El presbítero del clero diocesano cumple hoy seis décadas de vida sacerdotal.
Jorge Techera hace cuentas y para eso utiliza los dedos de sus —arrugadas— manos. Con quince años ingresó al noviciado. Con dieciséis y diecisiete años estudió Filosofía. Con dieciocho, diecinueve y veinte años hizo la experiencia pastoral en la Escuela Industrial San Juan Bosco en Juan Lacaze (Colonia). Durante ese trienio fue maestro de primaria, organizaba los campeonatos de fútbol, lideró la banda musical de exalumnos, impulsó el movimiento de Scouts y fundó el Movimiento Anti Ocio, que funcionaba durante el verano. Con veintiún años dejó Uruguay y partió hacia Chile para estudiar Teología.
Es la tarde del miércoles 12 de junio y el padre Jorge Techera está en una sala del Seminario Interdiocesano Cristo Rey, donde vive desde 2018 y es formador de los futuros sacerdotes. El veranillo que habían pronosticado los meteorólogos se siente en la calle, pero adentro del seminario hace frío. Techera —ochenta y cinco años de edad y casi sesenta de sacerdote— viste camisa azul, buzo azul, campera azul y pantalón azul.
Techera nació el 11 de enero de 1939 en Colón, Montevideo. Es el segundo de cuatro hermanos: Carlos —sacerdote salesiano fallecido el 29 de octubre de 2023—, Hugo —quien falleció hace tres años— y Gabriel —quien vive en Montevideo—.
Estaba en quinto año de primaria en el colegio Pío cuando, en un retiro espiritual, pensó en su vocación. “El predicador dijo que había que tener una vida que valiera la pena”. En ese momento se imaginó que iba a ser médico, para cuidar a las personas.
Tras el retiro, el director del colegio lo llamó y le preguntó si había pensado en su futuro. “¿No te parece que ser sacerdote salesiano vale la pena?”. Aquel director, sacerdote salesiano, lo motivó a ingresar al Seminario Menor de Manga, donde entraban varones de doce o trece años que pensaban en ser sacerdotes. Mientras hacían su discernimiento, cursaban sus estudios y la formación espiritual.
Techera fue ordenado sacerdote con veinticinco años en el Templo Nacional San Juan Bosco, en Chile, el 22 de agosto de 1964 por el cardenal Raúl Silva Henríquez, quien en aquel tiempo era arzobispo de Santiago.
Tras su ordenación sacerdotal, volvió a Uruguay. Su primer destino fue el colegio Maturana, donde fue profesor de francés y dictaba catequesis. Allí, además, fue docente de Fernando Morena, uno de los grandes ídolos de Peñarol y la selección uruguaya.
A mediados de 1967, y con veintisiete años, dejó la congregación salesiana y pasó al clero diocesano. Era una decisión que meditaba tras finalizar el noviciado y se la había planteado en más de una ocasión a sus superiores. Pero su vocación sacerdotal siempre se mantuvo intacta. Su hermano Carlos —que continuó con los salesianos— lo ayudó a reflexionar sobre cuál era su lugar en la Iglesia. “Me sentí bastante identificado cuando me dijeron que la característica del sacerdote del clero era la caridad pastoral”.
En la nueva etapa fue destinado a la parroquia San Juan Bautista, en Pocitos. En paralelo, formaba parte del equipo sacerdotal de la Parroquia Universitaria, donde trabajó junto con estudiantes de secundaria de liceos públicos.
El 1° de noviembre de 1972, en una reunión de consejo de presbiterio que presidía monseñor Carlos Parteli, que en aquel tiempo era arzobispo coadjutor de Montevideo, Techera fue designado para conformar la pastoral juvenil.
Corría el año 1973 y Uruguay enfrentaba la dictadura cívico-militar. “Fueron años difíciles, sobre todo al principio. Te perseguían y grababan las homilías”.
Con la vuelta de la democracia, Techera fue parte del Servicio Ecuménico de Reinserción, que fue creado para ayudar a los exiliados y presos por la dictadura, en su vuelta al país.
Techera comenzó a trabajar en la pastoral social, primero en Montevideo y después en el interior del país. En 1986, comenzó a trabajar en Cáritas Uruguay y llegó a ser director de la organización a nivel nacional durante seis años.
Después fue párroco de Santa Magdalena Sofía Barat y San José (Aires Puros) y Sagrada Familia (La Teja). Luego fue designado vicario pastoral por monseñor Nicolás Cotugno. En ese período gestionó la compra de Radio Oriental por parte de la Arquidiócesis de Montevideo y fue el primer conductor del programa radial Entre Todos.

Jorge Techera durante el encuentro de presbiterio que se realizó en marzo pasado en la Casa Vianney. Fuente: Romina Fernández
En el sínodo arquidiocesano de 2005, Mons. Cotugno hizo un llamado a los sacerdotes a colaborar en barrios de contexto crítico. Entre esos barrios, nombró Casabó. Techera sintió la necesidad de conocer la zona y visitar durante tres años la capilla, que después se transformó en la parroquia San Alberto Hurtado en 2008. Techera fue el primer párroco de la comunidad. Fue una forma de poner más en actos el lema sacerdotal que eligió: “Para evangelizar a los pobres”.
Desde agosto de 2018 es confesor, acompañante espiritual y “profesor particular” de latín de los futuros sacerdotes. “Es un desafío acompañarlos porque tenemos que entendernos hasta en el lenguaje”, dice y se ríe. Duerme poco, pero no se lo nota cansado. Goza de buena salud y su agenda está repleta de actividades. Tiene dos programas en Radio María y una columna semanal en el programa Entre Todos de Radio Oriental. Está a cargo del Centro de la Doctrina Social de la Iglesia. Acompaña a tres grupos de matrimonios, tres pequeñas comunidades y dos grupos de renovación cristiana. Celebra misa en comunidades de monjas y visita a enfermos para llevarles la comunión. De esta forma hace que su vida valga la pena.
Por: Fabián Caffa
Redacción Entre Todos