Religiosos y religiosas de Polonia y Ucrania en la primera línea de atención a los refugiados y desplazados por el conflicto armado
La invasión rusa a Ucrania ha dejado a miles de personas sin hogar, alimentos, familia… sin esperanza. Religiosos pertenecientes a distintas congregaciones dan alojamiento y acompañan a las víctimas de la invasión.
Una guerra en el siglo XXI
La madrugada del día 24 de febrero el ejército ruso, comandado por Vladimir Putin, llevó adelante una operación militar especial en Ucrania. Desde ese momento, las tropas rusas han avanzado por distintas zonas del territorio ucraniano, dejando como resultado pérdidas materiales y humanas.
Según cifras de la Organización de las Nacionales Unidas (ONU), al momento se contabilizan 726 civiles fallecidos (de ellos 52 son niños) y 1174 heridos (63 niños), pero la cifra real sería mucho mayor.
El saldo aumenta cada día ya que todos los intentos de negociación, hasta el momento, han fracasado. A esto se suman los combatientes fallecidos, tanto ucranianos como rusos.
Toma mi mano, hermano
Según datos de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), desde el comienzo de la invasión hasta este jueves, 17 de marzo, unas 3,1 millones de personas han huido de Ucrania y más de 2 millones se han refugiado en el territorio polaco.
Polonia —que limita con la zona occidental de Ucrania— cuenta con más de 38 millones de habitantes y ya daba cobijo a unos dos millones de trabajadores ucranianos desde antes que estallara la guerra.
En ese país, aproximadamente mil conventos realizan tareas de contención a las víctimas de la guerra en territorio ucraniano.
El Consejo de Superiores Mayores de Congregaciones de Religiosas de Polonia informó el pasado martes 15 de marzo que, en 924 conventos de este país y en 98 de Ucrania, los religiosos están colaborando espiritual, sicológica, médica y materialmente con las víctimas, según publicó la agencia ACI Prensa.
La cifra de personas que reciben contención son unas 18 mil. Según el informe, los refugiados y desplazados fueron distribuidos en diferentes conventos de ambos países; 498 en Polonia y 76 en Ucrania. Las religiosas de estos conventos son las encargadas de preparar y distribuir la comida diaria, los alimentos, productos de higiene, además de abrigo para quienes llegan escapando de los bombardeos.
Muchas de ellas, según destaca ACI Prensa, ayudan en el transporte de los más afectados por esta situación. También se encargan de proporcionarles un trabajo, educación para los niños y colaboran con las madres —muchas de ellas solas, porque todo hombre ucraniano entre 18 y 60 años, que no tenga tres hijos más a su cargo está obligado a prestar servicio militar— en el cuidado de los miembros de la familia.
Iglesia en salida
Las comunidades polacas, en este tiempo de conflicto, están abocadas a la recolección de alimentos y productos que, posteriormente, derivan a los distintos refugios o a los conventos.
Se estima que hay más de 332 hermanas de diversas congregaciones religiosas polacas trabajando en este tipo de tareas.
También los frailes de la Basílica de San Francisco de Asís, en Italia, llevan adelante campañas solidarias y reciben a los que huyen de la guerra.
Según información aportada por ACI Prensa, el vocero del convento de Asís fray Giulio Cesareo, dijo que la campaña se extiende hasta el viernes 1º de abril y tiene como objetivo acompañar a las familias y trasladarlas a un lugar seguro en la frontera.
El fraile expresó que el legado de san Francisco de Asís los impulsa a «aliviar el sufrimiento» de los hermanos, «porque el amor y la solidaridad son verdaderamente la luz que vence al mal”.