La iglesia de Cristo Obrero de Estación Atlántida, obra de Eladio Dieste
A pocos minutos del principal balneario del departamento de Canelones, en Estación Atlántida, está ubicada la iglesia de Cristo Obrero y Ntra. Sra. de Lourdes, una de las más tempranas e icónicas obras de Eladio Dieste, en la que condensa su capacidad de constructor con un profundo sentido religioso.
El propio ingeniero uruguayo la definió como su primer obra religiosa. ENTRE TODOS dialogó con el arquitecto Esteban Dieste, hijo del reconocido ingeniero, para saber más sobre la historia y el presente de la emblemática construcción.
Fe y razón
«Para él fue una felicidad muy grande tener la posibilidad de construir una iglesia” comenta Esteban Dieste. Recuerda que sus padres eran católicos convencidos y que se habían bautizado juntos siendo adultos, poco antes de casarse. Agrega que su padre “supo no tener ningún conflicto entre su rigor científico y su fe, algo que era muy habitual en esa época, esa cosa latente de lo científico que se contrapone a lo religioso”. De hecho, Eladio Dieste fue un voraz lector de G. K. Chesterton y de Pierre Teilhard de Chardin.
Uno de los objetivos que perseguía el Ing. Dieste era armonizar arquitectónicamente el espacio en donde está ubicada la iglesia. Definía el proyecto de esta manera: «Puedo decir que procuré que éste respondiera a un estilo serio, a la vez severo y amable de piedad, con una gran confianza en el espíritu cristiano de los humildes que han de usarla… que la iglesia como arquitectura no fuera un obstáculo para una piedad verdadera sino su manifestación primera. Los medios y los materiales usados en la construcción también quieren ser expresivos: son humildes como los fieles para quienes la iglesia se construyó, pero fueron tratados con un desvelo que aspira a ser el homenaje que estos humildes merecen’”. Por eso eligió para la construcción el ladrillo, por la humildad del material.
El proyecto también preveía una casa parroquial y una plaza que se complementaría con una que estaba frente a la iglesia. En su lugar se construyó un colegio y una casa parroquial, que nada tienen que ver con la estructura pensada originalmente por Dieste.
Belleza, proporción e innovación
La idea de construir una nueva iglesia surgió cuando la capilla iba a pasar a ser parroquia. Las personas a cargo contactaron al ingeniero para que realizara una estructura similar a los galpones que ya venía construyendo. Pero a Dieste le entusiasmaba la idea de hacer algo más digno que un depósito.
Fue su primer proyecto de carácter religioso, antes había construido de forma industrial. Después de Atlántida surgió la reconstrucción de la iglesia de San Pedro en la ciudad de Durazno, que se había incendiado; con un planteamiento diferente en lo formal pero usando la misma técnica de la cerámica armada. Justamente, la innovación que marcó estas obras, independientemente de que luego la aplicó a todos sus proyectos, es la creación de lo que llamó “cerámica armada”; que surge de mezclar el ladrillo, la arena, el portland y el hierro.
El Arq. Esteban Dieste recuerda que para su padre “las cosas debían tener una armonía con la naturaleza, debían ser hermosas, bellas, y esto no significaba un lujo; el hombre tiene necesidad en este sentido. Él le daba un lugar fundamental a la escala, a las proporciones; quien está dentro de ese espacio lo debe encontrar amable y a su medida”.
Para la iglesia de Atlántida, el Ing. Eladio Dieste quiso crear un ambiente austero, que no distrajera y que invitara a la reflexión. “En eso intervienen no solo las proporciones del espacio, sino también el uso de un solo material. Él tenía especial admiración por el período románico, que se caracterizaba por ser un estilo bastante despojado y austero desde el punto de vista de los materiales utilizados”, enfatiza su hijo.
A la hora de crear un ambiente propicio para la reflexión, el factor fundamental es el uso de la luz. “Incluso en los días nublados, a los cinco o diez minutos de estar adentro en la iglesia de Atlántida, el ojo se acostumbra y la luz natural que ingresa contribuye al clima de oración. Esa iluminación está estudiada y es intencional en muchos aspectos. Hay una coherencia impresionante entre lo constructivo, lo estructural y lo formal. Porque las formas responden rigurosamente a la manera en cómo se está sosteniendo esa estructura”, describe el hijo del ingeniero.
La intuición y el conocimiento
En el año 2016 se presentó el templo para un llamado sobre arquitectura moderna de la Getty Foundation, tendiente a financiar un plan para la conservación de la obra . Ese año, entre las decenas de construcciones que se presentaron a nivel global, la iglesia de Cristo Obrero fue seleccionada entre las nueve premiadas. Se pudo realizar entonces un estudio exhaustivo de la estructura, con un equipo ultramoderno de agrimensura y un relevamiento punto por punto; se llegó a establecer exactamente la geometría de la obra construida independientemente de los planos.
“Con ese relevamiento y el software de ese trabajo se trasladaron a programas de cálculo que existen actualmente y permiten desmenuzar la obra. Al desmenuzarla se logran pequeños elementos a los que se les adjudican fuerzas; el programa los procesa y muestra en qué parte de la estructura son necesarias más o menos armaduras. Y con esos esquemas se pudo comprobar, y con mucha claridad, que lo que Dieste hizo intuitivamente, con la regla de cálculo, coincide con la armaduras donde eran necesarias, según las herramientas actuales”, explica el Arq. Dieste.
Patrimonio de los fieles
Para Esteban Dieste, independientemente de poseer una personalidad muy dominante y que comandaba las ideas y los proyectos, todas las obras de su padre se hacían en equipo. Explica que “con nosotros los hijos, con los técnicos, los capataces, los obreros, era una gran familia en la que todos estábamos comprometidos con esa forma de trabajar, con el respeto hacia todos; desde el más humilde peón hasta el ingeniero a cargo”. “Eso posibilitó hacer obras de gran calidad en las que no medíamos esfuerzos y horas”, añade.
En el caso particular de la Iglesia de Atlántida, el esfuerzo y la dedicación excedieron a los diseños y las horas de trabajo, llegando a lo meramente económico; Dieste realizó la obra a precio de costo, no cobró nada en relación al proyecto, ni por los equipos puestos a disposición.
Tal vez es por esto que al arquitecto «no le interesa mucho» si la obra acaba o no siendo declarada Patrimonio de la Humanidad. Y agrega algunas palabras de su padre: “Hijo, no hice esta obra para que salga en las grandes revistas de arquitectura, sino para que la usen otros fieles como yo”. Para el descendiente del célebre ingeniero, es importante que la iglesia conserve el carácter para el que diseñada, incluso para las generaciones futuras, como ejemplo de algo que se hizo para determinada función, “no para mostrarle a turistas”.
Igualmente entiende como positivo que se aproveche la afluencia de visitantes y de especialistas, tanto para generar recursos que ayuden a preservar la obra como para la propia comunidad de Estación Atlántida.
Para Esteban Dieste, la iglesia de Atlántida “ya es patrimonio porque vienen de los más diversos lugares del mundo a verla y esto no va a disminuir. Hace tiempo que su obra íntegra es motivo de estudio, y en particular esta iglesia”, concluye.
Eladio Dieste
Nació en el departamento de Artigas, el 1° de diciembre de 1917 y egresó de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de las República en 1943. Se casó con con Elizabeth Freidheim y tuvieron 12 hijos. Falleció en Montevideo en el año 2000.
1 Comment
Hola, soy la 6a hija del ingeniero. Mis padres tuvieron 12 hijos, el 10º murió a los 3 meses de nacido.
Saludos