El codiciado tesoro que naufragó en las costas de Maldonado
La devoción a la Virgen del Carmen comenzó en el siglo XII, en una pequeña iglesia en el Monte Carmelo —en Tierra Santa— dedicada a la Santísima Virgen. El templo se levantó en el mismo lugar donde el profeta Elías defendió la fe del pueblo escogido contra los paganos.
En 1205, San Alberto, patriarca de Jerusalén, entregó a los eremitas del Carmelo una regla de vida, que sería aprobada posteriormente por el Papa Honorio III en 1226. Los carmelitas, de acuerdo a dicha regla, debían vivir a la manera de Elías y de María Santísima -a quien veneraban como la Virgen del Carmen-
El día de hoy se celebra la fiesta del Carmen, porque —según la tradición— el 16 de julio de 1251, en Inglaterra, la Virgen María se le aparece a San Simón Stock, que en ese momento era superior de los carmelitas y se encontraba rezando, por los miembros perseguidos de la Orden. La Virgen —que llevaba el hábito de la Orden— le entregó al Santo el escapulario carmelita.
A ti clamamos
El 24 de mayo de 1895 -el mismo año que se consagró la iglesia de Maldonado- encalló en la Isla de Lobos el barco español “Ciudad de Santander”, perteneciente a la Compañía Transatlántica Española, cuyo presidente era Braulio Gómez, marqués de Comillas.
El barco llevaba pasaje y carga para los puertos de Montevideo y Buenos Aires. La mayoría de los pasajeros eran humildes emigrantes españoles que venían en busca de un mejor destino a estas promisorias tierras. En la capilla de la nave se encontraba la imagen de la Virgen del Carmen, Patrona de los Navegantes. La imagen mide apenas 78 centímetros de alto.
Al momento del naufragio de la embarcación, cuando todo se veía perdido, la tripulación corrió a postrarse ante la imagen de la Virgen para encomendarle sus vidas y destinos.
Quiso la Providencia, por la intercesión de la Virgen, que no se perdiera ninguna preciosa vida de aquellos humildes inmigrantes y que, incluso, se pudiera salvar hasta la carga del barco.
El buque no se hundió. La empresa de salvatajes marítimos de Antonio Lussich, después de rescatar a las 117 personas que venían a bordo, sus equipajes, la correspondencia y la carga, trabajó arduamente durante 14 días por reflotar el barco, pero sus esfuerzos fueron inútiles dada la forma en que el casco había quedado apresado entre las rocas.
“Ahí quedó instalada la bendita Imagen del Santander en el Templo de Maldonado, como protectora de los navíos que cruzan nuestro caudaloso Río de la Plata y allí recibe el homenaje incesante de los fieles, no sólo de sus hijos predilectos de Maldonado, pero también el de los católicos uruguayos que han organizado varias peregrinaciones en su honor…” Extraído de la edición del 15 de octubre de 1914 de El Bien Público.
Quédate con nosotros
La imagen de la Virgen del Carmen, que había presidido el altar de la capilla del transatlántico, junto a las personas y los equipajes fueron trasladados a Punta del Este y Montevideo por tierra, por el capellán del barco el presbítero José Castro Villariño.
Los pobladores de Maldonado, enterados del naufragio y del pedido de los tripulantes a la Virgen de colocarla en la iglesia más próxima si los libraba de la muerte, quedaron impresionados. Los fernandinos estaban convencidos de que la imagen salvada estaba destinada al templo de la ciudad para ser venerada.
El templo de San Fernando de Maldonado se consagró el 27 de octubre del año 1895 a manos del obispo de la diócesis Monseñor Mariano Soler. El párroco era el padre Pedro Podestá.
En esos días se reveló la existencia de un documento –inédito durante un siglo- por el cual el rey de España prometía enviar, cuando se terminara el templo, una imagen milagrosa de la devoción real.
¡Bienvenida!
Mientras se desarrollaban las gestiones correspondientes para obtener la imagen para la Iglesia de Maldonado, la Virgen retornó a España junto con los otros bienes recuperados del naufragio.
Pero los esfuerzos del presbítero Pedro Podestá y de las autoridades eclesiásticas de Montevideo, secundadas en España por el Ministro Plenipotenciario Dr. Juan Zorrilla de San Martín, tuvieron el generoso apoyo del Presidente de la Compañía Transatlántica, marqués de Comillas, que cedió la imagen para el templo de Maldonado.
La Virgen del Carmen volvió entonces a Montevideo. Quedó provisoriamente en la iglesia de San Francisco en Ciudad Vieja, y luego fue trasladada definitivamente a Maldonado en el mes octubre del año 1896, a un año de inaugurado el templo.
El 25 de octubre los buques fondearon en la bahía frente a Punta del Este. Miles de cohetes y bombas recibieron a María. El repique de las campanas en su máximo dio la bienvenida a la bendita imagen tan anhelada por los fernandinos. El pueblo ya no fue el mismo.