En el bicentenario de su nombre. Escrito por Mons. Alberto Sanguinetti.
Estamos recordando los hechos de 1825, que comenzaron con la Cruzada Libertadora de los Treinta y Tres Orientales conducida por Juan A. Lavalleja, que tienen su centro en la sesión del 25 de agosto, y que, en largo y complejo proceso, condujeron a la independencia absoluta del Estado Oriental del Uruguay.
En medio de tales gestas, la pequeña imagen de la Pura y Limpia Concepción de Santa María, que presidía la humilde capilla de Florida, ante quien “los patrias” suplicaron y dieron gracias a Dios, recibió de la gente que vio los hechos un nuevo título: “Virgen de los Treinta y Tres”. El cardenal Daniel Sturla ha destacado el bicentenario de este nombre, con que es reconocida e invocada como patrona de nuestro país.
El libro y el autor
A quien escribe le cupo, por designios de la Providencia, ser siervo de Santa María, la Agraciada Virgen de los Treinta y Tres, en muchos momentos y tareas.
Ahora, ofrezco textos diversos, para comprender a la Virgen, quererla, rezarle y seguirla como capitana y guía. El libro se divide en cuatro secciones: oración, historia, presencia, reflexiones.
Oración
Quise comenzar por la oración, la trayectoria más directa de la flecha hacia la meta: Nuestra Señora. Hay varios senderos.
1) La Súplica a Santa María, la Agraciada Virgen de los Treinta y Tres
Es esta la oración más solemne. Es también la más característica, es una oración ritual, proclamada por el obispo al que se une todo el pueblo, el día de la Peregrinación Nacional, a los pies de la santa imagen. Expresa al máximo la relación personal y colectiva con nuestra patrona.
Consta de dos partes. La primera es de confesión de fe, contemplación y alabanza por la obra de Dios en y por María. Romano Guardini afirma: “En primer lugar, la liturgia nos enseña primordialmente que la razón o el pensamiento es la base imprescindible de la oración colectiva. La oración litúrgica está saturada de dogma y vivificada poderosamente por él”. Para saborearlo ofrecemos, paso a paso, un comentario teológico y litúrgico, sobre todo a la primera parte, inspirada en el capítulo VIII de Lumen Gentium.
La segunda parte es el ruego a ella, muy universal, católico, por todos.
2) Misa y Oficio
De la liturgia de la solemnidad damos algún pie para introducir en los textos de la misa: un brevísimo comentario a las lecturas, las citas del propio y las oraciones sacerdotales.
Siguen unas indicaciones de la Liturgia de las Horas y los himnos,
3) Cierran las palabras de san Juan Pablo II a la Virgen de los Treinta y Tres. La introducción al Regina Coeli; la homilía en Florida, con pasajes sobre ella, enmarcados en la Palabra y las ordenaciones presbiterales; la oración de ofrecimiento a la Virgen.

Historia
Incluyo un librito de hace tres décadas, revisado, en que aparece el vínculo de la Virgen y nosotros, el pueblo oriental, en un largo y rico proceso. Ahí está quién es ella y quiénes nosotros.
Agrego tres documentos pontificios: de la coronación canónica, de la declaración de Patrona del Uruguay, a los 60 años de la coronación.
Presencia
La tercera parte es una guía para apreciar algunos de los signos de la presencia de la Virgen de los Treinta y Tres. En primer lugar, su santuario donde ella nos acoge, la casa donde ha querido morar entre nosotros y nuestra respuesta al entrar en él para el encuentro. Ella ha inspirado allí luz y belleza.
Sigue el sentido de la peregrinación, la nacional, y también la grupal, familiar, personal.
Recuerdo hechos y personas de que últimamente se sirvió la Virgen: la Hna. Noemí, la Casa del Peregrino, Uruguay le canta a la Virgen, la difusión de su imagen en todo el país y en el mundo. Últimamente la Imagen Peregrina: la Virgen desde su santuario, visita a sus hijos. A ello agrego un testimonio personal.
Reflexiones
Cierran dos artículos largos, para quien desee profundizar.
Mensaje teológico pastoral de la Virgen de los Treinta y Tres intenta adentrarse en ¿qué sentido tiene esa imagen y ese título? ¿Qué pastoral debe responder a esa palabra de fe?
María, mujer, ícono de esperanza, comienza con una teología de la mujer, según Teresita Porcile. Es aplicada a la Iglesia y a María e ilumina el significado de la Virgen de los Treinta y Tres, mujer, figura de la Iglesia.
Que a cada uno atraiga con su belleza la Agraciada, Tota pulchra.