Entrevista con el Dr. Daniel Scorzo, especialista en cuidados paliativos
El Dr. Daniel Scorzo ha trabajado como médico de cuidados paliativos durante casi 30 años. Desde 1990 hasta el 2001 trabajó en el Hospi-Saunders de la Asociación Española y luego, desde ese momento hasta noviembre 2019, en el Círculo Católico de Obreros del Uruguay como encargado de cuidados paliativos.
Para el Dr. Scorzo, los cuidados paliativos “son importantes porque manejan el concepto del dolor total. La muerte no es solo dolor físico, sino miedo a cómo voy a morir, con que síntomas y, principalmente, a la soledad”. A su vez, destaca la importancia de estos cuidados, que tratan el dolor de forma total, abarcando el aspecto físico, espiritual, social, psicológico y religioso.
En la siguiente entrevista con Entre Todos, el Dr. Scorzo habla de los cuidados paliativos en Uruguay.
¿Cómo ha sido su trabajo como médico especialista en cuidados paliativos?
A lo largo de mis 29 años trabajando en cuidados paliativos creo que fácilmente ayudamos, con mi equipo, alrededor de 5000 pacientes y sus familias. Remarco equipo, pues para realizar bien esta labor necesitas un equipo de cuidados paliativos. En los últimos cinco años en el Círculo Católico de Obreros del Uruguay asistíamos alrededor de 300 pacientes por año.
En todo ese número muy interesante de pacientes, tuvimos desde adolescentes de 18 años hasta ancianos de 110 años. Y nunca tuvimos una sola denuncia por mala praxis en la justicia, ni tampoco en las direcciones técnicas de las instituciones.
¿Cómo definiría a los cuidados paliativos?
La Asociación Mundial de Cuidados Paliativos, en 2018, emitió una definición consensuada con todas las unidades de cuidados paliativos afiliadas, entre ellas Uruguay, y es la que usamos actualmente, que está reconocida por la Organización Mundial de la Salud: “Los cuidados paliativos son la asistencia activa, holística, de personas de todas las edades con sufrimiento grave relacionado con la salud debido a una enfermedad severa, y especialmente de quienes están cerca del final de la vida. Su objetivo es mejorar la calidad de vida de los pacientes, sus familias y sus cuidadores”.
Los cuidados paliativos incluyen la prevención, identificación precoz, evaluación integral y control de problemas físicos, incluyendo dolor y otros síntomas angustiantes, sufrimiento psicológico, sufrimiento espiritual y necesidades sociales.
Esto implica un cambio de concepto de la medicina, volviendo a sus orígenes más primitivos y puros, o sea, el juramento hipocrático: “Se cura a veces, se alivia en otras, pero se acompaña, y se cuida siempre”. Aquí, volviendo a los orígenes, se pone a la medicina al servicio del paciente, pero se agrega la ventana de la esperanza. Esa esperanza se logra escuchando al paciente, teniendo empatía y compasión hacia el binomio paciente-familia.
¿Dónde radica la mayor importancia de estos cuidados?
Los cuidados paliativos son importantes porque manejan el concepto del dolor total. La muerte no es solo dolor físico, sino miedo a cómo voy a morir, con que síntomas y, principalmente, a la soledad. Creo que estos son los más grandes miedos que uno se enfrenta cuando sabe cuál será su destino, independiente de sus creencias religiosas. En los católicos siempre es menos traumático que en los no creyentes.
Los cuidados paliativos tratan el dolor de una manera integral. Primero, el físico, con tratamiento adecuado a su sintomatología. Segundo, el espiritual, tratando de solucionar las aspiraciones que la enfermedad le permita.
Tercero, el social, tejiendo con el equipo el acercamiento a personas, que por distintos motivos no están presentes allí. Cuarto, el psicológico, explicando a su entorno, para que el paciente no pierda el rol que tiene dentro de su familia.
Y quinto, el religioso, asistiendo con una capellanía apropiada a sus creencias, pues es en esta etapa donde se acercan más a su fe, incluso hay pacientes que descubren su fe en esta etapa de su vida.
Se le pregunta al paciente y a la familia de su enfermedad, lo que saben de ella, y según sus conocimientos curriculares y de su enfermedad, se le va explicando lo que tiene, nunca mintiendo, pero si informando la verdad tolerable.
Por último, también, creo que la importancia radica en que tratamos, no solo al paciente, sino también a su familia y a sus cuidadores. Así, el tratamiento es integral a todos los que rodean al paciente, para que la familia y los cuidadores pueden realizar mejor su labor de cuidados al paciente y colaboren a que el impacto de la muerte sea menos agresivo para ellos.
Este sería uno de los beneficios…
El tratamiento va dirigido a los tres, ya que al paciente trata de controlar lo que llamamos el dolor total. A la familia, le quitas la mochila de no tomar ellos decisiones radicales con respecto al tratamiento y destino de su familia, pues la hace partícipe, dentro de sus posibilidades cuidado de su familiar. Y al cuidador, al enseñarle cómo debe cuidarlo, le das una importancia mayor que lo gratifica profesionalmente.
Trabajamos en coordinación con el resto de los especialistas que también tratan al paciente, de esa manera evitamos el ensañamiento terapéutico: ni aceleramos el proceso de la muerte ni la posponemos, afirmamos la vida y reconocemos la muerte como un proceso natural.
El hecho de trabajar con los otros especialistas amplía el campo de mejorar la calidad de vida, así la medicina comienza a estar al servicio del paciente, y no el paciente al servicio de la medicina.
¿Cómo se trabaja el aspecto espiritual con los pacientes y sus familias?
Reconocemos y respetamos los valores y creencias culturales, filosóficas y religiosas de los pacientes y su familia; ya que nos adaptamos a cada caso en particular. Todos los pacientes, aunque tengan la misma patología, son distintos.
¿Dónde se pueden realizar los cuidados paliativos?
Se pueden realizar en sanatorios, policlínicas y a domicilio, si se cuenta con las condiciones mínimas de habitabilidad. A su vez, en Uruguay, los cuidados paliativos se pueden realizar en todo nuestro país, debido a su geografía y cortas distancias.
Otra ventaja que tienen es que, según la complejidad de los casos, si el binomio paciente-familia necesita asistencia, ésta la puede realizar el médico tratante… pero, debe estar formado básicamente en cuidados paliativos. Se debe entender por ello que haya realizado cursos específicos de cuidados paliativos, no siendo válidos los de pregrado, y además en estos casos los cuadros clínicos no deben ser complicados, ya que no cuenta con un equipo entrenado para estos casos. Además, este médico debe tener el apoyo técnico de unidades capacitadas para ello, donde pueda consultar las 24 horas del día.
¿Estos cuidados con costosos?
No, son súper baratos. En casi un 80 % de los casos se pueden tratar todo el tiempo en el domicilio del paciente. Llegado el caso de internación, es por muy pocos días, ya que se internan solo cuando los síntomas son muy difíciles de manejar; lo cual va en relación directa de la enfermedad… o si existe una fatiga familiar importante.
En el año 1995 realizamos un trabajo en la Asociación Española, que demostró que la internación en los Hospi es 50% más barata que la cama /día /estándar en sanatorio. Imaginen lo barato y efectivo que es atender el paciente en su domicilio.
¿Cómo la Iglesia Católica puede aportar en este tema del cuidado de enfermos?
Creo que la Iglesia Católica puede aportar un papel fundamental en los cuidados paliativos. Primero, está la encíclica del Evangelio Vitae de San Juan Pablo II (1995) que se hace referencia a los cuidados paliativos y la vida como el bien más preciado. La Conferencia Episcopal del Uruguay, en junio del 2020, se expresó claramente sobre el suicidio asistido y la eutanasia, reconociendo claramente a los cuidados paliativos como lo único valido, para el cuidado de estos pacientes. Creo que se necesita más difusión.
Segundo, como católicos, no debemos dejarnos aplastar con la excusa de que opinamos así por ser católicos. Opinamos así por ser seres que queremos a nuestros hermanos, y luchamos por la vida de todos… teniendo el derecho legítimo de opinar y difundir nuestras ideas.
En sí, la Iglesia Católica muestra su filosofía y moral, que acoge y reconoce a todos por igual al ser todos hijos de Dios. Una moral que nos reconoce a todos los mismos derechos, y no desprecia ninguna vida, aunque ésta esté por llegar a su fin.
La Iglesia con su filosofía de vida ha formado voluntarios, que pueden ser católicos o no, pero sí gente de buena voluntad. Ellos asisten al binomio paciente-familia. De esta manera, se desparrama con hechos la filosofía de la vida.