Artículo del Pbro. Valentín Goldie, publicado en el N° 514 de Entre Todos.
«Cambia todo cambia» dice la canción popularizada por Mercedes Sosa. Podríamos incluso pensar que lo único permanente es el cambio. La sociedad no es la misma que hace unas décadas atrás, tampoco lo es el clima. Las personas van cambiando. La Iglesia está cambiando, en ese proceso de cambio se está haciendo menos numerosa, y tiene menos esplendor que en décadas anteriores. Hay cambios que son producto de la evolución, uno puede distinguir procesos más o menos secuenciales, más o menos lineales donde va viendo que un pequeño cambio lleva a otro y así sucesivamente hasta conformar cambios realmente potentes. Hay cambios que son revolucionarios, no son fruto de una evolución, son fruto de un salto cuantitativo, que hace que la realidad cambie radicalmente de la noche a la mañana. Recordamos recientemente la llegada del Covid a nuestro país, cambiamos, de la noche a la mañana, no hubo un proceso, hubo un cambio cualitativo que nos obligó a cambiar. Nosotros creemos en un Dios que no es ajeno a la historia humana, un Dios que va acompañando procesos y un Dios que irrumpe en la historia y hace que la historia dé saltos cualitativos, la Pascua es uno de ellos, aunque no el único.
En la Vigilia pascual comenzamos leyendo el relato de al creación. Podemos hablar del primer salto cualitativo de la historia. La creación de no existir pasó a existir. No es fruto de una evolución ni mucho menos, es un salto cualitativo fruto de la palabra del Señor. «Dijo Dios, que exista la luz, y la luz existió» (Gn 1,3). Luego viene la creación del hombre, también el hombre es llamado a la existencia y da un salto cualitativo. «Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó» (Gn 1,27). Los conocimientos científicos actuales nos hablan que el ser humano es fruto de una evolución, sin negar ello, en algún momento se produce un salto cualitativo, en algún momento esa creatura se convierte en capaz de ser interlocutor de Dios, es ese el momento en que el hombre comienza a existir en tanto hombre, se trata de un salto cualitativo que produce nuestro Señor, un salto cualitativo que lo hace capaz de Dios, capaz de recibir el regalo de su amor.
En la Vigilia pascual también leímos el cruce del Mar Rojo. Otro salto cualitativo en al historia del pueblo. Eran esclavos, sometidos a los egipcios, y el cruce del Mar Rojo marca un salto cualitativo, los judíos de un lado, los egipcios o sumergidos o del otro, nunca más esclavitud en Egipto. Es verdad que antes los hebreos debieron creerle a Moisés, debieron ponerse en camino a un Dios que prometía libertad. Es verdad que después del cruce del Mar Rojo siguieron cuarenta largos años caminando por el desierto, superando la tentación de volver atrás, la tentación de la idolatría y muchas otras más. Pero el cruce del Mar Rojo, esa apertura y ese cierre, marca un Egipto nunca más, se da un salto en la historia del pueblo.

Jesús resucitado ha vencido a la muerte. Fuente: Cathopic
En el Evangelio escuchamos un relato de la resurrección de Jesús. Jesús fue niño y evolucionó a ser adulto, pero no se puede evolucionar de estar muerto a estar resucitado, se requiere un salto cualitativo. Nadie fue testigo de la resurrección, se fue testigo de la muerte y los mismos que lo vieron muerto lo vieron resucitado. Solo la noche sabe cómo sucedió la pascua, y justamente lo celebramos a la noche porque evoca el misterio que nadie vio y nadie oyó, literalmente de la noche a la mañana un muerto resucitó para no morir nunca más. Ese mismo salto lo comparten los discípulos cuando lo descubren resucitado. El cambio en la vida es drástico, no es fruto de una evolución en su pensamiento o en el duelo. La vida de los discípulos estaba evolucionando como era esperable, procesando un duelo con resignación iban camino a Emaús, con la experiencia del encuentro con el resucitado se produce un cambio radical, un salto cualitativo; el Resucitado irrumpe en sus vidas y los cambia. Es verdad que antes hubo un largo proceso, comenzaron a seguir a Jesús, fueron integrando sus enseñanzas, sobrevivieron a dos crisis de fe importantes, la del episodio del pan de vida en la que la gran mayoría de los discípulos abandonan a Jesús y la crisis final que llevó a Judas a entregar a su propio Maestro. Es cierto que después de la resurrección debieron seguir haciendo proceso, la vida comunitaria en la Iglesia primitiva fue un desafío, debieron vencer sus cobardías y sus comodidades para anunciar el evangelio a todos los pueblos. Pero el encuentro con el Resucitado, marca un antes y un después, fueron testigos del Resucitado, nada puede ser lo mismo una vez que se ve a un resucitado.
La Pascua no es solamente un salto cualitativo en la historia de los discípulos, es un salto cualitativo en la historia. Se abre para toda la humanidad nada menos que un camino de superación de la muerte. Hasta entonces, la muerte tenía la última palabra en la vida de las personas, y si bien ya en Israel había esperanza en que Dios resucitaría a los justos el último día, la resurrección de Jesús es la inauguración de ese tiempo. La humanidad logra trascender los límites de la creaturalidad, por puro amor de Dios que nos regala este salto cualitativo en la historia. Por la fe está abierta esa posibilidad para todos. Cierto es que se puede hacer un proceso, se puede uno cuestionar sobre el sentido de la vida, buscar un fundamento para la misma que sea realmente sólido. Ciertamente ese proceso prepara para recibir el regalo de la fe. Cierto es que las personas de fe también debemos seguir haciendo proceso. Las muertes de los seres queridos y la perspectiva de la nuestra nos cuestionan y nos invitan a caminar. Pero el comenzar a creer, marca un antes y un después, la vida no es la misma. Algunos tenemos el recuerdo exacto de cuando comenzamos a creer; en lo personal lo considero una bendición.
En la lectura de la epístola leímos sobre el bautismo. Es el momento en el que Dios transforma el corazón de una persona, y verdaderamente la hace hija de Dios, partícipe de la Pascua de Jesús, en cierto sentido, corresucitado con el Señor. Cierto, hubo antes un proceso, normalmente una catequesis más o menos prolongada, idealmente un ir conformando la vida a las enseñanzas del Evangelio. Cierto también, habrá proceso después, uno va creciendo y madurando en al fe que recibió, puede ir creciendo en santidad. Pero hay en el bautismo un salto cualitativo en la vida de una persona, hay un auténtico cambio que Dios introduce en ella.
Si la cuaresma nos invitó a hacer un proceso, tradicionalmente marcado por la penitencia, por la renuncia, con la abnegación, la pascua es el reconocimiento que eso no alcanza. Necesitamos que la gracia de Dios nos haga dar un salto cualitativo, y ese salto es puro regalo de Dios. A lo sumo, una buena cuaresma nos prepara para recibir un regalo. Pero sin ese regalo, todo el esfuerzo cuaresmal es inútil, necesitamos de Dios para dar un salto. Así como para los discípulos hubiese sido inútil el seguimiento de Jesús sin la fuerza del encuentro con el resucitado, sin recibir de Él el Espíritu Santo, también para nosotros en nuestra vida espiritual, el esfuerzo es inútil sin esos saltos cualitativos que son pura gracia divina.
Te pedimos entonces Señor, que extiendas tu mano sobre nosotros, Tú que nos conoces, invítanos a dar el salto cualitativo que necesitamos en tu seguimiento. Sabemos que depende únicamente de tu generosidad. Con fe te lo pedimos. Amén.
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T. de Chardin sacerdote, Teólogo y Paleontólogo realizó un gran aporte en la aceptación del mundo de la ciencia en el origen del hombre. No surgimos en la faz de este planeta de un soplo ya que el maravilloso libro del Génesis escrito luego del exilio de Babilonia del Pueblo de Dios quiere responder a la pregunta por qué nos ha pasado todo esto y responde porque Yahwe es el Creador… Y nos apartamos de el Creador. El sacerdote católico Lamaitre fue el precursor de la teoría del Big Bang el primer “Salto»a la vida y la existencia…. Maravilloso.Cristo por quién todas las cosas fueron creadas ha estado presente desde el inicio de ese «Salto» a la vida en medio del Caos del Cosmos que se organizaba… Cada día nos llama a dar un Salto a la Vida y cada día nos invita a morir a aquellas partes de nosotros mismos contrarias a la Vida. Tengamos el valor de vivir movidos por el soplo del Espíritu de Dios.