El domingo 12 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor, se celebró la 58º. Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. El papa Francisco compartió un mensaje centrado en el rol de la inteligencia artificial.
La evolución de las herramientas tecnológicas es una preocupación recurrente para el papa Francisco. Ya lo mencionó en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz y, precisamente, en el marco de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el sumo pontífice volvió a referirse al impacto de la inteligencia artificial en nuestra sociedad.
Como es habitual en cada una de estas fechas, el papa Francisco compartió un mensaje que invita a la reflexión colectiva. “La difusión acelerada de sorprendentes inventos, cuyo funcionamiento y potencial son indescifrables para la mayoría de nosotros, suscita un asombro que oscila entre el entusiasmo y la desorientación y nos coloca inevitablemente frente a preguntas fundamentales”, introduce el santo padre, al comienzo de su mensaje.
Comenzando desde el corazón
¿Qué es el hombre? ¿Cuál será su futuro? Estas son algunas de las interrogantes que plantea el papa Francisco en su documento. Ante estas preguntas, el sumo pontífice recomienda apartarse de aquellas lecturas catastróficas y quedarse con la mira puesta en el porvenir, aunque sin ocultar su preocupación por los avances tecnológicos de los últimos años.
“En esta época que corre el riesgo de ser rica en tecnología y pobre en humanidad, nuestra reflexión sólo puede partir del corazón humano. Sólo dotándonos de una mirada espiritual, sólo recuperando una sabiduría del corazón, podremos leer e interpretar la novedad de nuestro tiempo y redescubrir el camino de una comunicación plenamente humana. El corazón, bíblicamente entendido como la sede de la libertad y de las decisiones más importantes de la vida, es símbolo de integridad, de unidad, a la vez que evoca afectos, deseos, sueños, y es sobre todo el lugar interior del encuentro con Dios”, asegura.
Oportunidad y peligro
Hablar de inteligencia artificial es “engañoso”, advierte el papa Francisco en el segundo apartado de su mensaje. Las máquinas poseen una gran capacidad de almacenamiento y de procesamiento de información, pero el santo padre remarca que la sabiduría es propia del ser humano: “No se trata, pues, de exigir que las máquinas parezcan humanas; sino más bien de despertar al hombre de la hipnosis en la que ha caído debido a su delirio de omnipotencia, creyéndose un sujeto totalmente autónomo y autorreferencial, separado de todo vínculo social y ajeno a su creaturalidad. En efecto, el hombre siempre ha experimentado que no puede bastarse a sí mismo e intenta superar su vulnerabilidad utilizando cualquier medio. Empezando por los primeros artefactos prehistóricos, utilizados como prolongación de los brazos, pasando por los medios de comunicación empleados como prolongación de la palabra, hemos llegado hoy a las máquinas más sofisticadas que actúan como ayuda del pensamiento”.
“Sólo dotándonos de una mirada espiritual, sólo recuperando una sabiduría del corazón, podremos leer e interpretar la novedad de nuestro tiempo y redescubrir el camino de una comunicación plenamente humana”
El papa Francisco concluye este punto con la afirmación de que, todo lo que está en manos del hombre, se convierte en una oportunidad o en un peligro. Sin embargo, cada una de estas realidades puede estar contaminada por la tentación de “llegar a ser como Dios sin Dios”.
Crecer en humanidad
Uno de los mensajes del santo padre que destaca en su tercer apartado, es la necesidad de responder ante una sociedad “ compleja, multiétnica, pluralista, multirreligiosa y multicultural”. ¿Cómo podemos actuar ante ello? El papa Francisco nos invita a cuestionarnos sobre el desarrollo teórico y el uso práctico de las nuevas herramientas tecnológicas, a partir del crecimiento “en humanidad y como humanidad”.
En concreto, en los medios de comunicación, “el uso de la inteligencia artificial podrá contribuir positivamente en el campo de la comunicación si no anula el papel del periodismo sobre el terreno, sino que, por el contrario, lo respalda; si aumenta la profesionalidad de la comunicación, responsabilizando a cada comunicador; si devuelve a cada ser humano el papel de sujeto, con capacidad crítica, respecto de la misma comunicación”, resume el santo padre.
Por: Leandro Lia
Redacción ICM