hizo el fundador de la Compañía de Jesús en 1522 desde Loyola hasta Manresa, junto con una compañera de CVX. “Fue una experiencia intensa que me conmovió profundamente”.
Las cinco de Mariana Pomiés
Es una gran lectora, ¿un libro de espiritualidad?
Biografía de la luz de Pablo d’Ors, sacerdote español que viene de la escuela de oración contemplativa del jesuita Franz Jalics (1927-2021).
¿Una canción religiosa?
Paz armada, un poema de Pedro Casaldáliga que es musicalizado por Cristóbal Fones. Me encanta. Lloro cada vez que la escucho.
¿Una frase de san Ignacio de Loyola?
Son tantas. Elijo esta: “No el mucho saber harta y satisface al alma, sino el sentir y el gustar de las cosas internamente”. Lo que quiere decir es que lo intelectual no es lo que llena.
¿Un lugar para rezar?
En la naturaleza me contacto mucho con Dios. Una vez recé en la cova de san Ignacio en Manresa, España. Fue lo máximo que me pasó.
La vocación al matrimonio es…
Una vocación a vivir la fe en pareja.
Por: Fabián Caffa
Redacción Entre Todos